Noelia y Mariano, los dueños del proyecto familiar de Castilla.
Noelia y Mariano, los dueños del proyecto familiar de Castilla.
CHACABUCO

“El Stud”, el restaurante de campo que es furor en el pueblo de Castilla

Tras la pandemia, Noelia y Mariano decidieron poner en valor un viejo establo de caballos de su hermano fallecido y lo convirtieron en un lugar acogedor para disfrutar de asados en familia, rodeados de naturaleza y de una tranquilidad absoluta.

Noelia tiene 32 años, vive en Castilla, en el Partido de Chacabuco, es empleada administrativa y siempre tuvo el sueño de tener su restaurante. Fue así que en el 2020 se propuso poner en valor junto a su marido, Mariano un viejo stud de caballos perteneciente a su hermano Tati, radicado en Europa. “Hace varios años, mi hermano compró este lugar abandonado para un proyecto que tenía con su mujer, pero se separó y todo quedó en la nada. Entonces, mi otro hermano Juan Cruz lo tomó para armar un stud y cuidar caballos de otras personas”, contó Noelia y agregó “funcionó un par de años, pero luego se enfermó de cáncer y no pudo continuar. El lugar comenzó a venirse abajo y estaba muy deteriorado”.

De esta manera, ambos remontaron un viejo anhelo que tenían desde chicos. Armar su propio restó de campo. Su inspiración fue “El palenque”, ubicado en Cucha Cucha. “Fuimos a comer a ese lugar y nos gustó mucho cómo se manejaban. Ellos tenían un menú fijo y estaba todo en sintonía. Ahí pensamos en replicar esa opción en nuestro pueblo”, expresó Noe, como todos la llaman y mencionó que “al principio nos trataban de locos, no tenían fe de que fuera a funcionar, pero nos fue bárbaro”.

Puesta en valor

La pareja comenzó a trabajar en el proyecto. El primer paso era poner en valor el lugar y mejorar las instalaciones. De a poco, fueron avanzando, pero llegó la pandemia y tuvieron que frenar. “Por un lado, nos paralizó porque no podíamos salir a comprar materiales y ni venir el albañil, pero por el otro nos unió como familia, porque pasamos todos los días en ese espacio y nos pusimos todos a trabajar”, reconoció y aseguró que “el patio es un cuarto de manzana así que, para nuestros hijos, Juan Ignacio y Olivia, era el lugar ideal”.

Así, una vez que terminaron tuvieron que elegir el nombre. “Empezamos a pensar en algo que nos represente y no se me ocurría otro que “El Stud”, porque así lo llamábamos nosotros a este lugar cuando lo tenía mi hermano”, reveló Noe y agregó “empezamos muy de a poco, para 34 personas que es la capacidad que tiene el interior y terminamos habitando el patio porque recibimos más de 200 personas por fin de semana”. 

En ese sentido, los dueños reconocieron que el pospandemia colaboró con el auge del turismo rural y potenció a los restaurantes de campo porque “ofrecemos mucho espacio exterior”. Así, la gente comenzó a llegar desde distintos puntos. Primero a nivel local, luego la Región y posteriormente la Provincia de Buenos Aires y Capital Federal. “A veces nos sorprendemos cuando nos dicen desde dónde vienen, pero es cada vez más. Hay mucha recomendación, el boca en boca funciona muchísimo. Más allá de las redes sociales y de todas las promociones que hacemos”, aseguraron. 

Nuevas reformas

En la actualidad, la pareja decidió apostar a algo más grande y comenzaron a realizar distintas reformas. Es por eso que tuvieron que alquilar un espacio momentáneo en el centro de la localidad. “Por ahora estamos en el Stud Centro, como lo llamamos nosotros, hasta que terminemos con la restauración”, relató Noe y agregó “la idea es volver a nuestro lugar tradicional, donde los viernes recibimos a un público más local, los sábados al turismo de bicicletas y motos y los domingos a familias que nos visitan de todas partes”. 

En cuanto a las virtudes de “El Stud”, ambos reconocieron que “lo que más resaltan es la tranquilidad y el comer debajo de los árboles. Es como hacer un picnic en familia” y aseguraron: “tenemos mucho contacto con toda la gente que nos visita, nos gusta conocer sus historias y saber cómo llegaron a Castilla”.

Respecto al futuro, el matrimonio sueña con tener un hospedaje para que la estadía pueda ser más completa. “Siempre pensamos en esa opción, porque mucha gente nos consulta y, además, faltan propuestas en la localidad. Porque, sino uno llega y no sabe qué hacer”, aseguraron y concluyeron “de a poco le vamos encontrando la vuelta a todo, esto es un proyecto que nos unió como familia y lo disfrutamos mucho”.

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