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ALIMENTACIÓN Y SALUD

Crecer sin comer carne: hay más niños y adolescentes veganos y vegetarianos

Para algunos supone un beneficio para la salud. Otros alertan sobre posibles riesgos.

Unos domingos atrás a Olivia le festejaron sus cinco años. Para la celebración sus papás prepararon  empanadas con texturado de soja, de choclo, lemon pie y otras tortas para recibir a los invitados.  Como en la familia, hace tres años, siguen una dieta vegana, ninguna de las comidas contenía carne y tampoco derivados, como son el huevo, la leche y la manteca.
“Vinieron los compañeros del jardín  con sus padres. Sabían que era un cumpleaños vegano y decían que querían probar las comidas. Muchos nos pidieron recetas. Pensaban que el menú iba a ser aburrido”, cuenta Germán Traverso, papá de Olivia (5), de Eva (3) y pareja de Paola.          
Como el caso de Olivia y Eva, cada vez se encuentran más niños y adolescentes que siguen dietas veganas o vegetarianas. Ya sea porque sus padres adhieren a esa corriente alimenticia o por decisión propia: los chicos se niegan a comer animales y los adultos a cargo respetan la elección.
En los últimos años la alimentación se convirtió en eje de diversos debates. Bajo ese contexto aparecieron defensores y detractores de las distintas corrientes.
Se estima que entre el uno y el dos por ciento de la población Argentina es vegetariana. Y pareciera que el número de quienes eligen seguir una dieta particular, excluyendo un grupo entero de alimentos, va en ascenso.
“Oliva tiene dos amigas que también son vegetarianas. Antes en el jardín no encontrabas chicos que no coman carne, ahora se ven más. O por lo menos saben de qué se trata y eso vuelve las cosas un poco más fácil”, dice Germán, y cuenta que en la escuela las maestras saben que la nena es vegana y le dan alimentos acorde a su dieta.
“A veces los cumpleaños y los otros padres que llevan alfajores para repartir entre los chicos son un problema. Ellas saben que no tienen que comer cosas con jamón y no lo hacen. Pero con el contenido que puede tener una torta no le decimos nada, por ahora”, cuenta el papá, y agrega: “No toman gaseosas, pero tampoco piden porque les resulta demasiado dulce o les molesta el gas”.
Actualmente existe una mayor apertura y aceptación hacia este modo de alimentación. Muchos profesionales de la salud lo avalan (siempre que se siga una dieta equilibrada y controlada) y quienes no la recomiendan, suele evitar manifestarse públicamente en contra.
“Nosotros buscamos médicos que conozcan en qué se basa la alimentación vegana y que la respeten. En un momento tuvimos una pediatra que no entendía nada”, cuenta Germán, y afirma: “Las nenas están sanas, llenas de energía y siempre les hacemos controles. Yo leo mucha bibliografía para ver qué nutrientes necesitan en cada etapa. En un momento compré el suplemento de vitamina B12 pero todavía no necesitamos usarlo”.
La vitamina B12 se encuentra únicamente en proteínas de origen animal. En el organismo, ayuda a la formación de glóbulos rojos y al mantenimiento del sistema nervioso central. Su falta produce enfermedades hematológicas y neurológicas de variada intensidad. Para los veganos suele resultar difícil suplir esta carencia.
“La alimentación vegana es saludable pero puede presentar déficit de vitamina B12. Se necesita de  mucho conocimiento para suplir esta falta. Por eso yo recomiendo la alimentación ovo-lacteo-vegetariana que permite consumir derivados de la carne y es absolutamente completa”, dice Mercedes Seminara, médica ayurveda.
Sin embargo, la especialista advierte: “Hacerse vegetariano no consiste en dejar la carne y pasarse a las harinas y los quesos. Es necesario llevar una dieta equilibrada, comer legumbres, frutas, verduras, cereales, saber de qué modo ingerirlas para absorber los nutrientes. Debe ser bien llevada”.
Tanto la Asociación Dietética Americana, en 2009, como la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), en 2014, señalaron que la alimentación vegetariana bien planificada es apropiada para todas las etapas del ciclo vital, incluyendo embarazo, lactancia, infancia y adolescencia.
“Es importante que los padres sepan que una forma de alimentación vegetariana o vegana es estudiada por instituciones de salud y hay recomendaciones para que la dieta  sea completa”, dice la pediatra especialista en nutrición Julieta Hernández, encargada del área de obesidad y trastornos de la conducta alimentaria del servicio de Nutrición del hospital de Niños Sor María Ludovica.
“En mi opinión, este tipo de dieta no sería recomendable durante el crecimiento y el desarrollo de los niños, o  debería estar muy bien monitorizada. La nutrición  debe ser completa  y es fundamental para el desarrollo del niño, por lo cual no es prudente guiarse sólo por páginas de internet, libros, recomendaciones sin sustento científico”, dice la pediatra.
La doctora Verónica Garrido, también especialista en nutrición infantil, agrega: “Los adultos  son los responsables de brindar una alimentación adecuada  y saludable al niño.  Si sus hijos iniciaran con esta dieta ya sea por la conservación de medio ambiente, respeto a los animales, creencias religiosas o simplemente por hacer una dieta más saludable, lo primero que deberían hacer es tener un asesoramiento médico  adecuado sobre la nutrición del niño, en un período  en el que se debe prestar mucha atención al crecimiento y desarrollo”.
Diversos estudios demostraron que los niños veganos y vegetarianos tienden a ser más chicos físicamente que sus pares. Los detractores de este tipo de alimentación plantean que la dieta también podría afectar, de igual manera, el desarrollo cognitivo. Por el contrario, los seguidores de estas corrientes argumentan que si se crece más lento, se vive más. La médica ayurvédica Mercedes Seminara señala que normalmente las diferencias de talla con otros chicos de misma edad desaparecen después del año.  
Analía Muguersa es mamá de Sol, de casi un año. Las dos siguen una dieta vegana. “Mi médica me fue controlando y guiando con la alimentación desde el embarazo. Tuve suplementos de hierro en el último mes de gestación y desde hace tiempo tomo vitamina B12”, cuenta.
Emiliano, su pareja y papá de Sol, come carne, pero considera que la dieta vegana es más sana. Por eso acordaron que la nena siga esa alimentación hasta que sea más grande y pueda decidir por ella misma. “Nuestra idea no es imponer, sino educar en lo que consideramos que es mejor”, comenta Analía.

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