Aparte de lamentar el cierre de la clínica, en el pueblo hay preocupación.
Aparte de lamentar el cierre de la clínica, en el pueblo hay preocupación.
SISTEMA DE SALUD

Crece la preocupación en Roberts por el cierre de la clínica privada

En diálogo con Democracia, vecinos, el delegado del pueblo y el director de Unidades Sanitarias del Distrito relataron la situación que atraviesa la localidad luego del cierre de la prestigiosa institución, con casi cincuenta años de historia en el lugar.

El cierre de la Clínica Roberts generó preocupación entre los habitantes de la localidad, dado que allí no solo se contaba con un importante abanico de especialistas médicos y aparatología, sino que también se realizaban distintas prácticas como cirugías y partos que, a partir de ahora, deberán hacerse en la ciudad de Lincoln. En diálogo con Democracia, el Dr. Jorge Chemes, director de Unidades Sanitarias, Fabián Insúa, delegado del pueblo; y el vecino Juan Dorronzoro, ofrecieron sus puntos de vista de la situación que provocó incertidumbre respecto de la cobertura básica de salud para los habitantes de Roberts, la localidad más poblada del Distrito. 
El Dr. Jorge Chemes, director de Unidades Sanitarias, dijo a este diario que “la clínica cerró porque dejó de ser rentable. Desde el punto de vista de la salud pública hemos tenido en cuenta cubrir las necesidades de la gente de la localidad de Roberts de la manera más completa posible, para que no quede nadie  desatendido y la Unidad Sanitaria de Roberts está muy equipada, aunque no totalmente”. Y agregó que “Roberts es el pueblo más grande del partido, tiene camas disponibles, bioquímico, kinesiólogo, está bien completa la Unidad Sanitaria. Nosotros nos complementábamos con la clínica privada en el uso del aparato de rayos, porque la Unidad Sanitaria no lo tiene. Desde la Secretaría de Salud tenemos ese tema en vías de resolución para ver cómo cubrimos el déficit que sería aportar el equipo de Rayos. Por otro lado, la clínica tenía el equipo de ecografías, con el ecografista, y eso ya sería un poco más complejo de cubrir pero lo básico, indispensable para el manejo de la salud, está cubierto”.  
Respecto de los trabajadores de la clínica privada, Chemes detalló que “algunos trabajadores de la clínica se reubicaron en el sistema público de salud, en la Unidad Sanitaria; de todos modos, la clínica sigue trabajando con policonsultorio, aunque no con internación. Nosotros sabíamos cómo venía la mano, que la clínica iba a cerrar pero, a pesar del cierre, el sistema de salud de Roberts no se vio afectado para nada. La comunidad tiene preocupación pero se trata de una institución privada que decidió cerrar. El doctor Pagano, dueño del lugar, tendrá sus motivos. En todas las unidades sanitarias del Distrito tenemos médicos, en algunas hay dos, y van los especialistas todas la semanas: pediatras, ginecólogos. La atención primaria de la salud está cubierta”.

“El pueblo lamenta el cierre de la clínica”

Por su parte, el delegado de Roberts, Fabián Insúa, dijo a Democracia que “aparte de lamentar el cierre, en el pueblo hay preocupación. Se trata de una empresa de más de 50 años en Roberts, era un prestigio para nuestra localidad. Era de primera para la zona, venía gente de pueblos vecinos a atenderse. Se hacían cirugías, partos, lamentablemente era una empresa privada y decidieron cerrar. La fundó Pagano padre y la siguió su hijo. No hubo nadie que siguiera la carrera de medicina para continuar, la familia está totalmente abocada a Roberts pero se dedican a la agronomía” y agregó: “Lo lamentamos y lo sentimos, ahora hay que reacomodar todo el sistema de internación, aparatología, en salud pública nos falta lo que es Rayos y Ecógrafo. Por el momento, si se necesita hacer placas o ecografías, se siguen usando los aparatos de la clínica”.
Insúa comentó que se enteraron con un mes de anticipación del cierre y que mientras que enfermeras y personal de salud se reubicaron en distintos lugares, el personal administrativo sigue trabajando en la clínica que funciona como consultorios. “Para cirugías la gente va a Lincoln, acá la salud está cubierta, tenemos diez camas de internación, los primeros auxilios están. Era un prestigio contar con esa clínica por los médicos, especialistas y prácticas que se realizaban allí. Ahora se está trabajando desde el Ejecutivo y desde Salud para centralizar todo en la sala, para armar lo que estaba en la clínica, con rayos y ecógrafo”. 

“La gente tiene miedo de morir en el camino”

Juan Dorronzoro tiene 31 años, es licenciado en Comercio Internacional y vive en la localidad de Roberts. “Mi familia y yo somos productores agropecuarios, toda la vida vivimos acá, tenemos acopio de cereal y desde siempre nos dedicamos a eso”, contó en diálogo con Democracia y agregó que “el tema de la clínica es muy sensible, lo que sucedió fue un balde de agua fría, para todos, había rumores sobre el cierre pero nunca nadie se imaginó lo que iba a pasar. Lo primero que pensé fue ‘¿Y ahora cómo seguimos?’, sentí miedo, es como estar en una estancia, en medio del campo, desamparados completamente”. 
“Me di cuenta de que nos hemos vuelto muy egoístas todos, cada uno se preocupa por lo que hace, para que le vaya bien y todos se expresan en Facebook a la noche, cuando terminan de trabajar. Nadie dijo de salir a la calle ni pedir explicaciones al municipio. Insultan a través de las redes pero no pasa más de ahí, eso desespera, cada uno se preocupa por lo suyo. La situación cambia cuando a un familiar le agarra un infarto o un ACV y hay que llevarlo a fondo en el auto, ahí te das cuenta del problema de salud que tenemos en Roberts”, detalló Dorronzoro. 
Por otro lado, Juan Dorronzoro dijo: “Lo que me preocupa es que la Municipalidad no se haya anticipado a esta situación. Las autoridades municipales siempre se desentendieron porque Roberts tenía la clínica privada, hablo de esta gestión de Serenal y la anterior, de Fernández, también. Roberts tiene más de 4 mil habitantes, es una ciudad que aporta mucho al Estado pero si no tenemos salud, ¿de qué nos sirve? Y vamos retrocediendo”. 
“Hay gente grande, de entre 65 y 70 años, que se está planteando la posibilidad de irse a vivir a Lincoln, por la salud. Tienen miedo de morirse en el camino. Gente que tiene hijos en La Plata o Buenos Aires le pide a sus padres que se vayan a vivir con ellos o a Lincoln. Yo tengo la suerte de tener movilidad, agarrar el auto y poder ir pero ¿cuántos tenemos esta posibilidad?”, cerró Dorronzoro.

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