Mentiras mortales, que se estrena hoy en diversas salas del país, resulta un muy buen entretenimiento donde las finanzas, el lujo, las apariencias y las relaciones humanas van conformando un universo que atrae y mantiene al espectador interesado.
Richard Gere interpreta a Robert Miller, un magnate de negocios de gran carisma que intentará a cualquier precio mantener todo lo que ha construido a lo largo de su vida.
Miller cumple 60 años al inicio de la película y respeta todos los ritos: llegar justo a tiempo para la reunión familiar, donde se muestra jovial y afectuoso, especialmente con sus nietos, para luego culminar la noche con su amante.
Pero, en medio de todo ese bienestar se esconde una compleja trama financiera –para comprenderla cabalmente hay que seguir con atención los diálogos–, y a la que se suma un accidente fatal en el que Miller se ve involucrado. La historia sigue las artimañas que deberá desplegar este magnate para sostener al mismo tiempo su imperio, su matrimonio y la seguridad de su hija, quien lo secunda en sus negocios.
Como contrapeso, la amistad, una antigua deuda que no queda clara, pone en escena a un joven que deberá debatirse entre ayudarlo o salvarse. Y donde interviene un policía (a cargo de Tim Roth) que busca encarcelar a Miller a toda costa.
La trama se va complicando, pero el final llega con un desenlace claro y contundente, en el que su esposa, interpretada por Susan Sarandon, tiene una importancia fundamental.
Cine hollywoodense
Nicholas Jarecki ha logrado imprimirle a su filme un ritmo veloz y que no deja huecos para el aburrimiento, aunque la historia pueda carecer de originalidad. Este es el primer largometraje del joven director y guionista, que se hizo conocido por su documental The outsider, en el 2005.
Esta película fue elegida para ser inaugurada en septiembre último, el 60º Festival de Cine de San Sebastián, donde Richard Gere y Susan Sarandon cautivaron al público.
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