Desde hace tres años, cada dos meses, un grupo de profesionales de la salud de Rojas viaja al Chaco Salteño para atender a los miembros de la comunidad Wichi que viven en los montes, alejados de las ciudades, y sin recursos básicos como el agua y la luz. Junto con la Fundación Adesar, pediatras, bioquímicos, ginecólogos, obstetras y especialistas en diagnósticos por imágenes, trabajan en el pueblo salteño de Alto La Sierra -una localidad que queda aislada en época de lluvias- y en Santa Victoria Este; en el primer lugar intervienen en casos de embarazadas, niños con desnutrición y pacientes de riesgo, mientras que en el segundo solo realizan seguimientos a embarazadas.
Tras conocerse el dato de los siete chicos Wichis muertos por desnutrición en Salta, la médica pediatra rojense Analía Guilera ofreció su lectura a Democracia, a partir del trabajo que realiza allí junto a la Fundación Adesar. "En Alto La Sierra hay muchas diferencias desde que arrancamos, hay menos chicos con bajo peso y eso tiene que ver con la constancia, ahí trabajan muy bien los agentes sanitarios, nosotros vamos cada 60 días y después hay una continuidad" y agregó que "en Santa Victoria Este no hacemos trabajo con niños sino con embarazadas y el compromiso de los agentes sanitarios no es el mismo que el de los de Alto La Sierra, se nota la diferencia en el trabajo y eso es clave porque hay misiones en el pueblo, que están más cerca de hospitales y centros de salud, y están las del monte, los Wichis son nómades dentro del monte, hay que llevar el recurso de salud al lugar, no alcanza con llevarles agua o luz, hay que ver el abordaje dentro del contexto de lo cultural: ellos son nómades en el monte y el recurso sanitario tiene que salir del hospital y movilizarse a cada lugar".
Por otro lado Guilera dijo que "los Wichis, de por sí, no asisten a una consulta, mucho menos los niños, entonces cuando se llega al lugar, las condiciones son graves, de mucho riesgo. Al llegar hemos visto casos de extrema gravedad, para derivar inmediatamente y, muchas veces, no quieren ser derivados. Cuesta mucho sacarlos del lugar. Pero les salvamos la vida" y agregó que "el trabajo de los agentes sanitarios es necesario pero no es lo principal, considero que es un conjunto de factores".
"Siempre hablamos con las autoridades del Ministerio de Salud de Salta, la intención de la Fundación es mostrarle al Ministerio que armando un grupo -con gente de Salta, no con profesionales que viajamos desde Buenos Aires- con pediatras, ginecólogos, obstetras, especialistas en imágenes y bioquímicos, que vayan cada 60 días, en cinco días pueden tener embarazos controlados y bebés controlados; después, el seguimiento de niño sano puede hacerlo un agente sanitario en la zona. El pediatra cuando va atiende a los casos de riesgo: embarazadas y niños desnutridos", dijo Guilera y agregó que "cada gobierno, cada gestión, tiene que decidir a dónde derivar los recursos. La Fundación demuestra que esto se puede hacer, de esta manera vemos que hay buenos resultados. En el primer viaje a Alto La Sierra vimos 65 chicos, el 40% de ellos con bajo peso, y ahora estamos viendo alrededor de cinco chicos con bajo peso pero en seguimiento. Cuando llegamos al lugar, le hacemos el screening completo. Cuando hay continuidad, hay compromiso por parte de la gente. Nos ven volver, llevar los resultados de los análisis, nos esperan, se genera un vínculo. Las madres nos esperan cuando antes ni siquiera nos dejaban verlas. Donde hay compromiso y continuidad, se hace más accesible".
Por último, Analía Guilera consideró que "esto se puede revertir estando en el lugar, y no todo el tiempo, con ir cada sesenta días, trabajar cinco días, se puede hacer el control con los pacientes de riesgo, los que tienen probabilidad de morir" y agregó que "lo ideal sería que nuestro trabajo se replique en otras regiones, estamos convencidos de que funciona, eso depende de las gestiones. Quien tiene el poder y el recurso es quien decide".
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