Raffaella Carrà
LUTO EN TODO EL MUNDO

Adiós a Raffaella Carrà La diva amada por Argentina que le puso “Fiesta” a los casamientos

A los 78 años y tras una larga lucha contra una enfermedad, la italiana se fue al cielo a bailar con Maradona, a quien enamoró: cantante, conductora y actriz, dueña de hits infaltables en cualquier casamiento como “Fiesta” o “03 03 456”, inspiró “Hola Susana” y estableció desde su primera visita una fuerte relación con el país

Raffaella Carrà murió ayer a los 78 años dejando de luto a dos continentes: nacida como Raffaella Maria Roberta Peloni el 18 de junio de 1943 en Bolonia (norte de Italia), no solo fue una de las artistas más polifacéticas de Italia, sino que gracias a su música se convirtió en una cantante amada en España y América latina, donde canciones como “Fiesta” suenan desde hace décadas en los casamientos, donde dejó sin aliento al mismísimo Diego Maradona y donde su carrera televisiva inspiraría éxitos como “Hola Susana”.

Explosiva, descarada y divertida, la diva italiana que sacudía su icónica melena rubia al ritmo de canciones como “Hay que venir al sur”, icono gay mucho antes de que llegara Madonna -recibió el Premio World Pride en 2017-, se hizo muy popular entre el público hispanohablante a partir de 1975, cuando presentó con gran éxito varios programas de televisión en España.
Pero su carrera comenzó mucho antes. Artista precoz, participó en una película a los 9 años y con 10 se trasladó a Roma, donde comenzó a tomar clases de danza clásica; se diplomó en Interpretación en el Centro Experimental de Cinematografía en 1960 y cinco años después viajó a Barcelona con la compañía de teatro Giulio Bosetti para participar en el Festival de Prosa Latina, con la obra de Diego Fabbri “Il seduttore”.

Raffaella quiso ser coreógrafa y actriz antes que cantante: incluso llegó a Hollywood con solo 19 años. “A los diecinueve años viajé a Los Ángeles para filmar El coronel Von Ryan junto a Frank Sinatra, que era muy amable conmigo pero no con los demás. Allí, no la pasé muy bien, estaba incómoda. Nunca más quise volver”, contó Raffaella. Luego, rodaría más películas en España e Italia (y más tarde incluso en Argentina), aunque el mundo del celuloide no fue donde más brilló.
Porque ya hacia fines de la década del 60 Carrà era muy conocida en Italia por sus apariciones en televisión y en musicales. En aquel país presentaría programas como “Io, Agata e Tu” y a partir de 1983 el espacio que marcó historia, “Pronto, Raffaella?”, programa que inspiró (ya desde el nombre) “Hola Susana” en Argentina. Cuando unió todas sus actividades, la conducción, la música y el baile, halló su destino: en 1974 grabó su primer disco tras animarse a presentarse como cantante apenas un año antes. El trabajo estaba producido por el primero de los dos grandes amores que tuvo en su vida, Gianni Boncompagni.
Era el comienzo de una carrera que daría hitazos, himnos de fiesta, como “Fiesta”, “En el amor todo es empezar”, “Rumore”, “Caliente, caliente” o “Tuca, tuca”, que no pueden evitar poner a bailar y cantar a cualquiera que escuche siquiera una sola estrofa.

La diva en Argentina
Un año más tarde, en 1975, debutó en España, con tal suceso que adaptó sus hits al castellano: aquellas versiones son las que llegaron, casi de contrabando, en manos de visitantes europeos, al país, los primeros pasos de un amor que sería para toda la vida entre Argentina y Raffaella.
Carrà visitaría el país en 1978, plena dictadura militar, hecho que modificó para siempre una de sus canciones emblema: “Hay que venir al sur” sufrió la censura del gobierno de facto local y, por eso, recordamos para siempre esa letra.

La original cantaba que “no hay guerra cuando el amor está en la cama, ¡qué hermoso es hacer el amor desde Trieste hasta abajo! ¡Qué hermoso es hacer el amor!”, algo, desde ya, horroroso para los censores: mientras la versión española recogía el espíritu original y decía que “para hacer bien el amor hay que venir al sur”, los argentinos escuchamos “para enamorarse bien hay que venir al sur”.
No era la primera vez que Raffaella enfrentaba la censura: unos años antes el Vaticano había condenado que se vistiera mostrando el ombligo (fue la primera mujer en mostrar el “pupo” en la tevé italiana).

Lo curioso es que la dictadura le dejó pasar otras osadías, como aquella de “Lucas”, en la que el novio de Raffaella desaparece tras abrazar a “un viejo amigo”, o el reclamo de “Santo Santo”: “¡el santo me engañó! ¿dónde está el sadismo? ¿dónde el masoquismo, lo que él me prometió?” También pasó de largo “03 03 456”, donde el teléfono no para de sonar y nadie atiende del otro lado: con “la soledad” de “mala compañera”, “no puedo esperarte más”; Raffaella canta entonces que “se mueve solo sobre mi cuerpo y marca sin parar”: para muchos, una pícara oda a la masturbación...
Lo cierto es que poco pudo hacer la dictadura para frenar el fenómeno Carrà en Argentina: la diva que se acostumbró a llenar estadios mundialistas recordaría años después cuando de visita en Rosario, pasó frente al Gigante de Arroyito y al verlo repleto de autos en sus alrededores, se quejó con el productor de la gira: “¿Cómo vas a agendar mi show el mismo día que hay un partido de fútbol?”. La vocalista no sabía en ese momento era que toda esa muchedumbre estaba para verla a ella.

La relación de Raffaella y el país se solidificó cuando viajó a Buenos Aires a filmar el musical “Bárbara”, junto a Jorge Martínez, filme que la hizo volver a la actuación tras una década y bajo la dirección de Gino Landi. Carrà incluso condujo en los 90 el programa “Caramba” de la televisión italiana, donde se producían reencuentros con italianos que se habían ido a vivir a Argentina.
Y, claro, enamoró a Maradona, quien, según contó Guillermo Coppola, quiso seducirla, sin éxito. Años más tarde, en 2005, visitó el programa de Diego, “La Noche del 10”. Él retribuyó el cariño visitando también el living de sus programas más emblemáticos.

Los adioses
Así, el luto por Raffaella se sintió alrededor de todo el mundo, y las reacciones no se hicieron esperar. Sergio Iapino, ex socio de la popular artista, dijo a la agencia Ansa que “Raffaella nos ha dejado. Se fue a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento brillarán para siempre”. Iapino reveló que la diva falleció debido a una enfermedad que “desde hace algún tiempo había atacado eso cuerpo suyo tan diminuto pero tan lleno de energía desbordante, una fuerza imparable, que la impuso en la cima del sistema estelar mundial, una voluntad de hierro que nunca la abandonó hasta el final, asegurándose de que nada de su profundo sufrimiento se filtrara. El enésimo gesto de amor hacia su público y hacia quienes compartían su afecto, para que su calvario personal no perturbara su brillante recuerdo”.

Dirigentes de los principales partidos políticos italianos de izquierda, centro y derecha despidieron en redes sociales a la cantante, actriz y presentadora, y desde el mundo de la música, también hubo adioses, como el de la cantante Laura Pausini: “Fuiste, sos y serás la única reina. Para mi, para todo el mundo. Chau Raffaella, estoy sin palabras”.

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