PSICOLOGÍA

“Me llamó la directora”: los conflictos de los adolescentes, entre la casa y la escuela

Según un estudio de la universidad de Valencia, el problema se asocia a casos de bullying, peleas y desafío a la autoridad.

Un estudio de la Universidad de Valencia plantea que el mal manejo de las emociones por parte de los adolescentes está en la raíz de un creciente número de conflictos que se desatan a diario en las escuelas. Se trata de un fenómeno que se registra a nivel mundial y que los autores del trabajo asocian a distintos tipos de problemas, tales como el bullying, las peleas entre chicos o el desafío sistemático a la autoridad del docente.
Los autores del trabajo destacaron que el mal manejo de las emociones por parte de los chicos suele asociarse con distintas formas de la frustración. Por una parte, dicen que detrás de las frustraciones adolescentes suele haber distintas necesidades insatisfechas. Y, en otros casos, también le apuntan a otro tipo de frustración, que se asocia con la falta de motivación y de interés con los contenidos que se brindan en las aulas.
Puestos a analizar el tema, psicólogos destacan que los problemas vinculados a la frustración que estallan en el aula como casos de bullying, peleas entre compañeros o desafío sistemático a la autoridad suelen llegar a los consultorios. Y destaca que tanto padres como docentes pueden hacer mucho para ayudar a los chicos a manejar mejor sus emociones.

El estudio
Un caso típico, al que remiten los autores del trabajo en Valencia, se resume en unas pocas palabras: “Me han llamado otra vez del colegio para que vaya a hablar con la directora. También acudirá la psicóloga. Luis le ha vuelto a pegar a un compañero y sigue sin prestar la debida atención en clase y desobedeciendo a los profesores”.
Este amargo comentario de una madre o padre a su pareja, refleja uno de los dolores de cabeza que más desasosiegan a los progenitores y que menos saben cómo manejar, los problemas de conducta de sus hijos en las aulas.
Según los psicólogos hay muchas acciones que pueden emprender los padres y docentes para intentar solucionar estas situaciones conflictivas, sobre todo ayudando a los niños y adolescentes a controlar sus emociones negativas, cuyo deficiente control es la causa de la mayor parte de los problemas de los alumnos en la escuela, según la Universidad Internacional de Valencia, VIU (www.viu.es).
Los problemas de conducta pueden obstaculizar la convivencia y el aprendizaje, por lo que uno de los retos del docente es “lograr que el alumno adquiera el control de las propias emociones sin recurrir a la violencia o la intimidación”, explica María Pilar Tormo, profesora del Máster en Prevención e Intervención Psicológica en Problemas de Conducta en la Escuela, de la VIU.
Para Tormo, además del control emocional, los problemas más comunes que encuentra el docente en las distintas etapas educativas (infantil, primaria, secundaria), radican en conseguir despertar el interés del alumnado mediante contenidos educativos y la interacción cooperativa entre los grupos que intervienen en el entorno de la escuela: familias, profesorado y alumnado.
Según esta doctora en Psicología, uno de los problemas de conducta más frecuente es la indisciplina, es decir “comportamientos que incumplen las normas propuestas, como no estar en silencio, no hacer las tareas que se mandan en el aula o no respetar a los compañeros o al docente”.
“También es habitual el desafío a la autoridad, consistente en desobedecer de manera consciente y reiterada las órdenes del profesorado, mantener una actitud de igual a igual y una especie de “pulseada” con el adulto, llegando a provocarle en ocasiones”, indica la experta.
Poca atención y demasiada actividad
“En las aulas también se observan casos de déficit de atención con hiperactividad o TDAH, algunos de cuyos síntomas son que el niño o niña no se centra, descuida las tareas escolares, cambia de conversación y no sigue los detalles, no puede estar quieto, se levanta de la silla constantemente, habla mucho, es impaciente, no espera su turno y tienen más accidentes”, según Tormo.
En las escuelas y colegios también hay niños con el trastorno negativista desafiante, los cuales tienen pataletas o rabietas, se encolerizan con gran facilidad, muestra rencor ante cualquier afrenta y molestan continuamente a otros, según esta experta.
Según Tormo, en los últimos años, en Europa, se ha producido un aumento de problemas de convivencia en los centros escolares, protagonizados por niños o adolescentes que mantienen “un sistema de relaciones sociales poco saludables, con episodios de maltrato o violencia, como la falta de respeto hacia la integridad física o emocional de los demás, mediante insultos, desprecios, daño de objetos personales o ataques físicos”.
“También se producen muchos casos de acoso escolar, en los que un alumno o un grupo eligen a otro como blanco de sus acciones, una especie de tortura en la que se sume a la víctima, a menudo con el silencio o la complicidad de otros compañeros, y que puede tener consecuencias graves para el afectado”, añade.