Cada 17 de agosto se recuerda en Argentina el “Paso a la inmortalidad del General José de San Martín”, y en todos los municipios del país lo recuerdan honrando su nombre. Rojas no es la excepción y habrá un acto en la plaza central a las 10 horas.
No será un acto más, ya que este año se cumplen 70 años de la instalación en la plaza del monumento al libertador, considerado como el principal héroe y prócer nacional. Además, sus expediciones militares fueron fundamentales en las luchas por la emancipación de Chile y Perú.
Trazado y planificación de Rojas
El historiador Hugo Silveira le dijo a diarionucleo.com que, en Rojas, cada una de las plazas del barrio Centro tuvo su lugar reservado cuando el agrimensor Juan F. Czetz, realizó el plano para el trazado de las primeras calles. Hasta ese entonces, las casas se habían ido construyendo sin una previa planificación y estaban ubicadas sin demasiado cuidado.
Sin embargo, el terreno que hoy ocupa la plaza San Martín, era el utilizado para el descanso de las tropas de carretas y las carreras de diligencias que hacían un alto, en sus viajes de Buenos Aires a Córdoba y viceversa.
Entonces, en torno a ese espacio, se fueron ubicando las primeras edificaciones y, desde allí, se erigieron otras teniendo como referencias las huellas que partían desde cada esquina del parador, prolongando sus laterales.
Una vez trazado el pueblo en 1862, comenzó a ordenarse mejor. Sin embargo, la plaza, en el sentido de paseo público con la que hoy se conoce, recién aparece en los primeros años del siglo XX, cuando ya los ferrocarriles reemplazaron a la tracción a sangre de los primitivos carruajes.
En agosto de 1868, se resuelve erigir una pirámide coronada con una estatua de la Libertad. Poco tiempo después el monumento queda emplazado en su centro.
En 1886, el Juez de Paz Juan G. Muñoz (a la sazón la máxima autoridad del Partido), ordena la demolición de la pirámide y la construcción de una fuente, pues “aquel monumento, malgrado la patriótica intención de sus iniciadores, había sido construido en pésima forma, un verdadero atentado contra la estética y la ornamentación urbana.
La plaza San Martín de Rojas
Recién el 8 de noviembre de 1889 se encuentra la primera referencia como “plaza San Martín”, en el acta de la reunión de esa fecha del Consejo Escolar.
El 29 de diciembre de 1910, y ante una solicitud del intendente Miguel C. Seguí, el Concejo Deliberante aprueba destinar una partida para la construcción de veredas de baldosas en la plaza. Enseguida, se realizaron las primeras obras de parquización, incluyendo la construcción de las veredas perimetrales y de las dos diagonales. Al igual que en otros espacios similares se implantaron palmeras, como símbolo distintivo.
En el centro, reemplazando a la fuente, se construyó un escenario circular elevado y con barandas, destinado a oficiar de palco en actos públicos o en habituales conciertos de la banda de música que existía por entonces.
El 9 de julio de 1916, como parte de los actos celebratorios del Centenario de la declaración de la Independencia, se colocó junto a ese escenario, la piedra fundamental de la Estatua de la Independencia, que iba a erigirse en su reemplazo. Además, se depositó una caja de metal, conteniendo un acta referida a la Independencia nacional, y algunas monedas. La estatua jamás se concretó.
El monumento a San Martín
A mediados de la década del 30 del siglo XX, surgió la idea de erigir en el lugar del citado escenario, un monumento al General San Martín. Se realizaron colectas auspiciadas por la Municipalidad e, incluso, en algunas localidades del Partido, (Rafael Obligado, Carabelas, Los Indios y Hunter), se conformaron comisiones Pro Construcción del mismo.
De manera separada, como era costumbre por entonces, también surgieron en Rojas y en los pueblos las “comisiones o sub comisiones de damas”. En 1937, se realizaron obras de remodelación, que lamentablemente incluyen el “desarbolado” para que el monumento fuera “más visible”. Así, arrancaron las palmeras que ya tenían un hermoso desarrollo y otros árboles menores. Se construyron las veredas transversales hacia los cuatro lados del centro y se ensancharon las diagonales y las veredas perimetrales.
Los fondos recaudados fueron acumulándose esperando su destino. En 1940 aparece una publicación donde vecinos reclaman información acerca de los recursos depositados. Una editorial del periódico “Chispa”, del 22 de agosto de ese año, señala que las sucesivas comisiones Pro monumento, no han publicado balance alguno sobre los fondos recaudados. Y se preguntaba ¿dónde está el dinero?
Agregaba finalmente que las campañas de recaudación deberían continuar “para ver si es posible inaugurar la estatua a San Martín para 1950, año en que se cumplirá el centenario de su muerte”. A raíz de la “presión” popular, en octubre las diferentes comisiones y sub comisiones, informaron el dinero con el que contaban y aparecieron también diversos comentarios sobre la figuración como integrantes de la Comisión central en Rojas, de vecinos que habían emigrado y que aparecían como formando parte de la misma.
A mediados de 1942, se decidió demoler el escenario central, como para ir preparando el espacio destinado al monumento. Y en setiembre de 1943, la Sociedad Amigos de la Ciudad, se dirigió a las autoridades del Convento de San Carlos, en la ciudad de San Lorenzo, solicitando “un vástago del pino histórico”, para plantarlo en la plaza, pero no se logró el cometido.
En 1944 y en virtud de no haber avances, se insistía en reactivar la campaña. Transcurren algunos años sin mayores novedades y, en 1949, al fin, el asunto fue retomado. Las autoridades municipales decidieron impulsar la demorada iniciativa.
