"Es el momento de los laicos, de ayudar al sacerdote y de hacerse cargo de algunas cosas"
Lo aseguró el padre Gustavo Albretch ante la escasez de sacerdotes y vocaciones. Así, los curas párrocos deben hacerse cargo de numerosos templos y actividades. La Diócesis de San Nicolás, a la cual pertenece Rojas, cuenta con un solo seminarista.
Los feligreses católicos que en los últimos tiempos hayan asistido a misa inevitablemente habrán escuchado durante el transcurso de la lectura de intenciones un pedido de oración "por las vocaciones sacerdotales", esa frase se repite como una letanía más en prácticamente todas las celebraciones del mundo y es una de las principales preocupaciones de las autoridades eclesiales a nivel mundial. Los cambios culturales, las perspectivas y proyectos de los adolescentes actuales, las dificultades de una carrera muy larga, lejos de la familia y los amigos y la diversificación de credos y religiones constituyen un cóctel complejo que desafía el futuro del catolicismo y abre un signo de interrogación sobre la subsistencia de seminarios, conventos y monasterios.
Solo un seminarista
Quizá el dato más concluyente sobre el problema de la falta de vocaciones sacerdotales es que en toda la Diócesis de San Nicolás, que comprende los partidos de Arrecifes, Capitán Sarmiento, Colón, General Arenales, Pergamino, Ramallo, Rojas, Salto, San Nicolás y San Pedro, solo hay un seminarista: un joven nicoleño a quien todavía le faltan algunos años para llegar a la ordenación. En este punto es necesario señalar que en 1989 el entonces obispo Domingo Castagna fundó el seminario Nuestra Señora de Nazareth, en el barrio Sironi de San Nicolás, pero en 2000 debió cerrar justamente debido a la falta de vocaciones; por lo que quienes deseen iniciar la carrera sacerdotal deben ingresar al seminario San Carlos Borromeo, de la localidad de Capitán Bermúdez, provincia de Santa Fe, dependiente de la Arquidiócesis de Rosario.
En ese sentido, uno de los sacerdotes consultados al respecto manifestó que "en este momento, donde faltan vocaciones y hay que rezar por ellas , porque los seminarios están con muy pocos seminaristas, creo que nos tenemos que hacer cargo cada uno de nosotros, ya que la fe se contagia, la gente quiere vivir eso que uno tiene, y realmente los cristianos bautizados se ve que no lo estamos haciendo; especialmente los sacerdotes, donde, bueno, nos contagiamos un estilo de vida que la gente quisiera vivir, esa alegría o esas ganas de vivir que la gente quiere al menos experimentar, para después ver si está llamado o no a consagrarse" remarcó.
Otra de las fuentes consultadas, comentó que "la falta de vocaciones tanto sacerdotales como monacales tiene relación directa con la escasez de feligreses en las parroquias y capillas”.
Por su parte, otro sacerdote dijo que: "Creo que debemos despojarnos de esa idea de misterio que rodea al orden sagrado; explicarles a los jóvenes lo importante de servir a Dios, explicarles lo que es un seminario, cómo está organizada la Iglesia, el porqué de ciertas cosas. Pero lo más importante es que conozcan a Jesús, que se enamoren de él y sientan ganas de seguirlo durante toda la vida", señaló.
Faltan sacerdotes
La escasez de vocaciones tiene como resultado a mediano y largo plazo la falta de sacerdotes. Algo que se evidencia en dos situaciones muy concretas: la sobrecarga de trabajo a la que están sometidos los presbíteros en actividad y su elevada edad promedio. Así, apenas se puede garantizar que haya misas con regularidad en todos los templos y eso, se logra con un enorme esfuerzo por parte de los curas.
Al mismo tiempo, muchos de ellos son docentes e inclusive directores de establecimientos educativos, organizan actividades solidarias, visitan enfermos en centros de salud y brindan responsos en velatorios, además de encargarse de la administración de su propia parroquia: "Las tareas se multiplican, hay mucha gente necesitada de una palabra, una oración, una visita a una casa, una confesión, las exigencias son muchas y el tiempo es limitado; necesitamos que haya más sacerdotes" dijo un presbítero a Democracia. En cuanto a la edad promedio, la misma en la Diócesis supera los 65 años.
Sobrecargados de actividades
El caso de Rojas es emblemático, hay sólo un cura párroco, Gustavo Albretch, para una ciudad de 20.000 habitantes: "Le dije a la gente acá en la parroquia, hace tres años, somos tres sacerdotes, dentro de poco vamos a ser dos, próximamente uno, y en algún momento, no muy lejano, va a venir alguien de afuera a dar la misa" contó el sacerdote a Democracia y agregó que "la gente en ese momento me miraba, y bueno, hoy se está cumpliendo eso, que considero que no solamente pasa acá en la Diocesis de San Nicolás, sino en todos lados. Por el momento aún me decía el Obispo que tiene cubiertas todas las parroquias, pero bueno, hay un montón de sacerdotes ancianos, hay muchos enfermos, y en el seminario hay un joven al que todavía le falta y no sabemos si va a llegar o no a ser sacerdote. Realmente los que estamos, estamos como corriendo de un lado para otro, que realmente no me molesta a mí personalmente, pero esto nos tiene que llamar la atención, porque sin el sacerdote, la verdad es no hay Eucaristía" remarcó.
"Las vocaciones son necesarias"
"Este es el momento del diaconado permanente", dijo el sacerdote en otro tramo de su diálogo y agregó: "Es el momento de los laicos, de ayudar al sacerdote y de hacerse cargo de algunas cosas". Así, haciendo referencia a la cuestión de las vocaciones, señaló que "es muy difícil hoy en día con la cultura que tenemos. Les pregunto a los jóvenes, ¿quieren seguirme en castidad, obediencia y pobreza? Y me río porque te miran como diciendo 'no tenés nada para ofrecerme. Justamente lo atractivo del llamado, del amor de Dios, de la experiencia de Dios es eso, el contagio, es decir, querer vivir una vida plena porque la veo en otra persona que es plena. Los grandes santos contagiaban eso, Santa Teresa, Juan Pablo II, el Padre Pío, ni hablemos de San Francisco y no creo que sea por la época, sino porque creo que perdimos la alegría al estar entregados. Muchas veces perdemos las ganas, perdemos la oración y cuando perdemos todo eso, el sacerdote ya no contagia. Creo que son esas dos causas, el contagio y las propuestas que hoy en día se le ofrecen al joven o también a las chicas para ser consagradas, lo que tampoco les llama mucho la atención. Especialmente porque hoy se vive todo lo contrario, nadie quiere vivir en pobreza, sino realmente tener, es el mundo del tener. La castidad es algo que hoy es ilusorio para muchos jóvenes y la obediencia es lo que en este momento tampoco hay; ni hacia los padres, ni hacia los abuelos. Son valores que si no el corazón de la persona no es es tocado por Dios, no creo que los seminarios vuelvan a llenarse o vuelvan a congregar".
Por último, Albretch volvió a pedir oración: "recemos como dijo un gran sacerdote, no tanto para que haya muchos sacerdotes sino para que los que estén sean santos y que contagien a otros tros para que se sumen a esto que es caminar con Dios" finalizó.