Los bomberos rojenses fueron entrevistados por José Bianco del equipo de TN.
Los bomberos rojenses fueron entrevistados por José Bianco del equipo de TN.
BOMBEROS, DE ROJAS EN CORRIENTES

Entre el fuego, la emoción y el cariño de los correntinos

Democracia habló con el rojense Lucas Laborde, quien está a cargo de uno de los cuatro grandes grupos de trabajo que tiene la provincia de Buenos Aires en territorio correntino. “Todas las noches nos acostamos llorando”, dijo.

Corrientes arde. Y el país mostró una vez más que su gente, en este tipo de situaciones dice presente ayudando de la forma que sea. Es sabido que hasta el último informe se iba quemando el 10% del territorio correntino, y consigo la pérdida irreparable de pinares, montes, fauna y materiales. Para entenderlo un poco más: lo que se quemó hasta ahora es el equivalente a la superficie de cuatro partidos de Rojas enteros. 

Bomberos de todo el país están allí, luchando en contener las llamas. Muchos otros realizarán relevos de sus compañeros exhaustos que, a pesar de ello, no quieren volver porque sienten que tienen un compromiso emocional con el pueblo correntino, que no para de mostrarles constante afecto. Eso está por encima de sus tareas. Va más allá.

La provincia de Buenos Aires mandó cuatro grandes grupos de Bomberos Voluntarios. Justamente en uno de ellos trabajan los cinco bomberos de Rojas que dejaron sus trabajos y familias (uno fue papá hace un mes), para ayudar al pueblo correntino. Ellos son: Lucas Laborde (comerciante, director de Defensa Civil de Rojas, jefe del cuerpo activo y quien además es el jefe de la Compañía Número 10 de la Región Noroeste, que es uno de los cuatro grandes grupos bonaerenses), José Secreto (panadero), Mateo Vera (cuartelero), Gabriel Vera (tiene una despensa), y Enzo Ruatgs (joven productor y comerciante).

Los rojenses hablaron con Democracia y contaron sus tareas, sensaciones, experiencias y anécdotas. Escuchar sus voces a la distancia revelando momentos críticos que les tocó atravesar hacen poner la piel de gallina hasta al ser menos empático. “Todas las noches nos acostamos llorando”, dijeron; y con esa frase resumieron lo que viven.

Todos dejaron sus tareas en Rojas. Pusieron en pausa sus vidas. Y eso habla, justamente, de la voluntad que tienen. Los bomberos contaron que “la situación en Corrientes es complicada”, pero lo peor es que el clima es traicionero. Muchas veces parece que de a poco se le empieza a ganar a las llamas, pero el viento comienza a soplar y el conteo de las hectáreas que se transforman en cenizas nuevamente se incrementa.

Aún no saben qué día vuelven a Rojas (tal vez hoy). Eso dependía de los relevos y la disponibilidad de los cuarteles de la región. Es sabido de la magnitud del fuego; lo que poco se sabe es del enorme despliegue de bomberos y la coordinación que eso implica a la hora de trabajar. “Los bomberos de Buenos Aires estamos muy bien preparados, porque siempre tenemos constantes en capacitaciones y coordinaciones. Contamos con un comandante general que cuenta con un equipo de trabajo satelital que delega las ordenes”, detalló el jefe de la Compañía Número 10 de la Región Noroeste que tiene a cargo ocho cuarteles.

Hay días como el del pasado lunes que el equipo debió asistir con el 90% del personal disponible para poder hacer frente a las llamas. Inclusive, tuvieron que trabajar de manera conjunta con Defensa Civil de la provincia de Buenos Aires. Corrientes tiene campos de pinares que van desde las 30 hectáreas hasta las 50 mil. Hay situaciones de riesgo de todo tipo y en muchos casos las tareas son imposible. En esos casos, el objetivo es evitar la propagación realizando contrafuegos, disqueados y todo aquello que impida el avance de las llamas.

En este tipo de labores los bomberos de esta zona están muy familiarizados. Consultado sobre la preparación que tienen los bonaerenses en incendios forestales, Laborde consideró que “los bomberos del interior tienen mucha experiencia” en dicho tema. 

El día comienza muy temprano y termina muy tarde. Preparar los equipos, las camionetas, coordinar tareas, analizar territorios y luchar contra el fuego son parte de la rutina. Llegar sanos al otro día es la meta principal. Los rojenses pasan las noches en un viejo monasterio, lejos del confort de sus hogares. “¿Cansancio?, lo sentimos en las noches cuando llegamos a nuestra base. Pero al otro día empezamos a las 6 de la mañana listos para volver a salir”, aseguró.

Los bomberos tienen un plus de energía. Siempre. Algo inexplicable que deberá analizar la ciencia, no el periodismo. “Tal vez se deba a la motivación que llega desde nuestras ciudades y, principalmente, del vecino correntino. En Santo Tomé nos están tratando muy bien. Eso emociona”, rescató el bombero.

El jefe del cuerpo activo de Rojas intentó hacer un balance de los días que atraviesa. Inteligentemente dividió el tema en dos: la parte profesional y la emocional. De lo primero ya se ha detallado bastante. De lo segundo, hay mucho que revelar. Los bomberos contaron que están muy comprometidos con los correntinos porque “hay una carga emocional muy grande”.

Sobre eso, Laborde dijo: “Todos los días los terminamos llorando. En lo personal me tocó hacer una evacuación en un barrio humilde de Santo Tomé. El fuego arrasaba con todo y por eso tuvimos que sacar a una familia de su hogar. Los nenes me miraban porque entendían lo que pasaba. Traté de distraerlos, jugando con unos autitos que tenían y me los llevé. Me quedó grabado el abrazo que me dieron esos nenes. Me puse a llorar y no podía recuperarme”.

Los vecinos no paran de agradecer. Los entrevistados cuentan que cuando los ven transitar en la calle, la gente detiene lo que está haciendo para saludarlos. Es más, les ha tocado ir a diferentes comercios a comprar bebida u otros víveres y la gente que estaba haciendo cola no los han dejado pagar la cuenta; o directamente el comerciante se los impidió. Esa es su manera de agradecer. 

En el seminario, donde duermen unos 40 bomberos, llega gente del pueblo con tortas, medicamentos, comida y cartas. El nivel emocional es ciertamente muy alto. “Es un honor que nos traten así. Es muy fuerte. Ayer (por el lunes), nos hicieron una misa especial para nosotros. Es muy difícil de explicar lo que estamos viviendo”, resumió Laborde, quien, seguramente mientras se escribió esta nota, él y sus compañeros estaban luchando contra el fuego allá en Corrientes. Una provincia que hoy queremos y abrazamos un poco más que ayer.

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