Gabriel López tiene 55 años y es de Chacabuco. Apasionado por el carnaval, hace nueve años fundó la comparsa Bombay, para poder devolverle a su ciudad la alegría y belleza del tradicional festejo. “Al principio creé un grupo de chicas que bailaban y animaban fiestas con trajes de carnaval y música brasilera, porque yo trabajaba en eventos”, relató Gaby, como le gusta que lo llamen. Y agregó: “Luego, en el 2015, cuando volvió el feriado del carnaval, quisimos planificar algo mejor. Recibimos una compensación económica por la participación en distintos cursos y todo se volcó a la comparsa. En el medio hubo un cambio de gobierno, pero fuimos un poco porfiados porque ya habíamos trabajado todo el año y las chicas querían mostrar sus trajes. Así, terminamos haciendo el corso en un barrio, en una sociedad de fomento. Y fue tanta gente que nos cerraban el paso y no nos dejaban desfilar porque querían ver la comparsa”.
En ese sentido, López, quien es el encargado de la parte artística de Bombay, explicó que “se había generado algo que ya no tenía vuelta”, y añadió: “Hoy el grupo se sigue sosteniendo de la misma manera. Tenemos una comisión directiva y estamos tramitando la inscripción como entidad de bien público”.
“Se agrandó demasiado. Nos dividimos en distintas áreas. Es decir, se está profesionalizando todo. Seguimos ligados al taller de la Escuela Municipal de Actividades Culturales, donde las chicas de marzo a noviembre cosen todos sus trajes con el que van a desfilar en el carnaval en febrero”.
Por otro lado, Gabriel contó que con la comparsa también realizan eventos privados, participaciones en otros carnavales, pequeñas rifas y la actuación en cursos a cambio de un caché para poder sostener los gastos de los materiales que utilizan para confeccionar los trajes. En esa línea, manifestó que “es muy difícil y costoso renovarlos todos los años.
Este año vamos a hacer cerca de 90 personas y montar 90 trajes nuevos es imposible”, y añadió: “Más cuando nuestro carnaval no es competitivo y no hay un premio monetario a cambio de la actuación. Solamente un arreglo con la Municipalidad de un aporte”.
Sin embargo, confirmó que los trajes que van sobre el cuerpo, en su mayoría, se hacen desde cero todos los años. En cambio, lo que es tocado, espaldas y plumas se reutilizan.
En cuanto a los requisitos para formar parte de Bombay, López remarcó que “la comparsa es totalmente inclusiva. No hay que tener un cuerpo perfecto ni ninguna característica física para formar parte de un espectáculo de carnaval”, y sostuvo que “todos le pueden aportar algo. Solamente se tienen que dejar asesorar y guiar por nosotros, que somos la parte artística y tenemos el concepto del espectáculo”.
Por otro lado, respecto al nombre del grupo, Gaby contó que, en el 2017, cuando se produjo la separación con La Batucada, necesitaron buscar un nombre corto y que pegara.
“Empecé a buscar y la mayoría de las comparsas tienen nombres que tienen que ver con lenguas indígenas, y yo quería otra cosa. Y, justo, en ese momento estaba de moda el grupo de música Rombay, que sonaba mucho. Entonces propuse que le pongamos Bombay a la comparsa, como la ciudad de la India. De hecho, nuestro portaestandarte tiene una silueta de una ciudad oriental porque ese es el motivo con el que elegimos el nombre”, detalló y agregó: “En Chacabuco tuvimos que hacer todo un trabajito de volverle a la gente las ganas de ir al carnaval, porque el festejo se había transformado en una fiesta que tenía mala prensa y en algo vulgar”.
Su amor por el carnaval
En cuanto a su pasión por el popular festejo, Gabriel mencionó que nació un 8 de febrero en una clínica frente a la plaza principal de Chacabuco. “Cuando yo nací el corso pasaba por la calle. Entonces, probablemente desde ahí viene la inspiración. Siempre tuve un espíritu creativo y muy curioso, y soy manualmente muy habilidoso. Porque de hecho yo no estudié nada de esto, yo lo aprendí viendo o experimentando. Soy autodidacta”, reconoció, y comentó: “Fui a los grandes carnavales, como el de Brasil, Gualeguaychú y Corrientes; conozco el de 25 de Mayo. Voy a todos y he visto cómo se manejan y trabajan desde adentro. Entonces, bueno, todo eso también me sirvió para volcarlo y traerlo a Chacabuco”.
En esa misma línea, explicó que “acá lo que queríamos hacer era eso: levantarle el nivel, generar un espectáculo de carnaval y que la gente fuera”, y recordó: “Cuando arranqué había tres murgas, una comparsa infantil y una comparsa de adultos. Era difícil crecer porque no había resarcimiento económico. Esto es hobby para mí, pero también me lo tomé como un compromiso y un desafío”.
En ese sentido, reconoció que mucha gente le dice que lo que él hace es demasiado para Chacabuco, que tendría que irse a otro lado. “Yo quiero ser profeta en mi tierra. Quiero darle algo a mi ciudad”.
Por último, López aseguró que su gran sueño es hacer feliz a las personas. “La comparsa es un lugar de contención y donde se sanan muchas cosas. Uno no se da cuenta en el proceso, pero hay gente que viene aquí muy dañada y se va feliz. Entonces, si una persona logró ser feliz, mi objetivo ya está cumplido”.
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