De Lincoln al mundo: la pastelería boutique que inauguró una sucursal en Madrid
Se trata de “1865”, una marca argentina de la cual es dueño el linqueño Pablo Barbero, reconocido chef internacional. El nuevo local instalado en la ciudad española fusiona la gastronomía de nuestro país con la norteamericana. Así, ofrece productos como chocotorta, alfajores de maicena y torta de papa. Además, cuenta con productos argentinos en su almacén.
La pastelería boutique “1865” del linqueño Pablo Barbero, reconocido chef internacional abrió una sucursal en la ciudad de Madrid, España. La marca argentina es reconocida por fusionar la pastelería norteamericana con la argentina. Así, el nuevo local ofrece productos como chocotorta, alfajores de maicena y torta de papa, adaptados a los hábitos de consumo de los españoles. Además, cuenta con productos argentinos en su almacén. De esta manera, el objetivo principal de la marca es que la comida conecte a las personas e innovar y transmitir la cultura y la historia de Argentina a través de su atención personalizada y ambiente acogedor. La propuesta ha sido bien recibida por los clientes, generando un boca a boca positivo y fidelización.
“Hace 40 días abrimos en Madrid el nuevo local y obviamente con orgullo, porque es un hermano del local de Lincoln diferente, no es igual, no tiene la misma característica de la casona icónica linqueña”, explicó Pablo Barbero y agregó “en Madrid abrimos un local súper lindo, en una zona muy linda y estratégica, a dos cuadras del metro de Bilbao. Es una zona parecida a Recoleta en Argentina”.
En ese sentido, el chef explicó que esta apertura es un proyecto de expansión y de seguir apostando por la marca, que representa su identidad y los sabores de Argentina. “Es un desafío muy grande generar un emprendimiento en Europa y en una ciudad tan enorme y tan magnética como es Madrid. Pero bueno, tenemos un muy buen producto, y a la gente le encanta la filosofía de la marca”, resaltó y aseguró que “a las personas le llama mucho la atención el nombre del local, que es en números y no en letras. Ahí empezamos a contar toda nuestra historia y eso nos suma un montón, genera valor agregado”.
En cuanto a los productos que se pueden encontrar en el “1865” de Madrid, Pablo detalló que “el concepto es una fusión entre pastelería norteamericana y argentina, por esta cuestión de Abraham Lincoln, pero al estar en Europa, se realizan con los gustos de los españoles”, y aseguró que “si bien en Madrid hay gente de todo el mundo, los hábitos de consumo son muy diferentes. No comen tanto dulce como nosotros o no están acostumbrados al café con leche con el tostado. Tuvimos que hacer alguna que otra adaptación”. En esa línea, dijo que es “la misma propuesta de Argentina, adaptada a lo que es Europa”.
Así, afirmó que “los que no son de Argentina y van al lugar “flashean” cuando ven chocotorta, los alfajores de maicena, el rogel, la pasta frola de membrillo y la medialuna tipo argentina”.
Lugar de pertenencia
Cuando Barbero abrió su primer local en Lincoln, en el año 2021, tuvo como objetivo “conectar con la comida”. Es decir, lograr la fidelización de la gente a través de empatizar con distintas propuestas gastronómicas en un lugar acogedor. “Hoy tenemos mesas de señoras grandes que van a tomar el té o el café a la tarde y sienten que es un espacio de pertenencia; eso quizá no consigue en otro lugar”, resaltó el chef y agregó “el local de Madrid también es muy lindo, el mobiliario tiene, tipo franquicia, la misma paleta de colores y muchas características parecidas al de Lincoln”.
Por otro lado, también contó que en el local cuentan con una parte de almacén, donde se ofrecen vinos de Argentina, diferentes tipos de yerbas, mates, dulce de membrillo, dulce de leche y demás productos regionales.
Segundo local
“Tener un segundo local nos representa un desafío enorme porque somos jóvenes emprendedores, que arriesgamos, tiempo y dinero en un momento donde nuestro país está complicado”, sostuvo Barbero y agregó “abrir un mercado tan grande como Europa realmente no es fácil, pero nos llena de orgullo y nos representa como linqueños”.
Cabe recordar que el primer local de “1865” inauguró en Lincoln en el mes de septiembre de 2021 bajo el mando de Barbero y en sociedad con los hermanos Luis y Federico Rolla. “Lo ideal sería que haya muchos “1865”, sería genial poder ver cierta expansión y muchas más franquicias de terceros”. Además, manifestó que “todo el equipo que tenemos contratado en España es argentino”.
En esa línea, confesó que “a la gente del mundo, le encanta esa cuestión del saludo, de mirar a los ojos y sonreír, de decir buenos días y de tratar bien. Quizás nosotros lo tenemos incorporado, porque somos gente del campo que nos conocemos todos y es algo natural; pero en ciudades del mundo grandes y frías, donde no te saludas ni te conoces con nadie, que entres a un lugar y te reciban con un saludo es otra cosa. Ahí un valor diferencial importante”, y agregó “la experiencia es completa y así se va armando el boca a boca que es fundamental, porque se forma como especie de comunidad”.
El origen de “1865”
El chef internacional Pablo Barbero nació y creció en Lincoln, luego de terminar la secundaria comenzó la carrera de Marketing y Comunicación, tomó clases de cocina y pastelería y, a lo largo de su carrera profesional, trabajó en gastronomía hotelera.
A los 25 años, fue chef pastelero del hotel Meliá Buenos Aires, trabajó en Italia para la misma empresa, viajó a Mendoza como chef ejecutivo, fue parte de las cocinas en Estados Unidos y en Brasil de la cadena de hoteles Hilton y en el último tiempo, antes de su llegada a Lincoln, ocupó el puesto de chef ejecutivo del Grand Hyatt Bogotá en Colombia.
Por un motivo especial, Barbero tomó la decisión de volver a sus raíces: la enfermedad de su madre lo condujo a tomar una pausa laboral, entendió que “lo único que no se puede comprar es el tiempo” y que una apuesta gastronómica de calidad sería una buena opción para su ciudad natal, Lincoln.
Sin vueltas, ideó un proyecto y buscó socios, conoció a los hermanos Luis y a Federico Rolla, quienes quedaron encantados con el proyecto y avanzaron con el trabajo en conjunto sin dar margen a las dudas. “Se llama "1865" porque es el año de fundación de la ciudad y tiene que ver con mi intención de volver a las raíces, con el objetivo de rescatar la memoria emotiva, elegí un nombre fácil de identificar, tiene un sentido muy profundo, es el orgullo de ser linqueños, es poner cosas personalísimas, no es un lugar que está pensado solamente para ser un negocio y ganar dinero, es un lugar con el que queremos hacer historia y donde la gente hable de "1865" como algo icónico en Lincoln”, señaló Barbero.