La piedra fundamental del monumento
A lo largo de 1950 se desarrollaron en este ámbito distintos actos en el marco de la recordación del Centenario del Fallecimiento del Libertador. Un 9 de julio, al recordarse el Día de la Independencia, se colocó la piedra fundamental del monumento. Ante ello, se traslada el ejemplar de ceibo que se encontraba en el lugar, a la entonces plaza Carrasco.
Mientras tanto, al no conseguirse un retoño del pino de San Lorenzo, se logró que los denominados Chasquis Infantiles Sanmartinianos trajeran desde Pergamino, un retoño de nogal, que fue colocado en uno de los canteros del paseo.
En 1952, el intendente municipal Julio Darío Alessandro, decidió concretar el viejo anhelo formando una Comisión ad hoc, que él mismo presidía, a efectos de coordinar los esfuerzos públicos y privados. Dispuso disolver por ordenanza la Comisión Municipal de Festejos Populares y pasar los fondos de esta a la nueva Comisión pro-monumento a San Martín.
Allí se contrató a una empresa de la ciudad de Buenos Aires, a efectos de que construyera la estatua en bronce, como así también placas para completar los laterales del monumento.
La expectativa fue creciendo. Se hicieron varias actividades culturales en adhesión, como anticipando el clima que se viviría más adelante. Para fines de setiembre, la comunidad recibió la noticia de la terminación de la obra y su envío a Rojas.
El martes 22 fue el día designado para su traslado. Al promediar la mañana una enorme grúa enviada por la Dirección de Equipos y Talleres de la provincia, llegó a la plaza y fue ubicada junto al basamento.
El ambiente se colmaba de curiosidad y emociones. La espera del camión que la transportaba congregó a mucha gente sobre la ruta 188. Por la tarde llegó la noticia de que el camión había cambiado su itinerario y que en lugar de venir por ruta 8 hasta Pergamino y desde allí a Rojas, lo hacía tomando la ruta nacional 7, luego la provincial 30 y finalmente la 188. Entonces muchos se trasladaron hacia el oeste.
La zona del denominado “puente de fierro”, fue el punto primordial del encuentro de los vecinos. Por otra parte, cientos de personas se congregaban en la plaza y frente a la sede del diario La Voz de Rojas se lanzaron bombas de estruendo a manera de convocatoria al evento.
Sin embargo, al llegar el vehículo se comprobó que no podía atravesarlo ya que la estructura del puente no lo permitía, al tener una altura limitada por vigas. Ante ello, se trasladaron al lugar varios vehículos municipales y de la casa fundidora del bronce.
Debió entonces tomar por caminos rurales, por detrás de la quinta de la familia Helguera, hasta alcanzar el puente Mataderos, ingresando finalmente a Rojas por la calle Lagos, llegando a avenida Larrea. Recorrió una cuadra por esta, y tomó por Francisco Roca, que por entonces había sido denominada Juan Perón. Nuevas bombas de estruendo resonaron cerca de la plaza y más gente se fue reuniendo. Una multitud pocas veces vista ofrecía un aspecto hermoso.
Ocurrió entonces otro tema inesperado. Un equipo de propaganda de la Sub Secretaría de Informaciones de la Nación, había llegado a Rojas a fin de promocionar la concentración regional agraria que iba a tener lugar en Pergamino el sábado 26, con la presencia del Presidente de la Nación, el general Juan Domingo Perón.
Enterados del tema que movilizaba a Rojas, se ubicaron junto a otros vehículos, detrás del camión que transportaba la estatua formando una breve caravana propalando por altavoces la Marcha a San Martín.
El trabajo de la grúa fue seguido con la lógica atención que despertaba un acontecimiento jamás visto. Pero ante las imprevistas demoras los trabajos no pudieron ser terminados y se postergaron para el día siguiente.
Por la mañana arribaron también cadetes de la Escuela de Policía de la provincia de Buenos Aires y la Banda de la repartición. En la tarde ofrecieron un concierto en la plaza Rivadavia y se lanzaron fuegos artificiales en la esquina de Av. San Martín e Iribarne.
El día siguiente amaneció lluvioso. Fuertes chaparrones, con breves intervalos sin lluvia marcaron la jornada. Ello provocó la imposibilidad de concurrir a muchos vecinos de las zonas suburbanas y rurales.
A media mañana llegó el gobernador Carlos V. Aloé, junto a su esposa Carmen Bagnuolo, encabezando la delegación provincial oficial. Tras los saludos protocolares se tributó un homenaje a la señora Eva Perón, colocándose una ofrenda floral al pie del busto que la recordaba y que luego fuera destruido por quienes tomaron el poder en 1955.
En la plaza aún en desfavorables condiciones climáticas se ubicaron delegaciones del Regimiento 15 con asiento en Junín, de Granaderos a Caballo y de establecimientos educativos del Distrito.
Poco después de las 17 horas las autoridades se ubicaron junto al monumento y procedieron a retirar la tela que lo cubría. El clamor popular se apagó cuando comenzó a sonar la música del himno nacional.
Ubicadas las autoridades en el palco oficial se realizó un imponente desfile cívico militar. Seguidamente por el escenario desfilaron artistas, entre ellos el actor Jorge Lanza, la orquesta dirigida por el maestro Juan de Dios Filiberto, el conjunto de danzas nativas dirigido por Celia Queirós y la delegación enviada por la Sub Secretaría de Información de la Nación.
La estatua muestra al general San Martín montado sobre su caballo señalando al oeste, donde tuvo lugar la campaña libertadora. El animal está apoyado en sus patas traseras indicando así que está en batalla.
COMENTARIOS