"ALFONSINA", DE DARÍO CORTÉS Y "NO HE DICHO" DE MARÍA MARTA GUITART
El universo de Alfonsina Storni sube a dos escenarios porteños
La puesta de Cortés, los jueves en Auditorio Losada, Corrientes 1551, a las 20.30 y la de Guitart en Pan y Arte, Boedo 876, los domingos a las 19 hs.
Alfonsina, la puesta con dramaturgia y dirección de Darío Cortés y la obra No he dicho, de y con María Marta Guitart, recorren los textos de Alfonsina Storni para revelar otras lecturas sobre el universo poderoso de la poetisa, al cumplirse 74 años de su fallecimiento.
Dos piezas teatrales se animan a mostrar distintos aspectos de la vida de la escritora nacida en Suiza, en mayo de 1892, quien llegó a San Juan con pocos años, para empezar un derrotero que incluyó una extraña alquimia de talento y desasosiego, con la presencia de la pasión como una constante.
Alfonsina, unipersonal de 60 minutos, interpretado por la exquisita Viviana Suraniti, revela a una mujer que vuelve de la muerte para compartir con los espectadores -lejos de solemnidades y muchas veces a través del humor- diferentes momentos de su vida y varios escritos que forjaron su sensibilidad.
El interés militante de Storni en las luchas de quienes menos tienen, sus aspectos de solidaridad profunda con otras mujeres, su maternidad precoz y solitaria que decidió defender contra viento y marea salen a escena en un texto de atrevida belleza.
Según Cortés, realizador y autor de Alfonsina, "quise contextualizar todo el tiempo para reflejar que ella hablaba de derechos femeninos mucho antes de que las mujeres pudieran votar, ella es fundamental en la historia de la conciencia de género en el país".
María Marta Guitart actúa y dirige No he dicho, en una puesta que parece tomar la decisión escénica de acompañarse por dos presencias escénicas, capaces de acentuar el clima onírico y fatal de la puesta.
La sensible pianista Carolina Ison aporta dramatismo y junto con las proyecciones de los dibujos e imágenes creados por la artista plástica Sol Storni, sobrina nieta de Alfonsina subrayan las hondas palabras de la poeta.
La mirada de Guitart se detiene en los momentos más hostiles que azotaron el destino de la escritora y durante casi una hora, íntegramente vestida de blanco y con el piso cubierto de hojas, convierte sus versos en monólogo.
El recorrido teatral se detiene en los últimos momentos de vida de la autora para resolver su final, su suicidio con una estética digna y sutil.
Dos piezas teatrales se animan a mostrar distintos aspectos de la vida de la escritora nacida en Suiza, en mayo de 1892, quien llegó a San Juan con pocos años, para empezar un derrotero que incluyó una extraña alquimia de talento y desasosiego, con la presencia de la pasión como una constante.
Alfonsina, unipersonal de 60 minutos, interpretado por la exquisita Viviana Suraniti, revela a una mujer que vuelve de la muerte para compartir con los espectadores -lejos de solemnidades y muchas veces a través del humor- diferentes momentos de su vida y varios escritos que forjaron su sensibilidad.
El interés militante de Storni en las luchas de quienes menos tienen, sus aspectos de solidaridad profunda con otras mujeres, su maternidad precoz y solitaria que decidió defender contra viento y marea salen a escena en un texto de atrevida belleza.
Según Cortés, realizador y autor de Alfonsina, "quise contextualizar todo el tiempo para reflejar que ella hablaba de derechos femeninos mucho antes de que las mujeres pudieran votar, ella es fundamental en la historia de la conciencia de género en el país".
María Marta Guitart actúa y dirige No he dicho, en una puesta que parece tomar la decisión escénica de acompañarse por dos presencias escénicas, capaces de acentuar el clima onírico y fatal de la puesta.
La sensible pianista Carolina Ison aporta dramatismo y junto con las proyecciones de los dibujos e imágenes creados por la artista plástica Sol Storni, sobrina nieta de Alfonsina subrayan las hondas palabras de la poeta.
La mirada de Guitart se detiene en los momentos más hostiles que azotaron el destino de la escritora y durante casi una hora, íntegramente vestida de blanco y con el piso cubierto de hojas, convierte sus versos en monólogo.
El recorrido teatral se detiene en los últimos momentos de vida de la autora para resolver su final, su suicidio con una estética digna y sutil.