Cuando el primer disco de Keane, “Hopes and Fears”, aterrizó en las bateas, fue un bálsamo: la banda de Sussex era parte de una camada de artistas que afloraron a principios de siglo entre Inglaterra y Estados Unidos y cambiaron el paisaje de la música alternativa entre sonidos novedosos que no consideraban etiquetas y un abrazo a la energía cruda del punk y el rock de garage, pero la mayoría de aquellas bandas, al menos en el club de las más exitosas, ponían la guitarra al frente. “Hopes and Fears”, en cambio, no tenían viola.
El piano con pedales y sintetizadores era el principal instrumento de un disco que parecía sumergido bajo el agua en aquellos días de vértigo musical, un álbum de canciones de amor y desamor que conectaban con la soledad e incertidumbre de un principio de siglo que hasta entonces había sonado menos a melancolía y alienación y mucho más a noche (aunque fuera una noche desesperada).
Ese disco fue suficiente para convertirlos en estrellas: seleccionado como uno de los mejores 50 discos de todos los tiempos, su trabajo debut les permitió ser teloneros de U2 por Estados Unidos y “pegarla” en la arena global. Cumplidos los 20 años, entonces, de aquel salto a la fama, Keane emprendió la ruta con un tour que repasa ese primer disco, gira que los traerá el jueves al Movistar Arena de Villa Crespo.
“Recuerdo estar de pie junto a esa increíble mesa de mezclas antigua en Heliocentric Studios donde hicimos Hopes and Fears, escuchando una primera mezcla de ‘Somewhere Only We Know’. Tenía la sensación de que habíamos conseguido algo que tenía un extra de magia. Hacer música es a menudo un proceso lleno de dudas… pero en esta ocasión había algo innegable en lo que habíamos creado. Está claro que mucha gente sintió lo mismo cuando salió el álbum”, recuerda Tom Chaplin, frontman de la banda inglesa.
IRSE AL DESCENSO
Desde entonces, sin embargo, no fue todo color de rosas: el ahora cuarteto conformado también por Tim Rice-Oxley, Richard Hughes y Jesse Quin, que vuelve a Argentina por quinta vez, vivía detrás de escena, detrás del éxito y el champán, escenas que no condecían con su música introspectiva y suave, y su imagen de buenos tipos. La espiral viciosa de Chaplin se volvió noticia, y afectó a la banda.
“Durante mucho tiempo lidié con diversos problemas personales que me llevaron a un estado crítico en 2014 y 2015”, reconoció el vocalista, quien llegó a estar al borde de la muerte. En aquellos días, Keane se separó, temporalmente. Chaplin se lanzó como solista, sin gran suceso, pero marcando lo que parecía ser el principio del fin de la banda.
Efectivamente, Keane se desandó durante 6 años. Pero en 2019, cuando parecía que ya eran historia, reaparecieron. “Pusieron las diferencias de lado”, informó The Sun. Volvieron primero a los escenarios, y luego al estudio para grabar “Cause and effect”. Su segundo disco desde el regreso es “Hopes and Fears 20”, que extiende el primer disco con canciones remasterizadas, inéditas y demos.
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