Matías Quarleri nació hace 43 años en Bragado. Luego, a sus 18 años decidió ir a estudiar a Capital Federal la carrera de abogacía. Se recibió, trabajó en grandes empresas y se desarrolló profesionalmente. Pero llegó la pandemia y su cabeza empezó a dispararle distintas ideas totalmente diferentes a las que venía desarrollando.
Así, apostó al pueblo de Irala, el lugar que visitaba de chico, para llevar a cabo distintos proyectos. “Tuve la oportunidad de desarrollarme en muchas empresas de Capital, pero la pandemia me permitió reordenar, priorizar y poner en primer lugar los deseos”, confesó Matías y contó que cuando le surgió la posibilidad de comprar unos terrenos en el pueblo, no lo dudó y comenzó a pensar en algo sustentable, que ayude a visibilizar el lugar y por qué no, atraiga al turismo rural y productivo.
“Apenas compré estos terrenos me reconecté con un montón de lugares, costumbres, hábitos y gente. Fue muy gratificante volver a recuperar todo esto”, relató el abogado y agregó: “tal vez estuve con otras obligaciones y preocupaciones, pero ahora que volví a tomar conciencia del valor del lugar, es impresionante”.
De esa manera, Matías creó una cuenta de Instagram para comenzar a dar a conocer las “virtudes” del pueblo y mostrar, a través de fotografías y pequeños textos, los espacios más representativos de la historia de Irala. “Hablando con los vecinos, todos coincidieron en que la pérdida del ferrocarril fue muy grande, el pueblo perdió visibilidad y mucha gente dejó de venir”, expresó y añadió: “las redes sociales fueron como mi primer gran meta, empecé de a poco junto a Silvia Cosoli, una amiga que es fotógrafa y la verdad es que me fue muy bien”.
Crecimiento en las redes sociales
Así, explicó que, a través de hashtag y de imágenes atractivas, los seguidores empezaron a crecer rápidamente. “Comencé mostrando cosas que me parecen novedosas para un montón de gente y fue increíble”, sostuvo y contó que, a partir de ese momento, muchas personas empezaron a consultarle por alojamiento, lugares para visitar, almorzar o pasar el día.
“Me di cuenta de todo el potencial que teníamos. Entonces, hablé con los vecinos y me contacté con personas que, quizá brindaban esos servicios, pero no los promocionaban tanto”, y continuó “se empezó a generar algo muy positivo. Fue creciendo y me interesé en dinamizar parte de la economía. Por eso, pensé en el proyecto de hidroponía, que es un sistema de producción que se hace en invernaderos”.
Al respecto, Matías contó que quiere que “el pueblo sea algo más que un lugar donde hay tranquilidad”, por eso está tratando de armar distintos circuitos productivos para que luego sirvan como espacios de visitas que inyecten más movida comercial. “El turismo rural está muy instalado y la pandemia lo acentuó muchísimo. Me parece una súper oportunidad estrechar vínculos con estos lugares y articularlos con las redes sociales”, afirmó.
Atractivos para visitar
En cuanto a los lugares que presenta el pueblo para conocer, el joven destacó la estación ferroviaria, la plaza principal llena de árboles, la capilla histórica y la estancia La Graciela. Además, el lugar cuenta con el tradicional bodegón y una panadería que mantiene el horno de barro. “Es una localidad muy prolija y ordenada”, resaltó y agregó: “también tenemos la Fiesta Provincial del Agricultor que se lleva a cabo en el mes de septiembre y es un homenaje a los trabajadores del campo. El pueblo trabaja todo el año para esta fiesta”.
En relación al Municipio, Quarleri mencionó que le acercó sus ideas porque quiere replicar lo hecho en Irala en los otros pueblos del Partido. “Necesitamos que se visibilicen todos los lugares y apuntar no sólo al público de Capital Federal, sino también a la Región. Porque Bragado o Junín se convirtieron en grandes ciudades y estos pueblos conservan mucha historia y tranquilidad que es buscada por muchas familias”.
Por último, contó que recibió muchas consultas relacionadas con los servicios que cuenta la localidad y sus instituciones educativas. “Mucha gente me preguntó por jardines, escuelas, porque están evaluando cambiar de vida. A veces, los que no conocen, tienen la fantasía de que acá no hay nada, y no es así, estos pueblos tienen una estructura también”, afirmó y concluyó: “hay que ser muy respetuosos con sus habitantes, se deben poner en valor los lugares y su gente, porque ese es el potencial más grande que tiene la localidad”.
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