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Miguel Bosé desplegó su mística y su encanto en los escenarios porteños

Miguel Bosé se presentó el miércoles en el teatro Gran Rex de la Ciudad de Buenos Aires, tras 17 años de ausencia el artista español ofreció un show donde recorrió todos sus discos y reafirmó su talento como showman en el escenario.

El actor De "Tacones Lejanos" tuvo anoche su reencuentro con el público argentino, en el marco de su gira mundial “Estaré”, que lo trajo al país luego de una ausencia de 17 años en los escenarios locales.

Un escenario sobrio, con estructuras en desnivel y tres pantallas fueron la única escenografía del escenario. Puntual, el show comenzó con la presentación de los músicos y coristas de la banda vestidos de negro, Miguel Bosé subió a escena y desplegó su música por más de 90 minutos en el escenario.

El artista confesó al público su emoción de estar cantando en el país luego de tantos años de ausencia. Reflexivo, sensual y con coreografías que caracterizan a un artista multifacético, Bosé es poseedor de un encanto que ha cautivado a todos sus seguidores en sus más de treinta años de carrera.

El show comenzó con “Sereno”, canción que le dio nombre al disco lanzado en 2002, “Duende” y “Nena”, tema que hizo levantar al público de sus butacas. Bosé habló varias veces en el escenario, en tono reflexivo, habló sobre los conflictos migratorios, el futuro y conmovido evocó la memoria de su sobrina “Bimba” Bosé, fallecida recientemente.

 

Sentado, comentó al público que “este amor comenzó hace casi cuarenta años, hay pocas cosas que se conservan en el recuerdo, el perfume y la música, cuando algo perfuma o una canción suena atrapa todo lo que está a su alrededor y lo fija en el recuerdo, caras emociones geografías, luces, palabras, todo; y cuando vuelve a perfumar o a sonar esa canción, días, meses o años más tarde libera todo de nuevo como en origen y aparecen esas cosas que habíamos olvidado...no me hago responsable de lo que pueda aparecer”, dijo el cantante y abrió la puerta para transitar por todos sus éxitos.

Dedicado a su sobrina “Bimba” Bosé, fallecida recientemente de cáncer de mama, la canción “Amiga” hizo de apertura a las canciones de sus primeros años que se han convertido en “himnos” para sus fanáticos.

El único invitado que subió al escenario fue el argentino Nicolás Sorín quien estuvo a cargo de la dirección musical del disco de 2016, “Bosé: MTV Unplugged" para dirigir la banda que anoche acompaño al español.

En una charla con el publico Bosé dijo: “Quiero entregarle a mis hijos un mundo con menos guerras, con menos conflictos, porque el dolor no enseña nada (...) la paz se ejerce en diferente frentes, uno de ellos es la solidaridad, un músculo que tenemos bastante atrofiado y especialmente ahora más que nunca, esta canción que haré habla de exiliados y migrantes, todos los países se han construidos con ellos y va a ser así por siempre, por muchos muros que alguien quiera levantar, yo no quiero un mundo de muros, quiero un mundo con puentes” -dijo-, expresando su posición frente a la gran crisis que están viviendo los inmigrantes alrededor del mundo.

Aplaudido por las palabras que dio a su público, Bosé tiene la capacidad de construir un clima de complicidad y sensualidad, que atrapa tanto a hombres como mujeres junto a sus coristas que acompañaron también bailando las coreografías.

En los últimos temas, Bosé bailó con una bandera argentina, y expresó el inmenso cariño que le manifiesta el público argentino. Luego de los bises, el español saludó a un público que coreaba su nombre de pie y pedía más canciones. Emocionado prometió no dejar nunca más pasar tantos años para brindar su música.

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