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El futuro en el siglo pasado

El auto del futuro, en realidad, viene de un pasado bastante lejano. Tanto, como que todavía existen prototipos de coches eléctricos que fueron diseñados a finales del siglo XIX y que, ya por aquel entonces, se los promocionaba como “un modelo de auto del futuro”.
“Los autos eléctricos existen desde hace mucho tiempo, unos 125 años -sostiene Xavier Van der Stappen, director de una muestra de este tipo de vehículos que se desarrolló recientemente en Bruselas, donde se recorrió la historia del coche eléctrico desde que surgieron los primeros prototipos de esa nueva forma de transporte que iba a revolucionar el mundo, hasta los utilitarios nacidos durante la crisis del petróleo de los años setenta del siglo pasado, o los más modernos modelos actuales.
Uno de los más antiguos, hasta tiene nombre, “La jamais contente”, un coche eléctrico de fabricación belga, pionero en su sector, y que fue el primero en rebasar la barrera de los 100 kilómetros por hora en el lejano 1899. Con forma de torpedo, casi cuatro metros de largo y cuatro ruedas, este ingenio fue construido por el también piloto belga Camille Jenatzy, llamado también “el diablo rojo”,  que estaba interesado por la tracción eléctrica de los automóviles y que realizó sus diseños en 1898.
Su bólido llevaba neumáticos Michelin y unas baterías de 750 kilogramos, que eran la mitad del peso del auto. Así y todo, Jenatzy batió el récord de velocidad con “La Jamais Contente” el 29 de abril de 1899, cuando alcanzó la velocidad de 105,98 kilómetros por hora en una carretera del parque agrícola de Achères, en las cercanías de París, y donde dejó atrás los 92,78 kilómetros por hora alcanzados el 4 de marzo de ese mismo año por otro reconocido piloto de la época, el conde Gaston de Chasseloup-Laubat.
Claro que en la historia de los vehículos eléctricos, hay uno que hasta circuló fuera de la Tierra. Es el Lunar Rover, el primer vehículo que aterrizó en la Luna en la misión Apolo XV, el 31 de agosto de 1971, alimentado por una batería eléctrica, tracción independiente en cada rueda y diseñado por la empresa aeronáutica Boeing junto a la General Motors, por encargo de la Nasa.
Por aquella época de los años 70 ya existían también pequeños utilitarios urbanos, con capacidad para albergar tan solo al conductor y un pasajero, que aparecieron debido a la crisis del petróleo de 1973, que obligaba a buscar fuentes de energía alternativas.
Pero si de velocidad se trata, entre los vehículos eléctricos más recientes está el “I-Care”, un coche de tres ruedas fabricado en Bélgica, con un peso de 400 kilos y el cuerpo hecho de lino, que alcanza una velocidad de 165 kilómetros por hora gracias a un motor de 15 kilovatios que, además, dispone de una autonomía de tres horas.
Y si el problema es la autonomía, Tesla, una empresa de California, lanzó una berlina de alta gama capaz de desarrollar 400 caballos de potencia y alcanzar hasta 500 kilómetros de autonomía, lo que muestra que las prestaciones de los coches eléctricos y los convencionales son prácticamente iguales.
Pero más allá de esto, los autos eléctricos se están metiendo también en el mundo deportivo, inclusive en nuestro país, como que ya existe la Fórmula E, el nuevo campeonato de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) en el que compiten autos cien por ciento eléctricos y que tuvo una fecha en Buenos Aires el 10 de enero de 2015.
En la previa de esa carrera, inclusive, se llevó a cabo también en el país el tercer “Desafío Eco”, una competencia en la que más de 80 escuelas técnicas de toda la Argentina construyeron sus autos eléctricos y compitieron en un campeonato de tres carreras, promovidas por la FIA y el Automóvil Club Argentino (ACA).

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