En un campo ubicado sobre el kilómetro 220 de la Ruta 5, partido de Bragado, se realizó la primera cosecha mecánica de algodón. Un hecho histórico que marcará un antes y un después para la agricultura de esta región de la provincia de Buenos Aires. El impulsor del proyecto, Aníbal Molina (72), investigó durante diez años, de manera privada, para alcanzar los frutos: 3000 kilos de fibra de algodón, lo que se considera un muy buen rinde. A partir de esta experiencia, Molina y la familia Bielsa –dueños de la empresa textil Le Utthe en Bragado- buscan difundir la iniciativa, poniendo a disposición la investigación ya realizada, con un cultivo adaptado, para que se pueda sembrar algodón ecológico en la Región. Se estima que, en nuestra provincia, se podrían alcanzar las 5 millones de hectáreas sembradas con este cultivo.
“Soy autor de libros de insectos y malezas para identificar en distintos cultivos, esta investigación inició hace diez años, cuando se me ocurrió hacer sobre insectos de algodón, un cultivo que yo no conocía. Partí rumbo a Chaco, vi que entre los capullos había fibra y algo duro, supuse que era la semilla, vine a mi campo y puse diez semillas, nacieron, crecieron y salió la fibra”, cuenta Aníbal Molina a Democracia y agrega: “Comencé con este proyecto para ver si podía adaptarse a la zona y ver si, esa cosecha, se podía transformar en remeras. No tenemos en cuenta cuántos kilos por hectárea rinde sino cuántas remeras se pueden sacar. Estudié las distintas variedades, distanciamiento entre hileras, época de siembra, armé todo un paquete tecnológico, pero apuntando a que sea un cultivo ecológico”.
El desafío del clima
Aníbal Molina señaló que “el clima de nuestra región es muy distinto al de donde se desarrolla el algodón en Argentina y el mundo, el suelo necesita temperatura para crecer y desarrollarse. A medida que nos acercamos al sur, se va haciendo un embudo y nosotros entramos justito, más al sur seguramente no se pueda sembrar. Esos son los requerimientos, pero se logró la adaptación” y sumó: “Es muy ventajoso, porque en esta región no está el pequeño insecto que le llaman ‘picudito’, que era la plaga más grande del mundo, se han perdido grandes algodonares si no se controla, de hecho, se hacen entre cinco y treinta aplicaciones de insecticida para controlarlo. Acá, en esta región, no hace falta. A partir de esta experiencia, considero que en la provincia de Buenos Aires se pueden sembrar, potencialmente, 5 millones de hectáreas de algodón. En Junín, por supuesto, las tierras son aptas”.
“Es un proyecto agroecológico, no he usado insecticidas ni agroquímicos. Es algodón ecológico, no orgánico. Salió bien, es hilable, se hace tela y, de ahí, remeras. En principio hacíamos cosecha manual, pero tuve muchos problemas con la gente, hasta que un día, le pedí la cosechadora de algodón a la familia Bielsa –bragadenses, dueños de Le Utthe, que tienen campo en el norte argentino- ‘Machote’ me dijo que sí, trajo su máquina desde 1100 kilómetros y el 16 de agosto comenzó la primera cosecha mecánica de algodón ecológico de la provincia de Buenos Aires”. Molina cuenta que en la página del ministerio de Agricultura de la Nación figuran las provincias de Chaco, Formosa, Corrientes, Salta, Santiago del Estero, norte de Santa Fe, como productoras de algodón y que hasta el último lunes la provincia de Buenos Aires no estaba. “Ahora se puede decir que la provincia de Buenos Aires puede ser productora de algodón”, señala, “hace falta tener ganas de trabajar, romper el paradigma de lo nuevo y desconocido, son barreras que hacen que no se hagan cosas”.
Qué aspectos tener en cuenta
En cuanto a los desafíos, Aníbal Molina apunta que “hay cosas importantes en las que no se puede errar, hay que estar atentos a la fecha de siembra, la aplicación justa, hay que estar muy sobre el cultivo. Este es un cultivo que ya se adaptó, me llevó diez años, es lo nuevo y desconocido, pero pensemos que hace 300 años no existían las mandarinas, ni la cebada, ni el trigo. Hay que animarse solamente” y suma: “Con esta fibra se hace el hilo, la tela y en tres meses, calculo, ya vamos a tener la primera remera para vender en Bragado, con algodón ecológico”.
