La importancia de soltar

Se cuenta que en algunas partes de África y Oceanía se usa un método sencillo para atrapar monos que consiste en colocar un alimento atractivo para estos animales (como una banana o maní) adentro de un hueco en la piedra o dentro de un recipiente en el cual el mono pueda verlos y pueda introducir una mano para agarrarlos a través de un orificio lo suficientemente estrecho como para que no pueda retirar la mano con el puño cerrado. De este modo que el mono no puede retirar su mano con el alimento. La única manera de retirar la mano es abriendo el puño, con lo cual debe soltar el alimento. Mientras el mono lucha desesperadamente para sacar el alimento el cazador se acerca tranquilamente y lo atrapa.
Si le cuesta creer que el mono no se de cuenta qué fácil es salir de esa trampa pregúntese ¿de cuáles situaciones desagradables en las que hoy me siento atrapado(a) podría salir si sólo soltara aquello que me lo está impidiendo? ¿Cuales creencias me tienen atrapado(a) impidiéndome cambiar o avanzar? ¿A cuales relaciones estoy aferrado(a) a pesar de que no me resultan satisfactorias? ¿Cuántos objetos acumulo en mi hogar porque me traen recuerdos agradables a pesar de que no me dejan lugar disponible para los objetos nuevos? Como dice Eckhart Tolle “La identificación del ego con las cosas genera el apego y la obsesión”. A veces tomamos objetos como refuerzo para nuestra identidad.
¿Su organización se aferra a prácticas y sistemas que le dieron buenos resultados en el pasado, a pesar de que hoy ya no resultan igual de efectivas? ¿Cuán a menudo se encuentra lamentándose por cómo son las cosas o las personas en comparación con cómo Ud. cree que deberían ser, o añorando cómo eran en otro tiempo o lugar? ¿Cuántas cosas que le gustaría hacer no las hace por inseguridad, incertidumbre o miedo a perder lo que hoy tiene y conoce, aunque esto no sea lo que sueña? ¿Y qué emociones lo acompañan en tales situaciones? Si no logra identificar con precisión la emoción, al menos puede darse cuenta si lo que siente es agradable o no. Solemos decir que nos sentimos “bien” o “mal”.
Si se encuentra en forma frecuente y recurrente en las situaciones anteriores es posible que esté resistiendo al cambio. El cambio que ocurre independientemente de lo que Ud. haga o el cambio que Ud. está necesitando hacer y posterga.
El cambio es un hecho en todos los órdenes de la vida. Como escribió Julio Numhauser y cantaba Mercedes Sosa “todo cambia” y todos cambiamos. Los tiempos, las normas sociales, la tecnología, la cultura cambian. Y a veces ocurre que nos resistimos al cambio aferrándonos a un estado de cosas pasado. Puede ser que nos resistimos a que nuestro cuerpo ya no es el mismo de antes. O que la música que se escucha es diferente a la que nos gustaba. O que el trabajo que hacíamos ahora se hace de otro modo o incluso que ya no sea necesario. Otras veces nos aferramos a una manera de pensar que comienza a convertirse en un obstáculo en nuestras relaciones. O a una relación que ya no nos resulta satisfactoria.
Resistir lo que pasa es fuente de malestar emocional. Desde el juicio de que “esto no debería estar pasando” pasamos a la queja y nos surgen emociones de enojo, malhumor, que si se sostienen en el tiempo devienen en un estado de ánimo de resentimiento. ¿Con qué frecuencia se queja? ¿Y cuánto tiempo le dura el malhumor? Aceptar lo que está pasando me libera de esas emociones. Y para aceptar necesito soltar el juicio de que “esto no debería estar pasando”.
A veces se confunde la aceptación con la resignación, pero no son lo mismo. Cuando nos resignamos estamos resistiendo con impotencia. Resignación es lo que sentimos cuando nos decimos “esto no debería haber pasado o estar pasando, pero no se pude hacer nada para cambiarlo”. Al aceptar, en cambio, estoy en paz y completo.
Aceptación es lo que ocurre, por ej., en el duelo. Ante la pérdida de un ser querido la primera reacción suele ser la resistencia: “No. No puede ser”, “¿porqué justo él (o ella)?”, “¿por qué justo ahora?”, “no es justo”, etc. Permanecer en esta actitud de resistencia es la que genera sufrimiento. El duelo termina cuando aceptamos plenamente el hecho de la muerte. Sin juzgarlo. No está ni bien ni mal. Simplemente ocurre un día. La aceptación nos libera del sufrimiento y nos trae paz.
¿Qué podemos soltar? No hay un manual que lo diga. Como el alimento para el mono lo que necesitamos soltar siempre tiene un aspecto valorable. Si no lo tuviera soltarlo sería muy fácil. Cada uno de nosotros puede discernir cuales objetos, creencias limitantes, expectativas, hábitos, recuerdos, relaciones, el ego, el deseo de tener la razón, opiniones (sobre situaciones, sobre otros o sobre nosotros mismos), aunque tienen un aspecto que valoro, tienen otro, que me frena en mi crecimiento y desarrollo. Cuales me traen emociones que me cierran posibilidades para fluir con la corriente de acontecimientos presentes. Del mismo modo que para soltar el alimento que lo atrapa, el mono necesita abrir la mano, soltar lo que me limita me libera y me abre a la posibilidad de mi propia transformación hacia una nueva versión de mi mismo(a).

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