La historia de una familia de O´Higgins que lucha contra una extraña enfermedad
CORAZÓN VALIENTE

La historia de una familia de O´Higgins que lucha contra una extraña enfermedad

Tras diferentes síntomas que presentaba León, un niño de 8 años, los médicos le diagnosticaron Kawasaki, una enfermedad que afecta las arterias cardíacas de los menores.

Luego de distintas consultas médicas, la familia de León, un niño de 8 años oriundo de la localidad de O´Higgins, recibió el diagnóstico de Kawasaki, una enfermedad que provoca una hinchazón, denominada inflamación, en las paredes de los vasos sanguíneos de tamaño pequeño a mediano que transportan la sangre por todo el cuerpo. La misma afecta con mayor frecuencia a las arterias cardíacas de los niños. 

La enfermedad de Kawasaki se denomina a veces síndrome de los ganglios linfáticos mucocutáneos. Esto se debe a que también provoca inflamación en las glándulas, llamadas ganglios linfáticos, y en las membranas mucosas del interior de la boca, nariz, ojos y garganta.

Todo comenzó a fines de diciembre de 2023 cuando Mariana, junto a su actual pareja Lucas, pasó a buscar a su hijo León por la casa de su papá. Allí lo notó afiebrado y decaído.

“León nos manifiesta dolor de cabeza y tenía el ojo un poco vidrioso. Lo trajimos a casa e intentamos darle un antitérmico, pero lo vomitó por primera vez”, relató su mamá, quien se encontraba cursando el último mes de embarazo de su segundo hijo, Benjamín, y agregó: “Tenía hambre, pero todo lo que comía lo vomitaba. Así que ese día hicimos un poco de dieta y nos acostamos a dormir”.

Pero la situación empeoró. El lunes cuando amaneció, León ya vomitaba amarillo; también tenía un poco de congestión, mucha alergia en el cuello y le dolía la garganta. “Nos fuimos para la Sala de Primeros Auxilios del pueblo, donde le dieron un antibiótico para empezar a tratar de cortar esa fiebre, pero seguía y no se la lograban controlar”, explicó Mariana, y añadió que su hijo vomitaba el antibiótico todo el tiempo. 

Al otro día decidieron viajar a Junín. Allí, en la Pequeña Familia le encontraron un poco de moco y le dieron antibiótico, pero también lo vomitaba. El miércoles lo vio el pediatra de la Sala de O´Higgins y lo derivó a Chacabuco para hacer una tomografía. Sin embargo, cuando llegaron al Hospital, lo internaron. Le empezaron a pasar antitérmicos para evitar que siguiera vomitando, pero no lograban controlar la temperatura. Tenían que reforzar la medicación constantemente. León se empezó a poner amarillo y sus ojos vidriosos. Luego, en el transcurso del día, empezó a desarrollar un zarpullido en la panza. Le hicieron análisis de sangre para ver si era hepatitis o mononucleosis. Había que esperar tres días. 

La situación era desesperante y el embarazo de su segundo hijo avanzaba. “Estaba de 38 semanas, así que los diagnósticos posibles eran complicados para toda la familia”, confesó Mariana y agregó: “Pasamos la noche en Chacabuco. Lucas se quedó con él y, al otro día, le dieron el alta, pero nos pidieron una ecografía de su hígado para ver si estaba muy inflamado” y continuó: “La ecografía salió bien, el hígado estaba un poco inflamado nada más, y nos volvimos a casa con un León que se sentía bien. Aunque, a penas llegamos, se sentó en el sillón y se empezó a hacer un bollito. Dijo que tenía hambre, le dimos un pedacito de manzana. Se lo comió y, tres segundos después, lo vomitó y la fiebre volvió con todo otra vez. Así quedó rendido en la cama”. 

En medio de la desesperación, Mariana llamó a su mamá “porque tenía miedo y no sabía qué hacer”. Decidieron ir otra vez a la clínica de la Pequeña Familia, porque las posibilidades de que el bebé naciera en el medio de todo ese caos eran muchas, y su pediatra y todo lo demás estaba allí. 

“Salimos cerca de las once de la noche, ingresamos por la guardia y quedamos internados los tres, casi cuatro, porque Benja aún estaba en mi panza.Al otro día nos vinieron a ver el grupo de médicos, les contamos todos los síntomas y nos dijeron que teníamos que esperar los resultados de los estudios que habíamos hecho en Chacabuco. Pero mientras esperábamos, el cuadro seguía empeorando”, relató Mariana y añadió: “Todo se seguía complejizando y seguían apareciendo síntomas que antes no estaban. Al siguiente día, con un adelanto de los análisis, nos dijeron que no era hepatitis y tampoco mononucleosis, y que empezaban a sospechar de una enfermedad llamada Kawasaki”. Allí, comenzó la incertidumbre de toda la familia, porque nunca nadie les había hablado de esa enfermedad. 

Después de recibir su diagnóstico, León hizo su tratamiento correspondiente y, luego que nació su hermanito, le dieron el alta. “Lo más difícil llegó después, donde empezó toda la aventura por las secuelas que trae la enfermedad, como las dilataciones de las arterias coronarias y el aneurisma gigante que tiene León. Por ende sus controles son muy exhaustivo”, explicó Mariana y agregó: “Lo último que se le hizo, y es donde descubrimos que hay una mayor complejidad en su diagnóstico, fue una angiotomografía con contraste y anestesia, que se hizo en la Fundación Favaloro en Capital Federal, y ahora estamos a la espera de ver cuál es la nueva conducta que se toma”. 

Por último, resaltó que su hijo pudo festejar su cumpleaños número 8 que tanto esperaba con sus amiguitos, que puede concurrir al colegio y puede llevar una vida normal, dentro de sus cuidados rigurosos. Pero tanto ella como su pareja Lucas y su hermanito Benjamín saben que esto no termina acá.

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