EL FESTIVAL DE TEATRO REALIZADO EN ROSARIO LLEGÓ A SU FIN AYER

Experimenta 13 bajó el telón donde brilló Etelvino Vázquez

El actor y director español ya había deslumbrado encarnando al poeta Federico Lorca, antes de presentar el maravilloso unipersonal Pasajero de las sombras.

El elenco Teatro del Norte, de Asturias, España, despidió el encuentro Experimenta 13 con Pasajero de las sombras, en tanto Teatro de la Brevedad, de México DF, lo hizo con Taladro.
El festival organizado por el rosarino Teatro del Rayo, conducido por Aldo el-Jatib, con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro, el Gobierno de Santa Fe, la Secretaría de Cultura de la Nación, Iberescena y la Municipalidad local finalizó ayer, con talleres, encuentros y la entrega de certificados a los participantes.
Pero el telón cayó definitivamente la noche del miércoles con la presentación de Pasajero de las sombras, un unipersonal imaginado, dirigido y actuado por Etelvino Vázquez, el mismo que días atrás encarnó al poeta Federico García Lorca en Muerte de un poeta.
Con base en El canto del cisne, de Antón Chéjov, donde un viejo actor reconoce su fracaso en la vida personal como contrapartida de los aplausos recibidos, Vázquez revive los personajes que le dieron sustento y da muestras del emblemático exhibicionismo que ofrece la escena a sus cultores.
Apela a García Lorca, a los clásicos griegos, a la monja portuguesa Mariana Alcoforado y a otros autores, y se mete en el cuerpo de personajes masculinos y femeninos a los que dota de una melancolía extrema a caballo de una destreza física y vocal de actor maduro.
Con un adecuado vestuario de Manuela Caso, el actor apenas necesita de una tela para transformarla en una capa, un abrigo o un hábito religioso, que le sirven para configurar emociones y trasladar a la platea esa desesperación de la despedida.
Vázquez juega con la ambigüedad de género y dota a sus criaturas de una picardía extrema que se conjuga con la decadencia física del actor que dice interpretar, ese que finalmente queda desnudo, como vino al mundo.
Por su parte, los jóvenes aztecas de Taladro, con dramaturgia y dirección de José Alberto Gallardo, mostraron una obra experimental e hiperrealista en la que una pareja (Damián Cordero, Dionisia Fandiño) se atraen y repelen en eso que suele llamarse el eterno juego amoroso.
Él conduce un programa nocturno en una FM montada en su propia casa, a la que llama "búnker" y supone que los espectadores son oyentes habituales que concurrieron a su emisión por curiosidad y quizá para escapar de alguna hecatombe por llegar.