Hace dos años atrás, en días muy pandémicos todavía, apareció en Netflix una comedia que capturó el deseo de los espectadores en varios sentidos: en primera instancia, la comedia sobre los problemas románticos de una neurótica estrella de la radio (interpretado por otra neurótica estrella de la radio, Sebastián Wainraich) comprendió la necesidad de ver una ficción amable en tiempos violentos; por otro, capturó el sentimiento de cierto televidente de clase media, que cerca o pasando los 40 maneja cierta estabilidad general, pero vive bajo una nube de estrés permanente. Vive “casi feliz”, amargándose a veces por pavadas, a veces por cuestiones cotidianas con las que es fácil sentirse hermanado, y alguna vez por cuestiones más graves.
Ahora, ese éxito que sorprendió el año pasado, empapado de un humor inspirado en los clásicos del stand-up y las sitcom estadounidenses, vuelve: Wainraich regresa hoy a la pantalla chica del streaming con la segunda temporada de “Casi feliz”, una continuación de este relato semiautobiográfico que, en esta oportunidad, lo llevará a lidiar con nuevas situaciones personales y profesionales que lo incomodan mientras “intenta cambiar, dar un vuelco, mostrar su personalidad y luchar contra él mismo”.
“Todo es bastante honesto y transparente, no es una cuestión de rebeldía, de decir ‘hago lo que quiero y no me importa nada’, sino que esta es simplemente la historia que quiero contar”, aseguró en una entrevista con agencia Télam quien estuvo históricamente al frente del ciclo “Metro y Medio” y desde el año pasado encabeza el staff de “Vuelta y media”, por Urbana Play FM.
Para esta segunda entrega de ocho episodios, la tira a cargo del realizador Hernán Guerschuny (“El crítico”, “Una noche de amor”) y creada por Wainraich retoma los hechos vistos en la primera temporada, cuando el inseguro protagonista de la trama descubre que su ex pareja, Pilar (Natalie Pérez), está embarazada del aclamado escritor e intelectual Jesús Rocha (Rafael Ferro), con quien mantuvo un fugaz affaire.
. Sin saber cómo manejar su mezcla de sorpresa, nostalgia por el pasado y su permanente enamoramiento por ella, Sebastián intentará sostener sus espacios familiares y su necesidad de seguir adelante con su vida personal sin desubicarse ni causar malestares. Todo mientras intenta manejar los cambios en su trabajo, que le exigen jugar con las novedades y las redes sociales, y la conflictiva relación con su familia, todos exigiéndole seguir adelante contra su voluntad.
La trama
Lejos de terminar con una nota feliz, o “casi feliz”, la anterior temporada cerraba sin amorosa resolución para Sebastián y Pilar, y con ella viajando a España a vivir en su nueva relación. Esta segunda temporada comienza con el misterioso regreso de Pilar, ¿una nueva oportunidad para el amor?
“Mi personaje tiene un lío tremendo con los vínculos, le cuesta instalarse ante los conflictos, ante las demás personas, y más allá de eso hay un entorno que lo acecha. También hay algo azaroso, porque de repente en esta temporada algunas cosas le empiezan a salir un poquito mejor, y cuando aparece cierta armonía, cierta estabilidad, siempre hay algo que lo mancha, que le molesta”, adelantó Wainraich.
Pero no todo es Sebastián en esta segunda entrega: los personajes de Pilar y sus hijos (y hasta Sombrilla) tienen más protagonismo esta temporada y eso invita a reflexionar más sobre algunos temas actuales como el género.
“Es una serie para toda la familia y en la primera temporada también se tocaron temas de ese tipo, pero puede ser que en esta ocasión se amplíe un poco”, afirmó al respecto Natalie Pérez. “Quizás alguna mujer se pueda sentir más identificada, con la maternidad, con el reencuentro con su propia madre, con la adolescencia. Seba decidió incluirlo y está buenísimo porque, por lo menos en Argentina, es algo que está muy presente en la sociedad y sobre todo en la juventud. Es un acierto visualizar esa situación”.
“Me parece que es un buen planteo para los varones de mi generación que quedamos en la mitad de lo cultural de nuestros viejos y de todo lo que se viene de nuestras hijas e hijos. A veces nos hacemos los cancheros, los progres, los súper deconstruidos, y nos encontramos con algunos planteos de los que no sabemos cómo zafar y no encontramos las respuestas”, agregó Wainraich. Por supuesto, estos “planteos” serán parte de lo que incomode constantemente a su personaje...
Nueva historia
La segunda temporada llega casi dos años después de la primera, parate pandémico de por medio, con el público y las redes pidiendo hace tiempo una segunda parte de “Casi feliz”, casi con la misma intensidad con la que Sebastián busca una segunda parte de su romance con Pilar. Esta segunda parte, prometen sus protagonistas, sí va a ser buena, sin embargo.
“Creo que va a ser llamativa, tocamos temas que están piolas y la verdad que siento que la gente está hace rato pidiendo la segunda temporada. Se demoró en llegar, así que hay una ansiedad importante y creo que va a ser un éxito como la primera. Seba tiene mucha gente que lo quiere, con la radio y tantos años en sus programas, y creo que también ver esta especie de trama casi autobiográfica es divertido, pensar en que quizás son cosas que le pasan en la vida real”, dijo Natalie, que desde el estreno de la primera parte ha crecido en su carrera musical, algo explorado en la serie.
“La primera explotó, fue tremenda, y ahora están todos a la expectativa”, sumó Wainraich. “De hecho, volvió a ser tendencia la primera mientras esperábamos esta segunda, así que las expectativas que tenemos son las mejores. Y creo que esta es todavía mejor que la primera”.
El buen pasar por Netflix de la primera temporada fue el pie necesario para darle luz verde a esta nueva tanda de episodios, producidos en un marco todavía algo golpeado por las consecuencias que tuvo el parate del Covid-19 en la industria audiovisual, que encontró un motivo para reconstruirse en el interés de las plataformas de streaming en apostar por contenidos de firma nacional.
“Genera muchísimo laburo y la posibilidad de que el trabajo local se vea en otros países”, comentó al respecto Natalie Pérez. “Creo que son situaciones que demuestran que en Argentina podemos hacer cosas buenas, y sobre todo aprender, porque las plataformas tienen sus requisitos y cosas a las que nosotros no estamos acostumbrados. Es una forma de crecer y aprender cómo se trabaja afuera”.
COMENTARIOS