Nicolás Membriani a caballo
El payador realizó la travesía junto con un grupo de ocho amigos.
ROJAS

Nicolás Membriani cumplió el sueño de cruzar los Andes a caballo

El payador de Roberto Cano repasó los inolvidables días de verano que pasó con la temporada de teatro junto con Soledad Pastorutti en Córdoba primero y luego con la cabalgata de montaña por el camino que realizó el General San Martín.

El payador Nicolás Membriani, oriundo de Roberto Cano y reconocido por  desarrollar su arte en cada edición del Festival de Jesús María, tuvo un verano atípico que, en los últimos días, repasó con nostalgia. “Estoy muy contento por el verano que pasó, en noviembre ya sabíamos que el verano 2021 no iba a tener los eventos tradicionales, por la falta del festival de Jesús María, entre otros; había tristeza y nostalgia, íbamos a extrañar; cayó una invitación del corazón de una amiga, artista, laburante del arte de la canción, Soledad Pastorutti. Verdaderamente, más allá de lo laboral y lo económico, fue una caricia al alma, a mi humilde carrera de payador de pueblo, tranquilo. Soñar y pensar un enero de teatro en Carlos Paz fue un sueño hecho realidad”, dijo Membriani en diálogo con FM Tiempo.

Días de teatro
“Con Sole nos conocemos hace muchos años, tenemos una relación de amistad con el querido Jeremías, su marido. Sole es de esas personas que cultiva el don verdadero de la humildad, más allá de ser una estrella de nuestro folclore. Viene bien de abajo, nunca olvidó sus principios, es una laburante”, contó Nico y agregó que “nos fuimos encontrando en las redes sociales y a fin de 2020 nos encontramos trabajando en un pueblo pequeño cerca de Chivilcoy, ya se habían abierto reuniones de diez o quince personas, estuvimos charlando, ella me preguntó qué iba a hacer en el verano, yo le dije que me iba a quedar en casa, me comentó que estaba la posibilidad de lo del teatro, si me interesaba la idea, mi respuesta fue ‘claro que sí’; era un orgullo para mí. Y antes de fin de año me llamaron para contarme la idea, que también era una prueba de fuego, no se sabía qué iba a pasar, si los turistas iban a querer entrar a un teatro o no, si la gente iba a ir a escuchar el show y fue un éxito”.
Por otro lado, Nico recordó experiencias de trabajo previas: “Con Sole participé en seis shows del teatro Ópera, hace dos años, también en El círculo de Rosario y en Quality en Córdoba, era una actividad de presentar el show, Sole había grabado canciones que tenían que ver con el mundo nuevo, la balada. Quería marcar dos puntas de la poesía oral, del repentismo, por lo tanto al principio estaba el payador y al final el trap, así que participábamos con un rapero”.
“Pero en este caso fue diferente, yo participé en todos los shows, con dos entradas; al principio era un cambio de vestuario de ella y yo aparecía cantando en un balcón, de manera sorpresiva, con oscuridad completa en la sala y luz directa a mí, yo improvisaba, contaba lo que sentía, que no había encontrado los festivales en Córdoba y que la gringa me había invitado a su show y que por eso estaba ahí. Luego le presentaba el tema a Sole y ella seguía con su show, ella hacía seis o siete canciones más y luego yo aparecía caminando por las escalinatas del teatro, de frente al escenario, con micrófono inalámbrico en guitarra y voz”, relató Membriani y agregó que “ella terminaba con una canción sobre una cinta caminadora, con una pantalla gigante atrás que le daba una imagen muy linda y trabajada, con una especie de ficción. Yo venía caminando de frente, con todo apagado y luz para mí, mientras Sole hacía cambios en el escenario y ahí improvisaba y le pedía temas al público, esa era la parte jocosa, de hacer pensar al público, emocionar, reír, el público me pasaba palabras que yo incorporaba a mis improvisaciones y el payador rinde examen con el público cuando incorpora palabras que le piden. Hacíamos un cierre muy agradable y volvía a presentar a Sole”. 
Nico contó también: “Estábamos todos los jueves y viernes. Todo comenzó por quince días, en enero, se completó el mes y hubo tanta repercusión que estuvimos quince días más de febrero. Era maravilloso ver la fila de gente para entrar al teatro Luxor, muy lindo lugar. Costó acostumbrarnos porque es una sala de más de mil butacas y podía haber solo 500 personas, pero es este mundo nuevo y nos tenemos que adaptar” y añadió: “Estuve nominado a un premio Carlos, que reconocen la labor del verano tradicional de Córdoba, había muchas obras musicales, teatrales, de humor, nunca pensé que iba a pasar por ahí el nombre de un payador. Me llamaron muchos colegas, veteranos la mayoría, me decían que era único en la historia que haya sido nominado un payador a los premios Carlos de la ciudad serrana. No lo esperaba y fue una sorpresa. La terna era atracción dentro de un espectáculo y fue muy lindo para participar de la gala con tantas figuras de la farándula”. 

El cruce a los Andes
Luego de la temporada de teatro en Carlos, Membriani volvió a Roberto Cano antes de emprender un nuevo desafío. “Después volví al pago y luego me fui a cumplir un sueño: cruzar a caballo la Cordillera de los Andes, por donde lo hizo el General San Martín. Hacía años que lo quería hacer, soy eterno reconocedor de San Martín, de que lo hizo por la Argentina, reconocido en el mundo como estratega, militar, persona y soñador de la libertad. Quería cruzar los Andes, estoy vinculado con la provincia de San Juan porque hace mucho voy a trabajar allá y tengo amigos, ese grupo de amigos gestó este sueño, son personas que trabajan con el agro y empresas”
“Yo había sido invitado muchas veces a la cabalgata oficial que realiza todos los años el Gobierno de San Juan, nunca podía hacerlo porque en febrero tenía giras, compromisos de trabajo, entonces estos amigos se ocuparon, en plena pandemia, de darle forma al viaje. Nos pasó el contacto de uno de los vaqueanos, que también es guía turístico y hace viajes con grupos reducidos, así que pudimos hacerlo entre ocho amigos”.

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