En “Ralph, el demoledor”, dirigida por Rich Moore y producida por Disney, Ralph anhela ser adorado como lo es Fix-It Felix, el perfecto niño bueno de su videojuego. El problema es que nadie quiere a un chico malo. Pero sí a un héroe… de manera que, cuando aparece un moderno videojuego de disparos en primera persona con la dura Sargento Calhoun, Ralph ve en él su pasaporte al heroísmo y la felicidad.
Se cuela dentro del juego con un simple objetivo en mente: obtener una medalla; pero pronto lo echa todo a perder y accidentalmente libera a un enemigo mortal que amenaza a todos los videojuegos de la galería. ¿Cuál es ahora la única esperanza que queda a Ralph?: Vanellope von Schweetz, un alborotador “fallo” de un videojuego de flamantes coches de carrera, quizás sea la única que pueda enseñar a Ralph qué significa ser un chico bueno. ¿Pero podrá Ralph darse cuenta de que es lo suficientemente bueno como para convertirse en héroe antes de que el juego acabe para toda la galería?
Por su parte “Juegos de Muerte”, secuela de The Collector (2009), se basa en un hombre traumatizado forzado a ayudar a una hermosa mujer quien se ha convertido en la última obsesión de un loco asesino que colecciona humanos en una casa siniestra llena de trampas. Cuando le dicen a Elena (Fitzpatrick) de ir a una fiesta en un garage con sus amigos, nunca se imaginó en la pesadilla en la que se estaba metiendo. Varios de los asistentes son cortados y masacrados por una serie de artefactos operados por un psicópata enmascarado. Cuando la horrenda masacre ha terminado, Elena es la única sobreviviente, pero antes de que pueda escapar, es encerrada en un baúl al que transportan a un lugar desconocido.
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