Qué elige y qué se juega la Cuarta Sección Electoral de la Provincia de Buenos Aires
ELECCIONES 2025

Qué elige y qué se juega la Cuarta Sección Electoral de la Provincia de Buenos Aires

La sección aporta 14 diputados provinciales y 7 senadores provinciales de un total de 92 y 46 respectivamente. Según el último padrón electoral, del año 2021, está compuesta por 541.541 electores habilitados para votar en 1.617 mesas.

Las elecciones de medio término de 2025 asoman en el horizonte de la política bonaerense y definirán más que el equilibrio de poder en la Legislatura provincial. Para el gobernador Axel Kicillof, será la clave para transitar el tramo final de su mandato con gobernabilidad o enfrentar a una oposición fortalecida. En los comicios se renovarán 69 bancas: 46 en Diputados y 23 en el Senado: qué se juega cada sector.

El mapa electoral de Buenos Aires está dividido en ocho secciones: en cuatro se eligen diputados (Segunda, Tercera, Sexta y Octava), mientras que en las restantes cuatro (Primera, Cuarta, Quinta y Séptima) se eligen senadores. Este sistema rotativo implica que cada dos años se renueva la mitad de los legisladores, alternando entre diputados y senadores.

Así, la fuerza que más bancas pone en juego en 2025 es el peronismo, que renueva 29 escaños: 19 en Diputados y 10 en el Senado. Le sigue el PRO, que deberá defender 12 lugares, con 8 diputados y 4 senadores, mientras que la bancada UCR-Cambio Federal (que componen radicales, sectores alejados del PRO, monzoístas y seguidores de Maximiliano Abad) renueva 11 legisladores: 7 senadores y 4 diputados.

En tanto, Acuerdo Cívico-GEN+UCR (el espacio alineado con Facundo Manes y Margarita Stolbizer) disputa 6 lugares, la bancada oficial de La Libertad Avanza ponen en juego 5 bancas en Diputados y 2 en el Senado.

En Diputados, Unión Renovación y Fe, aquellos legisladores que llegaron por la lista de Milei, pero luego rompieron y armaron bancada aparte (que suelen acompañar al peronismo en sus iniciativas), se quedan sin un escaño y otros bloques más chicos, como la Coalición Cívica, el Frente de Izquierda, el PTS, y Libre también ven reducirse su representación al perder un legislador cada uno.

 

La Cuarta Sección

En la Cuarta Sección electoral, compuesta por 19 distritos del noroeste provincial, se votan 7 senadores. En la actualidad, uno de esos parlamentarios corresponde al PRO, 3 al justicialismo y 3 a UCR-Cambio Federal.

Concluyen sus cuatro años en las bancadas la legisladora del PRO Yamila Alonso, que se referencia con el intendente de Junín, Pablo Petrecca; Marcelo Daletto, dirigente alineado con Emilio Monzó, y los radicales Eugenia Gil y Agustín Máspoli, ambos del sector de Abad; también la senadora de La Cámpora María Elena Defunchio, el exintendente de Carlos Casares, Walter Torchio, y Daniela Viera.

 

Elección clave para Kicillof

Las elecciones configurarán el escenario del último tramo de la era Axel Kicillof en la gobernación y su disputa con Cristina Fernández de Kirchner, de la supervivencia o extinción del PRO y de la potencia electoral de Javier Milei en su primera contienda en las urnas como Presidente. Todo, en el distrito que concentra casi el 40% del padrón electoral nacional.

Uno de los protagonistas será Kicillof, que por primera vez muestra intenciones de participar en las decisiones de cómo el peronismo -no solo su espacio- debe afrontar las elecciones. La explicación es clara: no tener chances de presentarse a una reelección en la provincia lo coloca naturalmente como aspirante a la presidencia, un traje que se calzó apenas revalidó su mandato en 2023, pero que se ve amenazado por la reaparición en la escena pública de CFK, su madrina política.

El antagonismo permanente con el Gobierno nacional, producto de un recorte feroz a Buenos Aires que complicó seriamente la administración bonaerense, le sirvió a Kicillof para polarizar con Milei y pararse a jugar en la cancha de los presidenciables. Algunas señales como la narrativa protectora ante el desastre, la ayuda a otras provincias y cierta apertura política lo posicionaron en un lugar del que solo una figura podía quitarlo: Cristina.

 

Ser o no ser violeta

Cuando se celebren las elecciones se habrá cumplido una década de la ola amarilla que bañó de macrismo a las políticas nacional y bonaerense. Fueron varios años dorados antes de la pendiente que sacó del gobierno a Mauricio Macri y a María Eugenia Vidal, aunque el partido se mantuvo erguido hasta el año pasado, cuando quedó tercero tras sufrir el éxodo masivo de sus votantes a La Libertad Avanza.

Los intentos por renovarse, recuperar la identidad y el espíritu que lo llevó a ser gobierno no alcanzaron y el partido está a las puertas de su última chance. Se reconvierte o se extingue devorado por las fauces del autopercibido rey de la selva y depredador de la casta.

Diego Santilli ganó las elecciones de 2021 con algo más del 42% de los votos frente a un peronismo que iniciaba su debacle. Claro que aquello lo hizo montado a la ahora extinta alianza con la UCR y sin la potencia de un actor que empezaba a emerger y que hoy es una realidad: La Libertad Avanza. Diluido, el macrismo fue perdiendo terreno y hoy se encuentra en la necesidad de acercarse al oficialismo. Algunos de sus dirigentes hacen todos los esfuerzos posibles para que así sea, pero no alcanza.

La estrategia de Macri de creer que podía aportarle apellidos e institucionalidad a un gobierno que no era el suyo falló. El jefe de Diputados y presidente del PRO bonaerense, Cristian Ritondo, lo intenta desde el Congreso; Santilli hace lo propio desde lo discursivo, pero no hay caso. LLA no lo considera necesario y cada vez que puede se lo enrostra.

El acuerdo entre ambas fuerzas para coordinar candidaturas según el distrito pierde fuerza y quedará en la nada si se aprueba la derogación de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, resistida por el PRO.

 

LLA medirá su potencia

El gran desafío de Milei será construir y consolidar una estructura con volumen en la Provincia, un terreno donde trabaja para robustecer sus armados. La elección permitirá conocer el alcance de esa empresa. Contar con sello propio en el distrito del 38% del padrón electoral nacional lo exime de nutrirse de dirigentes ajenos, en quienes Karina Milei no confía. La estrategia es consolidar las bases locales para empujar votos en una boleta que no tendrá la cara de Milei. Difícil para un proyecto tan personalista, construido sobre la figura del libertario.

Se trata del bastión histórico del peronismo, donde Kicillof consiguió el año pasado el 45% de los votos y LLA, entonces sí con la figura del libertario en la papeleta, alcanzó el 24% y quedó en tercer lugar. Tan cierto como que Milei no necesitó ganar Buenos Aires para ser presidente es que el mandatario debe consolidar su partido en ese suelo si quiere quedarse con la gobernación en 2027 y jugar un segundo tiempo en Balcarce 50.

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