María Luján Uberti es una docente jubilada, que en el Día del Maestro, reflexionó sobre esta actividad tan necesaria en la vida comunitaria.
“Columpiando recuerdos vuelvo mentalmente a esos lugares donde he vivido gratas experiencias que hacían plena mi vocación y donde también he superado dificultades que contribuyeron a mi crecimiento personal y profesional”, manifestó la docente.
En diálogo con Eulogio Mendoza, la nombrada, hija única de un matrimonio de agropecuarios-ganaderos, manifestó que desde muy joven tuvo la afición docente.
“Me acogí a los beneficios jubilatorios el 1 de agosto de 2013, había iniciado mi carrera docente casi 30 años atrás el 31 de octubre de 1983 en la Escuela Nº 25 “Santa María” de la Colonia Libertador General San Martín”, recordó.
Oriunda de Arribeños, estudió en las Escuelas Primarias “San Francisco de Asís” y Escuela Nº 4 “Mariano Moreno”, “de cuyas docentes guardo los más caros recuerdos por su amabilidad y contención, pero sobre todo por encomiable vocación puesta de manifiesto diariamente en cada gesto brindado a sus alumnos”.
El secundario lo cursó en el Instituto Secundario General Arenales, “donde he tenido los mejores profesores, atentos, dedicados, exigentes, que permanecen en mi espíritu agradecido”, dijo.
Y el Nivel Terciario, en el Instituto “Nuestra Señora” de Ascensión, realizando las prácticas docentes en el Departamento de Aplicación del citado establecimiento y la residencia en la misma localidad en la Escuela Primaria Nº 3.
“Para el Profesorado de Enseñanza Inicial me formé en la Escuela Normal Superior Nº 38 ‘Domingo Faustino Sarmiento’ de la ciudad de Villa Cañás. Al iniciarme en la profesión transité por varias instituciones educativas del distrito, Escuela Nº 17, 24, 5, 26, C.E.C. Nº 801 “Rayito de Sol”, Escuelas Abiertas de Verano en Escuela Nº 17, 1 y 23”, detalló María Luján.
“Durante 10 años trabajé en la Escuela Nº 25 “Santa María” y finalmente por (Movimiento Anual Docente) MAD 1999/2000 accedí a la Vicedirección de la Escuela Nº 4 “Mariano Moreno” (en ese momento EGB Nº 4) y en 2007 paso a la Dirección de la misma hasta el momento de mi retiro.
Acompañamiento
“En mis casi 30 años de docencia fui receptora del acompañamiento de Inspectores de Área, Secretarias de Inspección e integrantes de Consejo Escolar que siempre me brindaron lo mejor de cada uno de ellos”, explicó la docente.
“Más de la mitad de mi trayectoria la realicé en Escuelas Rurales, donde la soledad pedagógica se hacía sentir pero era compensada por una nutrida comunidad que acompañaba, colaboraba y se autoconvocaba en cada evento que la Escuela realizaba”, dijo.
“En la Escuela Nº 25 conté con el trabajo ad honorem de docentes que atendían a los niños de Preescolar; era una actividad autogestionada con la anuencia de la superioridad, lo que registró precedente para la fundamentación del Proyecto de Creación del (Servicio de Educación Inicial Mínimo) SEIM Nº 1 que oficialmente comenzó a funcionar en 1997, en el citado establecimiento educativo”, destacó.
En contraposición a la situación del docente de las Escuelas Rurales, al llegar a la escuela urbana, Uberti dijo encontrarse con un equipo de docentes y auxiliares que trabajaban unidos y solidarios, al cual ella se integró. “En todo momento sentí que formaba parte de un grupo con verdaderos valores humanos, más allá de la eficiencia en el diario quehacer de cada integrante. Esos vínculos que logramos construir son los que ampliamente he extrañado al retirarme de la actividad docente”, expresó la docente.
“Un capítulo aparte merecen los cooperadores, tanto de las Escuelas Rurales como de la Urbana, por el tiempo dedicado, por su esfuerzo y buena disposición, cuentan con mi permanente agradecimiento”, dijo.
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