El 23 de abril de 2007, en Lincoln, Maximiliano Bonetti (22) salió de su casa alrededor de las cuatro de la tarde en su bicicleta y no volvió nunca más. El 7 de agosto de ese mismo año, después de más de 100 días de búsqueda, su cuerpo fue encontrado sin vida en una laguna ubicada en inmediaciones de la ruta 188, sobre el kilómetro 230. En el lugar también se encontró su bicicleta.
Desde el momento en que se realizó la denuncia por su desaparición, la investigación recayó en manos de la fiscal Vanina Lisazo. En Lincoln, los primeros rumores hablaron de un crimen y pusieron a la policial local en el ojo de la tormenta.
Pero para la Justicia, no hubo un crimen sino una muerte natural. Así lo entiende la doctora Lisazo, quien en una entrevista exclusiva con Democracia repasó el caso.
- Después de diez años ¿Qué análisis ha hecho?
- Muchísimos recuerdos. Fue un caso que nos conmocionó. En principio estuvimos más de tres meses buscándolo, yendo a todos los lugares donde nos indicaban que él podía haber estado. Fuimos a lagunas, al cementerio y hasta desenterramos algunos muertos para buscarlo en alguna fosa. Eso fue hasta que un día, ocasionalmente unos cazadores de nutrias nos informaron que habían encontrado algo en un canal. Y finalmente ahí fue hallado.
- ¿Qué sospechas hubo al principio?
- Por lo que nos decían la madre (Aurelia) y el padre (Jorge), al principio todo podía indicar que se podía tratar de un caso de brutalidad policial. Lo cierto es que el caso, con el paso del tiempo y luego de haber tomado muchas declaraciones, fue archivado. Todo después de haber hecho reconstrucciones y de haber ido hasta el fondo con todas las probabilidades. Analizamos todo y la autopsia, más el informe de una segunda autopsia, no arrojaron duda en cuanto a que la muerte de Maxi no tiene ninguna característica de violencia.
- ¿Por qué se reabrió la causa hace un año?
- Porque se presentó un testigo diciendo que había visto cuando a Maxi lo estaban golpeando. Él me contó cómo lo habían hecho y muchos detalles más. Pero si realmente hubiesen existido esos golpes, hay un registro que tendría que haber aparecido en la autopsia. Cualquier tipo de agresión no tiene forma de borrarse para una autopsia. El cuerpo estaba entero y no había ninguna marca de violencia. Lo cierto es que no se pudo comprobar nunca lo que nos dijo este testigo y la causa se volvió a archivar.
"Todo lo que judicialmente se pudo haber hecho lo hicimos y no encontramos nada que nos diga que lo mataron. Para nosotros es una muerte natural".
- ¿Qué cree que le pasó entonces?
- Lo que sabemos es que no fue muerto a golpes, es decir que no fue homicidio. A partir de ahí, una hipótesis es que ese día Maxi no tomó la medicación de su discapacidad, que se pudo haber perdido por esa circunstancia y que se metió a ese canal con bicicleta y todo. A lo mejor intentó cazar algo y quizás donde se lo encontró no fue el lugar donde él estaba sino que fue arrastrado por el agua hasta allí. La bicicleta tenía una torcedura, la mandamos a analizar, le hicimos pericias en La Plata y en la escuela técnica de Junín pero no encontramos nada. Es decir que todo lo que judicialmente se pudo haber hecho lo hicimos y no encontramos nada que nos diga que a Maxi lo mataron. Para nosotros fue una muerte natural.
- ¿Por qué cree que hasta el día de hoy se dice que a Maxi lo mataron?
- No lo sé. Sinceramente hasta a mí me costó creer que muriera de esta manera. Hablé mucho con mis colegas y uno tiene que creer con el trabajo que se hizo. La hipótesis de la brutalidad policial surge porque unos meses antes Maxi había tenido un entredicho con la policía. Eso es lo que me dijo la familia. Entonces ahí surgió esa hipótesis de que a Maxi lo había levantado la policía y lo habían golpeado. Lógicamente que es muy difícil aceptar la muerte de un hijo y en este caso de un chico tan joven. Quizás todavía están buscando algún culpable donde yo creo que no lo hay.
- ¿Hubo otras hipótesis además de la brutalidad policial?
- Investigamos varias líneas, enemistades del padre de Maxi, una supuesta relación de Maxi y otras dos más. A todas las seguimos hasta último momento. No hubo nunca un testigo clave. La causa tiene más de siete cuerpos, se tomaron unos 120 testimonios, más las pericias que se le hicieron a la vestimenta y a la bicicleta. Incluyendo los informes de la operación de autopsia. Sabemos que a Maxi no lo mataron pero no sabemos cómo murió. A la sociedad de Lincoln le puedo decir que a Maxi no lo mataron. No hubo señales en su cuerpo de nada extraño relacionado a la violencia.
- ¿Tuvo algún tipo de presión policial o política durante el proceso judicial?
- Para nada. Mi competencia nunca tuvo ningún tipo de freno. Me ha tocado allanar comisarias y me han tocado casos donde están involucrados funcionarios públicos. Nunca tuve presiones.
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