La semilla de algodón se pone en noviembre. “Hay que estar muy atento, la temperatura del suelo es muy importante. Hay cultivos, como el trigo, que soportan temperaturas frías para germinar, hay que tener precisión para no errarle”, cuenta Aníbal Molina. Si bien la producción se mide en kilos por hectáreas en todos lados, ellos tienen la particularidad de hacerlo por remeras: los rendimientos de punta son de 5000 kilos en muchas hectáreas. Acá hubo un muy buen rinde con alrededor de 3000 kilos; la materia prima, que es el algodón, ya está, lo demás se puede hacer todo, nosotros lo estamos haciendo y vamos a seguir haciéndolo: salen 3 mil remeras por hectárea”.
El campo de Molina tiene una hectárea y media con un espacio donde se realizó la investigación, ese lugar se va a transformar en un centro de investigación para investigar y para difundir lo que se puede hacer. “Si alguien quiere sembrar algodón, se contacta conmigo, la idea es difundirlo, ya tenemos todo el conocimiento. Hoy ya se corrió la frontera del algodón, se podría producir en 20 millones de hectáreas, teniendo en cuenta Buenos Aires, sur de Santa fe, sur de Córdoba, San Luis”.
Aníbal Molina, impulsor del cultivo de soja en 1974
“El cultivo de soja en Argentina empezó así, de esta misma manera, yo tenía 20 cuando lo investigué, hicimos la fiesta provincial de la soja para difundir el cultivo. No tengo dudas de que con el algodón puede pasar lo mismo, es para quienes nos siguen en el camino de la vida, tal vez en 20 años ya esté instalado, es bueno para que haya mano de obra en el rubro textil, que se generen nuevas fuentes de trabajo, con todo lo que se puede hacer. Y podemos ser la tienda del mundo, se generan muchas prendas”, reflexiona Aníbal y cuenta los inicios del cultivo de soja: “yo me fui a estudiar Agronomía a Buenos Aires en 1968, no soy ingeniero agrónomo, soy maestro de escuela. En un centro de Ciencias vi un papelito chiquito que decía ‘la soja, un cultivo milenario, originario de China, es un poroto’ y ahí mi imaginación voló. Desarrollé un proyecto teórico y en el campo de mi familia hice el primer ensayo, en 1970. Después se difundió la rotación y todo ese paquete tecnológico se fue difundiendo, pensamos en hacer un evento popular y surgió la Fiesta Provincial de la Soja”.
Molina recuerda que “todos estaban de acuerdo en promover el cultivo de soja, fue como una política de Estado, estaba Perón como presidente. La primera Fiesta Provincial de la Soja se hizo el 13, 14 y 15 de septiembre de 1974, meses antes murió Perón, si no hubiera venido a Bragado. Fue fundamental para difundir el cultivo. Si no fuera por el cultivo de soja, Argentina estaría fundida totalmente”.
La relación con la dirigencia política
“Cuando era presidente Macri, dijo que los productores tenían que colaborar con el valor agregado, que podíamos ser el supermercado del mundo, yo le dije que podíamos ser la tienda del mundo con este proyecto del algodón, que yo lo ponía a disposición, no había que gastar plata en investigación porque ya estaba listo. Solamente le pedía una reunión y le metíamos para adelante, nunca me recibió”, recuerda Molina y añade: “El ministro Sarquís estuvo en mi casa, me dijo que vaya a reunirme con él y cuando fui me dijo ‘te subiste a una moto, eso no se puede’, le dije que él era ministro de una provincia que es casi un país. Después se acercaron políticos, pero no me llevo bien con ellos, pertenezco a una raza de gente de campo, que producimos con esfuerzo y trabajo. Los políticos tienen la fábrica de hacer pobres, somos incompatibles. Me interesa que la gente vea que se puede hacer esto, este país tiene una potencialidad inmensa. ¡Ahora hasta tenemos algodón en la provincia de Buenos Aires!”.
COMENTARIOS