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LA CONCIENTIZACIÓN COMO HERRAMIENTA CLAVE

“Queremos un Chacabuco más accesible para las personas con autismo”

La psicóloga Analía Slaven, junto a la psicopedagoga Marcela Zocchio y a otros trabajadores de la salud, integran la Asociación Intervenir TEA con el objetivo de combatir la indiferencia de la población ante las personas autistas y de generar nuevos espacios en la ciudad.

Intervenir TEA (Trastorno del Espectro Autista)es una Asociación de Chacabuco que trabaja cuestiones vinculadas al autismo. Sus fundadoras, licenciada en psicología Analía Slaven (UBA) y licenciada en psicopedagogía Marcela Zocchio (USAL), decidieron emprender la iniciativa tras compartir sus experiencias en el consultorio y notar la necesidad de abordar de manera social e interdisciplinaria esta patología. Forman parte también del equipo una terapista ocupacional, una fonoaudióloga y acompañantes terapéuticas.
En el mes de marzo comenzaron a gestionar charlas con expertos en la materia, a organizar jornadas con proyección de películas y posterior debate, y otras actividades de las que forman parte las familias de los chicos con autismo, los profesionales de la saludy la sociedad en general interesada en el tema. Intervenir TEA nació para combatir la indiferencia y estimular la inclusión por parte de la población. 
En diálogo con Democracia, Analía Slaven hizo referencia al trayecto recorrido y lo que queda por hacer.

- ¿Cómo nace Intervenir TEA y qué objetivos tienen desde la asociación?
- Nos dimos cuenta de que el autismo tiene un componente social muy importante y aquellos chicos que llegan al consultorio con dos años, cuando crecen, comienzan a ser parte de distintas instituciones, andan por la calle, van al supermercado, etc. y la mirada social perjudica bastante hoy por hoy al paciente con autismo. Nos propusimos ir en busca de un Chacabuco con más ayuda, más accesible para aquellas personas autistas, esa es la mirada que tiene intervenir TEA. La intención es generar conciencia: hacemos talleres, capacitaciones con expertos que vienen a hablar del tema, tratamiento y asesoramiento a las familias, a las escuelas, y buscamos armar ciertos espacios que no están abiertos.
 
- ¿Cuáles son los próximos proyectos que tienen?
- Nuestro proyecto, para después de las vacaciones de invierno, es generar un espacio de educación física, de psicomotricidad, junto con un profesor que se empezó a formar a partir de interesarse en este tema. La idea es tener un espacio propio para chicos con TEA o con alguna problemática de neurodesarrollo. Nosotros notamos que alguno que otro va a fútbol, gimnasia o natación, pero que no terminan logrando los objetivos, no termina siendo un especio específicamente de la ayuda o del apoyo que necesitan. Este componente, el físico, habla mucho del avance que ellos pueden llegar a tener. También queremos armar un espacio de arte donde se les pueda dar apoyo, y hacer una capacitación de inclusión educativa.

- ¿Cuál creés que es nuestro principal error como sociedad en relación al autismo?
- Yo creo que el principal error es esquivar al autista. Noto en mis pacientes adolescentes que socialmente se los esquiva, muchos se hacen los distraídos y no los tienen en cuenta para ir al boliche, a un cumpleaños, o simplemente para formar parte de una conversación. La persona con autismo, pero con alto rendimiento, no la pasa bien durante su adolescencia. Tenemos que pensar a largo plazo y, en ese sentido, la adultez va a ser complicada en lo que respecta al empleo. En Buenos Aires manejan el programa “Empleo con apoyo”, donde se capacitan para poder ser incluidos en los empleos, con un tutor que apoye esa tarea hasta que pueda desempeñarse solo y después se corre de lugar. Hoy por hoy, el mayor apoyo uno lo ve en los nenes del jardín, pero cuando van creciendo uno ve que la sociedad se va corriendo, pasan a ser los raros.

- En relación a años anteriores, ¿cómo ves hoy la actitud de los padres ante un diagnóstico de autismo en su hijo?
- Los chiquitos están llegando al consultorio a partir de los dos años, antes llegaban recién a partir de los ocho. Siendo más chiquitos, una puede marcar a los papás que hay dificultades para trabajar con un nene que no nos mira o que no puede sostener una actividad por dos o tres minutitos, por ejemplo. A partir de allí, se incorpora mucho a los papás, les abrimos las puertas, les contamos qué cosas pueden hacer con las condiciones del nene, buscamos que tengan más autonomía. Los veo a los papás propensos a recibir todo este tipo de ayuda, porque luego en sus casas ven avances en ciertos casos y en otros no. Los padres necesitan ayuda, son mucho más abiertos que antes, menos resistentes.

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