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PARA EL 2015

Los nuevos desafíos de la ciencia

En el 2014, el logro científico más notable fue haber posado un ingenio robótico sobre un asteroide. Pero para este año, se esperan hazañas similares. Entre ellas, un viaje a Plutón; la decodificación del genoma de los restos humanos más antiguos; la búsqueda final de la “Máquina de Dios” y el triunfo sobre el ébola, entre otros objetivos.

Cuando el pasado 12 de noviembre el pequeño módulo Philae aterrizaba sobre la superficie del cometa 67P, el mundo entero se sorprendía ante la hazaña. La sonda que lo transportaba, Rosetta, cumplía así uno de los pasos más delicados y espectaculares de su misión, que había comenzado una década antes, con su lanzamiento en marzo de 2004, y que le había hecho recorrer miles de kilómetros hasta alcanzar al cuerpo celeste que desde entonces acompaña. Ese fue considerado el logro científico más importante del 2014. Sin embargo, para este año que recién transita por su primer mes, se esperan logros científicos tan importantes como este, y en distintos campos.
Entre ellos, están la decodificación del genoma de restos humanos de 400.000 años de antigüedad hallados en el yacimiento español de Atapuerca, y la reapertura del acelerador de partículas de Ginebra, la famosa “Máquina de Dios”, como las mayores promesas científicas para 2015.
Para este año se espera también ponerle fin a la epidemia de ébola que ha causado hasta ahora cerca de 7.000 muertos en África, y desarrollar finalmente la vacuna que proteja contra esta enfermedad.
En cuanto a la exploración espacial, este año la atención estará centrada en las misiones a planetas enanos. La sonda Dawn de la Nasa alcanzará en marzo el protoplaneta Ceres, el cuerpo más masivo en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, del que se cree que alberga una capa de agua helada bajo su corteza, y además, la nave New Horizons, también de la Nasa, llegará tras un viaje de 5.000 millones de kilómetros a Plutón. Será el 14 de julio, cuando el aparato realizará su mayor acercamiento a ese mundo rocoso y sus lunas, una misión en la que se espera obtener nuevos datos sobre la atmósfera del planeta enano.

Medicina y paleontología
En el ámbito de la medicina, las expectativas están puestas en las compañías farmacéuticas que están inmersas en una carrera por comercializar una nueva clase de medicamentos contra el colesterol, que podría ver la luz durante mediados de 2015. Pero es en el campo de la biomedicina donde la comunidad científica dedicará todos sus esfuerzos a poner fin a la epidemia del ébola en África. Para ello ya se han planeado ensayos de vacunas y se espera que los resultados se publiquen antes de junio, mientras ya están en marcha pruebas para comprobar la eficacia de diversos medicamentos para combatir la enfermedad.
También el mundo de la Paleontología espera en este año alcanzar un logro trascendental. Y es que  se espera completar la secuencia del genoma del fósil humano más antiguo en el que se ha encontrado ADN, un fémur que fue desenterrado en la Sima de los Huesos de Atapuerca.
Ya a finales de 2013 se había publicado el genoma mitocondrial de esos restos, una labor “hercúlea” dado el deterioro de las muestras, aunque ahora señalan que decodificar el resto del genoma será “aún más complicado”. Los resultados de este trabajo, según se adelanta,  ayudarán a clarificar las relaciones evolutivas entre los humanos, los neandertales y el grupo conocido como los denisovanos.

La “máquina de dios” y la astrofísica
El mundo científico estará también atento en los próximos meses a la reapertura del Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra (LHC), que volverá a funcionar en marzo tras dos años detenido.
La instalación, ubicada en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), será capaz de producir colisiones entre partículas a energías de 14 TeV (teraelectrovoltios), cerca del doble que hasta ahora. Y se considera que a ese nivel de energía, se podrá confirmar el descubrimiento del Bosón de Higgs, e incluso observar partículas no vistas hasta ahora. Además, la teoría de la supersimetría, que relaciona las propiedades de los bosones y los fermiones, podría perder apoyo científico si las nuevas colisiones a altas energías no producen las partículas pesadas que predicen sus ecuaciones.
Del mismo modo, la astrofísica promete emociones fuertes, que vendrán de los planetas enanos, gracias a la llegada de dos naves a dos de ellos. Primero, en marzo, con la sonda Dawn de la Nasa en el protoplaneta Ceres, el cuerpo más grande del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, ya que se cree que este planeta tiene hielo de agua bajo su corteza.
Y la segunda gran hazaña será la de la nave New Horizons de la Nasa, que llegará a Plutón aproximadamente el 14 de julio.
Será capaz de producir colisiones entre partículas a energías de 14 TeV (teraelectrovoltios), cerca del doble que hasta ahora. Y se considera que a ese nivel de energía, se podrá confirmar el descubrimiento del Bosón de Higgs, e incluso observar partículas no vistas hasta ahora.
Otro de los grandes temas que marcarán la agenda científica del año será el escaneo del cielo gracias a las mejoras incluidas en el interfómetro LIGO –una ‘regla’ en forma de láser que mide las huellas de ondas y que ya es un 30% más precisa que antes–; y la exploración de los mares por parte de las grandes potencias como EE UU y Japón.
También el estudio del cambio climático podrá avanzar gracias a un nuevo acuerdo mundial sobre el clima, donde los distintos países puedan llegar a un acuerdo post 2020 jurídicamente vinculante.

Las andanzas de Rosetta en el 2015
El año pasado, el logro alcanzado por la sonda Rosetta fue considerado el mayor hito científico del 2014. Sin embargo, la vida de Rosetta en el cometa 67P recién acaba de comenzar, y anuncia una nueva era de ciencia espacial.
Y es que si bien el éxito de su misión no fue completo, ya que los sistemas de agarre de su módulo Philae no funcionaron como se esperaba, de forma que rebotó y fue a caer a un punto inesperado, donde no recibe la luz solar suficiente para mantenerse encendido.
Fue así que el módulo entró en modo reposo, y así sigue por ahora, a la espera de que el recorrido del cometa le acerque lo suficiente al Sol como para recargar sus baterías.
Pero en realidad, Rosetta es mucho más que lo que consiguió el día que aterrizó en el cometa, ya que mantenerse en la órbita del cometa es todavía mucho más interesante a mediano plazo, porque en agosto próximo el cometa 67P alcanzará su distancia mínima con el Sol, y si analiza las nubes de gases que se formarán por la sublimación del hielo presente en el cometa, los científicos podrán entender cómo estos cuerpos se alteran cada vez que se acercan al Sol y a partir de ahí, aprender cómo se formaron hace 4.500 millones de años.
Ahora, los científicos confían en que Philae vuelva a despertar y los descubrimientos sigan llegando. Pero incluso si el módulo no lograra despertar, la vida de Rosetta en el cometa 67P acaba de comenzar e igualmente promete una nueva era en lo que se conoce de ciencia espacial.

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