El paso 17 de agosto, se llevó a cabo en Rojas, el acto central que recuerda en Argentina el “Paso a la inmortalidad del General José de San Martín”. No fue un acto más, ya que este año se cumplen 70 años de la instalación en la plaza del monumento al libertador, considerado como el principal héroe y prócer nacional. Además, sus expediciones militares fueron fundamentales en las luchas por la emancipación de Chile y Perú.
El monumento a San Martín
El historiador Hugo Silveira explicó que, a mediados de la década del 30 del Siglo XX, surgió la idea de erigir en el lugar del citado escenario, un monumento al General San Martín. Se realizaron colectas auspiciadas por la Municipalidad e, incluso, en algunas localidades del Partido, (Rafael Obligado, Carabelas, Los Indios y Hunter), se conformaron comisiones Pro Construcción del mismo.
Los fondos recaudados fueron acumulándose esperando su destino, pero el monumento nunca llegaba. A raíz de la “presión” popular, las diferentes comisiones informaron el dinero con el que contaba. Así, a mediados de 1942, se decidió demoler el escenario central, como para ir preparando el espacio destinado al monumento. En 1944 y en virtud de no haber avances, se insistía en reactivar la campaña. Transcurren algunos años sin mayores novedades y, en 1949, al fin, el asunto fue retomado. Las autoridades municipales decidieron impulsar la demorada iniciativa.
La piedra fundamental del monumento
En 1952, el intendente municipal Julio Darío Alessandro, decidió concretar el viejo anhelo y dispuso disolver por ordenanza la Comisión Municipal de Festejos Populares y pasar los fondos a una nueva Comisión pro-monumento a San Martín.
Allí se contrató a una empresa de la ciudad de Buenos Aires, a efectos de que construyera la estatua en bronce, como así también placas para completar los laterales del monumento. En 1953 se levantó el pedestal sobre el que se ubicaría la estatua. La expectativa fue creciendo.
El martes 22 fue el día designado para su traslado. Al promediar la mañana una enorme grúa enviada por la Dirección de Equipos y Talleres de la provincia, llegó a la plaza y fue ubicada junto al basamento. La espera del camión que la transportaba congregó a mucha gente sobre la Ruta 188. Por la tarde, llegó la noticia de que el camión había cambiado su itinerario y que en lugar de venir por Ruta 8 hasta Pergamino y desde allí a Rojas, lo hacía tomando la Ruta Nacional 7, luego la Provincial 30 y finalmente la 188. Entonces, muchos se trasladaron hacia el oeste.
La zona del denominado “puente de fierro”, fue el punto primordial del encuentro de los vecinos. Por otra parte, cientos de personas se congregaban en la plaza y se lanzaron bombas de estruendo a manera de convocatoria al evento.
Sin embargo, al llegar el vehículo se comprobó que no podía atravesarlo ya que la estructura del puente no lo permitía, al tener una altura limitada por vigas. Ante ello, se trasladaron al lugar varios vehículos municipales y de la casa fundidora del bronce.
Debió entonces tomar por caminos rurales, por detrás de la quinta de la familia Helguera, hasta alcanzar el puente Mataderos, ingresando finalmente a Rojas por la calle Lagos, llegando a avenida Larrea. Recorrió una cuadra por esta, y tomó por Francisco Roca, que por entonces había sido denominada Juan Perón. Nuevas bombas de estruendo resonaron cerca de la plaza y más gente se fue reuniendo. Una multitud pocas veces vista ofrecía un aspecto hermoso.
Ocurrió entonces otro tema inesperado. Un equipo de propaganda de la Sub Secretaría de Informaciones de la Nación, había llegado a Rojas a fin de promocionar la concentración regional agraria que iba a tener lugar en Pergamino el sábado 26, con la presencia del Presidente de la Nación, el general Juan Domingo Perón.
Enterados del tema que movilizaba a Rojas, se ubicaron junto a otros vehículos, detrás del camión que transportaba la estatua formando una breve caravana propalando por altavoces la Marcha a San Martín.
El trabajo de la grúa fue seguido con la lógica atención que despertaba un acontecimiento jamás visto. Pero ante las imprevistas demoras los trabajos no pudieron ser terminados y se postergaron para el día siguiente. El sábado 3 de octubre quedaron armados un gran palco oficial en la esquina de Av. 25 de Mayo y Alem y un escenario especial para los espectáculos artísticos en la vereda del Banco Nación.
Por la mañana arribaron también cadetes de la Escuela de Policía de la provincia de Buenos Aires y la Banda de la repartición. En la tarde ofrecieron un concierto en la plaza Rivadavia y se lanzaron fuegos artificiales en la esquina de Av. San Martín e Iribarne.
El día siguiente amaneció lluvioso. Fuertes chaparrones, con breves intervalos sin lluvia marcaron la jornada. Ello provocó la imposibilidad de concurrir a muchos vecinos de las zonas suburbanas y rurales.
A media mañana llegó el gobernador Carlos V. Aloé, junto a su esposa Carmen Bagnuolo, encabezando la delegación provincial oficial. Tras los saludos protocolares se tributó un homenaje a la señora Eva Perón, colocándose una ofrenda floral al pie del busto que la recordaba y que luego fuera destruido por quienes tomaron el poder en 1955.
En la plaza, aún en desfavorables condiciones climáticas, se ubicaron delegaciones del Regimiento 15 con asiento en Junín, de Granaderos a Caballo y de establecimientos educativos del Distrito. Poco después de las 17, las autoridades se ubicaron junto al monumento y procedieron a retirar la tela que lo cubría. El clamor popular se apagó cuando comenzó a sonar la música del himno nacional.
Ubicadas las autoridades en el palco oficial se realizó un imponente desfile cívico militar. Seguidamente por el escenario desfilaron artistas, entre ellos el actor Jorge Lanza, la orquesta dirigida por el maestro Juan de Dios Filiberto, el conjunto de danzas nativas dirigido por Celia Queirós y la delegación enviada por la Sub Secretaría de Información de la Nación.
La estatua muestra al General San Martín montado sobre su caballo señalando al oeste, donde tuvo lugar la campaña libertadora. El animal está apoyado en sus patas traseras indicando así que está en batalla.
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