La tenista Serena Williams le puso un freno a su exitosa carrera para poder ser madre. Ya embarazada, ganó su Grand Slam N° 23 y se retiró del circuito. Finalmente, en septiembre, nació Alexis Olympia Ohanian Jr. y la vida de la ex N°1 cambió para siempre.
"Cuando estoy demasiado ansiosa pierdo partidos. Y siento que mucha de esa ansiedad ha desaparecido cuando nació Olympia. Saber que este precioso bebé me está esperando cuando llego a casa me hace sentir que no tengo que jugar otro partido. No necesito dinero, títulos o prestigio. Los quiero, pero no los necesito. Este es un sentimiento distinto para mí", reconoció Serena, algunas semanas atrás, en un entrevista con la revista Vogue.
Pero, cuando nació su hijo, la menor de las hermanas Williams estuvo al borde de la muerte. Así lo reconoció recientemente: "Casi me muero después de dar a luz". ¿Qué le sucedió? Sufrió una embolia pulmonar que le provocó una fuerte tos que hizo que los puntos de la cesárea se abrieran.
"Tras un embarazo fácil mi hija nació por cesárea de emergencia, al bajar drásticamente su ritmo cardíaco durante las contracciones. La intervención estuvo bien. Tener a Olympia entre mis brazos fue la experiencia más increíble que ha sentido en mi vida. Pero lo que sucedió pasadas 24 horas del parto fueron seis días de incertidumbre", contó Serena.
Y agregó: "Los médicos encontraron un gran hematoma y sangre coagulada en mi abdomen, por lo que tuve que volver a operarme para evitar que los coágulos fuesen a mis pulmones. Tengo la suerte de haber sobrevivido... Los médicos sabían exactamente qué hacer ante cada situación. Si no fuera por su cuidado profesional, hoy no estaría aquí".
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