Hace alrededor de tres años, Daniela Paz (42) y Mario Piazza (54) se jubilaron y decidieron ocupar su tiempo en un emprendimiento gastronómico. Él era policía y ella directora de una escuela rural, por lo que no tenían experiencias previas en cocina o repostería. Sin embargo, eso no fue obstáculo para animarse a generar este micro emprendimiento familiar de alfajores artesanales que hoy deleita a cada persona que tiene la posibilidad de probar. En diálogo con Democracia, el matrimonio contó cómo es la modalidad de trabajo y cómo llegaron a instalarse como una de las marcas de alfajores más sabrosas de la región.
- ¿Cómo nació este micro emprendimiento familiar?
-Hace tres años nos jubilamos y, a partir de ahí, nos propusimos ocupar nuestro tiempo en algo que nos resultara beneficioso. Fuimos a la fiesta Caminos y Sabores en la Rural y se nos ocurrió. Decidimos poner una fábrica de alfajores artesanales, no había en Los Toldos, no sabíamos hacer masa, no nos dedicábamos a esto, entonces agarramos una receta, mi señora la hizo, horneamos en la cocina de casa, hicimos quince alfajores, los cubrimos de chocolate y los repartimos entre los amigos, pensaban que los traíamos de otro lado, no podían creer lo rico que eran. Y así arrancamos: trabajando en la cocina de casa. Vinieron desde Bromatología, nosotros llamamos para ver cómo teníamos que hacer para tener todo en condiciones.
- ¿Cómo los fue conociendo la comunidad toldense?
- Tuvimos la posibilidad de contarle sobre el proyecto a Bruno Morán, de la municipalidad, se hizo un encuentro con productores de Los Toldos, nos invitaron y fuimos con alfajores para ese desayuno. Hicimos la presentación. Éramos 15 personas, llevamos dos docenas de alfajores, repartimos, una persona nos dijo “este producto me encantó, ustedes no saben lo bueno que es lo que están haciendo”, resultó ser el gerente del Banco Provincia y se puso a disposición. La municipalidad colaboró mucho con nosotros, nos invitaron a la Feria Internacional del turismo y allá fuimos pero el empujón fue un Festival del Queso de Los Toldos, ahí nos conoció mucha gente. Por otro lado, fuimos casi los primeros, no había en la zona, y nos salió muy bueno el producto, es un alfajor muy tierno con buena humedad. Fue una novedad y se mantuvo, íbamos a ferias antes de la pandemia. Una vez nos invitaron a la Rural de Junín, llevamos una cantidad de alfajores que no pensábamos que íbamos a vender y antes de que terminara la mañana ya no teníamos más. Esas son pautas de que uno va por buen camino. Usamos materia prima de primera calidad.
- ¿Cómo es la modalidad de trabajo?
- Es un microemprendimiento familiar, trabajos mi señora, yo y uno de nuestros hijos, que estaba estudiando en La Plata pero ahora está acá y es chef. No somos demasiado metódicos para trabajar, trabajamos con pedidos y sabemos qué producción semanal vamos a tener. El domingo a la noche se hace la masa, hay que darle frío unas doce horas, no tenemos máquinas industriales, es artesanal. Al otro día a la mañana, alrededor de las 7.30, hacemos el horneado de 40 o 50 docenas de alfajores y a la tarde ponemos el dulce de leche. Hacemos de chocolate, vainilla, hacemos con cobertura de merengue italiano que tarda entre 24 y 48 horas en secarse naturalmente. Hacemos de fruta, conitos, barras de cereal y Tutelu (vocablo mapuche), que es como un bizcochuelo con dulce de leche, ron y cobertura de chocolate.
- ¿Cómo comercializan el producto?
- En la temporada de frío hay mayor consumo o en eventos especiales. Nosotros vendemos de forma directa en nuestra casa, donde ahora también está la fábrica: en el quincho donde comíamos los asados familiares ahora tenemos la fábrica, con las especificaciones que nos dieron desde Bromatología. Compramos un horno pizzero para cuatro fuentes, dos chocolateras, heladera, batidora grande, mesas de trabajo con plancha de acero inoxidable, ahí producimos los alfajores a mano. Nosotros también hacemos el envoltorio, cortamos el papel que es aluminizado y les ponemos un sticker.
- En este contexto de pandemia, las redes sociales son muy importantes
- Sí, nuestros hijos nos ayudan con las redes sociales, Instagram y Facebook. Cuando no estamos activos en las redes sociales se nota la merma en las ventas, así que tiene mucha importancia manejar las redes. Por ahora tenemos una boca de expendio en Capital Federal, otra en La Plata, a Junín llevamos por pedidos.
- ¿Cómo les resultó la experiencia en la TV Pública?
- Fue una experiencia muy linda, nos trataron de maravilla, uno no está acostumbrado a la televisión, a la filmación, que nos hayan elegido para ese programa es una experiencia importante.
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