Sidney Poitier, actor pionero e inspiración perenne que transformó la manera en la que era retratada la gente negra en pantalla y se convirtió en el primer actor negro en ganar un Premio de la Academia en un papel protagónico así como el primero en ser una potencia de la taquilla, murió a los 94 años.
Nacido en el estado sureño de Florida en 1927, donde su padre agricultor de tomates vendía sus productos, el joven Sidney y su familia se mudaron de regreso a las Bahamas, donde creció en la pobreza. Probó de joven incursionar en el cine de su isla caribeña antes de abandonar la escuela a los 13 años y regresar a Miami cuando tenía 15 para unirse a su hermano Cyril, allí afincado.
Luego se mudó a Nueva York, donde trabajó como lavaplatos y ayudante de camarero y afrontó una vida dura durmiendo incluso en baños pagos de estaciones de autobuses. Luego se sumó al Ejército durante la II Guerra Mundial como fisioterapeuta y después retornó a la Gran Manzana para volcarse de lleno a la actuación.
El actor se convirtió en la primera estrella negra nominada a un premio de la Academia con “The Defiant Ones” (“Fugitivos”) de 1958 y, seis años después, fue el primero en ganar el Oscar al mejor actor por su papel en “Lilies of the Field” (“Los lirios del valle”) de 1964.
Al recoger su premio histórico, Poitier le dijo a la audiencia de contemporáneos principalmente blancos que para obtener esta distinción había recorrido “un largo viaje”. Treinta y ocho años después otro actor negro, Denzel Washington, igualó su logro en esa misma categoría.
“Siempre estaré siguiéndote, Sidney. Siempre estaré siguiendo tus pasos”, dijo Washington en 2002 al recibir el premio de las manos de Poitier, reflejando las opiniones de una nueva generación de profesionales negros o “Black A-listers”.
Poitier alcanzó la popularidad generalizada con una serie de papeles innovadores en un momento de gran tensión racial en Estados Unidos en las décadas de 1950 y 1960.
Equilibró el éxito con el sentido del deber de elegir proyectos que abordaran el fanatismo y los estereotipos, incluidos sus clásicos de 1967 “Adivina quién viene a cenar”, “En el calor de la noche” y la memorable “Al maestro con cariño”.
Fue galardonado con un Oscar honorífico en 2002 por sus “actuaciones extraordinarias” en la pantalla grande y su “dignidad, estilo e inteligencia” fuera de ella.
En televisión, personificó a íconos de la historia como el primer presidente negro de Sudáfrica, Nelson Mandela, y al primer juez negro de la Corte Suprema de Estados Unidos, Thurgood Marshall.
Ya en 1997, asumió un cargo ceremonial como embajador de las Bahamas en Japón.
Además, fue galardonado con la Medalla Presidencial de la Libertad, el mayor honor civil de Estados Unidos, de manos del propio presidente demócrata Barack Obama, el primer mandatario negro de Estados Unidos.
SUS ÚLTIMOS AÑOS
Su carrera en el cine se redujo a finales de la década de 1960 cuando los movimientos políticos, negros y blancos, se volvieron más radicales y las películas más explícitas. Actuó con menos frecuencia y dio menos entrevistas, pero al mismo tiempo comenzó a dirigir y entre sus créditos destacan la farsa con Richard Pryor-Gene Wilder “Stir Crazy”, “Buck and the Preacher” coprotagonizada por Poitier y Belafonte, y las comedias de Bill Cosby “Uptown Saturday Night” y “Let’s Do It Again”.
En las décadas de 1980 y 1990 apareció en las películas “Sneakers” y “The Jackal” así como varias películas para televisión, recibiendo nominaciones al Emmy y al Globo de Oro. También hizo teatro.
En años recientes una nueva generación lo conoció a través de Oprah Winfrey, quien eligió “The Measure of a Man”, para su libro club.
Poitier tuvo cuatro hijas con su primera esposa, Juanita Hardy, y dos con su segunda esposa Joanna Shimkus, quien actuó con él en su película de 1969 “The Lost Man”. Su hija Sydney Tamaii Poitier actuó en series como “Veronica Mars” y “Mr. Knight”.
REPERCUSIONES
El primer ministro de Bahamas, Philip Davis, aseguró ayer que la luz del fallecido actor “seguirá brillando intensamente durante las generaciones venideras”. En un discurso de homenaje, dijo que su país “está de luto” y ha ordenado que la bandera nacional ondee a media asta en los edificios oficiales.
“A través de sus papeles innovadores y su singular talento, Sidney Poitier personificó la dignidad y la gracia, revelando el poder de las películas para unirnos más. También abrió las puertas a una generación de actores”, expresó en redes sociales el expresidente estadounidense Barack Obama (2009-2017), un mensaje que acompañó de una fotografía junto a Poitier y su esposa, Michelle Obama, de cuando condecoró al actor en 2009 con la Medalla Presidencial de la Libertad.
También la presentadora de televisión Oprah Winfrey publicó en sus redes una foto abrazada a Poitier: “Fue un honor haberlo tenido como maestro, amigo, hermano y confidente. El más alto respeto por su vida magnífica y elocuente. Lo atesoraba. Lo adoraba. Tenía un alma enorme que siempre apreciaré”.
Por su parte, la actriz y productora Viola Davis destacó que Poitier fue “un grande” y reveló que el trabajo del intérprete cambió “radicalmente” su vida. “La dignidad, la normalidad, la fuerza, la excelencia y la pura electricidad que aportó en sus papeles nos demostraron que nosotros, como negros, ¡¡¡importamos!!! Fue un honor”, escribió.
La también actriz Whoopi Goldberg expresó sus condolencias y subrayó que Poitier le enseñó a “alcanzar las estrellas”. “Escribiría en el cielo en letras a mil pies de altura: Para el señor, con cariño. Sidney Poitier, descansa en paz”, destacó en Twitter.
Morgan Freeman fue otra figura del mundo del cine que alabó a Poitier con un mensaje en el que aseguró que fue su inspiración, su luz y su amigo.
Y, entre otros, Denzel Washington dijo que “fue un privilegio haber sido amigo de Sidney Poitier”, a quien definió como “un caballero que abrió las puertas” a muchos actores.
____________________________________
Seguinos en Instagram
COMENTARIOS