Algunos consejos

Le dicen el mal del siglo XXI, pero ¿los seres vivos podemos vivir sin él? Estudiosos de la evolución de las especies señalan que el progreso se produce por las demandas del medio y la necesidad de supervivencia de cada una de ellas, lo que nos indica que a fin de cuentas el estrés nos induce a un cambio, cuyo fin último es la adaptación.
¿Qué sucedería si a un corredor en su punto de partida, no se le activaran sus mecanismos de acción ante esa situación tan estresante como lo es la competencia? Su respiración quedaría al ritmo del estado de reposo, su corazón no podría bombear la sangre con la rapidez necesaria, sus músculos no contarían con el acido láctico necesario para desplegar los movimientos precisos y de fuerza para ejecutar la acción, y otros muchos parámetros que también son importantes quedarían rezagados respecto a la actividad que se le impone. Al final, no puede ni arrancar y esto sí constituiría un estrés para el corredor.
El estrés es la sal de la vida cuando nos permite poner en juego los mecanismos fisiológicos de lucha o huída ante los acontecimientos que se nos presentan y que una vez desaparecidos regresamos a un estado de normalidad sin los reflejos condicionados dañinos que puedan perturbar la homeostasis o estado de equilibrio del cuerpo.
Pero la realidad no es tan simple y a veces las cosas no se solucionan como lo deseamos o simplemente no se solucionan y es cuando aparece la frustración y con ella los síntomas del estrés o estrés negativo.
Cuando esto ocurre, los seres humanos comenzamos a sentir una sensación abrumadora: se percibe que se deben hacer demasiadas cosas en poco tiempo, o se siente enojo con uno mismo y con los demás y parecería que todo lo que uno emprende sale mal.
¿Cómo escapar del estrés negativo o evitarlo o mejorar la tolerancia al mismo?
Nos ayudaría seguir algunos consejos:

• Aprender a relajarse: el objetivo a seguir es disminuir la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la tensión muscular.

• Comentar las preocupaciones con alguien que nos ofrezca confianza: Hablar ayuda a mejorar la tensión y poner la situación en una perspectiva diferente y con un plan de acción distinto al que se tenía pensado o quizás más saludable
• Planear la acción paso a paso: Comenzar por la realización de tareas pequeñas, y una vez finalizadas comenzar otras. Separar un todo en diferentes etapas disminuye la tensión psíquica que provoca un todo grande que pudiera parecer inalcanzable.

• Controlar la ira: La ira requiere ser expresada, pero con cuidado y respeto por los demás. Muchas veces es beneficioso contar hasta 10 antes que explotar y mantener la compostura para evitar posteriores frustraciones por lo que se dijo o se hizo en un estado de irascibilidad.

• Alejarse de la situación problemática: Esto ayuda a un cambio de actitud para encontrar una nueva perspectiva y redimensionar el problema. Dejar por un tiempo de pensar en ese “tan terrible problema” puede mejorar la visión de la complicación y generar una solución posible, independientemente de que sea resolutiva, paliativa o para posponer la solución hasta una mejor oportunidad.

• Ser realista: Es prudente establecer objetivos ligados a la realidad y posibles de cumplir en el tiempo más corto, definiendo jerarquías y prioridades. Esto nos dará resultados más rápidos, contundentes y con menor carga de ansiedad y menor frustración ante los impedimentos. Evitar objetivos demasiado ambiciosos nos alejará de las grandes frustraciones y el consecuente estrés negativo.

• No automedicarse: Esta es una de las recomendaciones más importantes. Evitar las medicaciones contra la ansiedad que no resuelven la tolerancia al estrés y no modifican conductas, sino que las exacerban.

• Alimentarse: Es imprescindible ingerir alimentos sanos y nutritivos. Un cuerpo sano se logra con una alimentación adecuada, incorporando a nuestro organismo los nutrientes variados que nos ofrece la naturaleza

• Realizar ejercicios físicos: Ayuda a eliminar las tensiones y los tóxicos y a disipar la energía excesiva que también puede generar estrés.

• Dormir lo suficiente: Un cuerpo sano propicia una mente sana, el sueño ayuda a restablecer la actividad neuronal y también ayuda a enfrentar los problemas en un estado de reposo, con lo cual se generan nuevas visiones de la situación antes no contempladas.

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