ENFOQUE

La UCR bonaerense en su laberinto

Por ahora la disputa interna en torno al posicionamiento de la UCR bonaerense frente a las legislativas 2025 permanece asordinada y los bandos en pugna evitan hacer declaraciones categóricas al respecto. En realidad, todos están orejeando los naipes en un contexto que se presenta complejo, caracterizado por una fuerte polarización que amenaza con devorarse tanto a los tibios como a los resueltos.

Del lado de Miguel Fernández hay una prudente discreción. Mientras asiste a las asunciones de las nuevas conducciones partidarias en ciudades como Junín y Salliqueló, el recientemente electo presidente del Comité Provincia tiene razones para evitar los pronunciamientos tajantes. Por un lado, la ausencia de señales claras de cómo piensa y vive el afiliado de a pie la actual coyuntura política. Y por otro, la falta de de finición que ponga punto final a la controversia judicial sobre la interna. Como se sabe, el fallo del juez Alejo Ramos Padilla ratificando el triunfo de Fernández fue apelado y se espera un pronunciamiento de la Cámara Electoral.

 

ACERCAMIENTO AL GOBIERNO PROVINCIAL

Mientras tanto, días pasados el diputado Pablo Domenichini acompañó con su voto dos apuestas fuertes del gobierno de Axel Kicillof: 1. el presupuesto y la ley impositiva 2025 y 2. la creación de una empresa provincial de medicamentos. La lectura que se dio a esa movida fue la de un acercamiento al gobierno provincial, con miras a una confluencia electoral. Incluso, se especuló con la posibilidad de que en Provincia el sector disidente del oficialismo partidario radical (referenciado en Martín Lousteau y Facundo Manes) pudiera entrar en conversaciones con el massismo, como estribación de una estrategia de alcances nacionales. Dentro de este (ante) proyecto electoral se inscribiría la apelación realizada por Freddy Storani durante la asamblea nacional, que la UCR presidida por Lousteau convocó el pasado 30 de noviembre en Santa Fe. En esa oportunidad Storani desempolvó la idea del Tercer Movimiento Histórico, la enunciación ecuménica de Raúl Alfonsín durante los albores de su gobierno, que pretendía aglutinar un abanico de fuerzas bajo su liderazgo. La propuesta no fue finalmente tenida en cuenta en el reciente encuentro radical, pero da una idea de hacia dónde se mueve ese sector proclive a una alianza con el peronismo.

 

LA POSTURA DE CORNEJO

En la vereda opuesta quien aparece más nítidamente es el gobernador mendocino Alfredo Cornejo, que tiene como norte acompañar críticamente al gobierno de Milei sin perder identidad. Cornejo estima que al radicalismo le va a ir muy mal fuera de una coalición y empuja a sus pares a buscar entendimientos con viejos y nuevos socios, en particular del PRO de Macri o de los mandatarios provinciales que estuvieron vinculados al desmoronado Juntos por el Cambio. El gobernador de Mendoza aspira a conducir la ambulancia que recoja los heridos que deja el destrato del mileísmo.

Fabio Quetglas, diputado nacional (UCR) por la provincia de Buenos Aires, desdramatiza el acompañamiento de Domenichini a Kicillof en la Legislatura provincial. “Desde una acción aislada o desde un voto aislado no haría una aseveración sobre alineamiento o acuerdo. Soy de los que creen que en democracia el diálogo no solo no está prohibido sino que está indicado”, señaló.

Quetglas aclaró que “aunque no esté de acuerdo (con la decisión de Domenichini) porque al gobierno de Kicillof hay que oponerse en toda la línea porque es un mal gobierno, no usaría eso como un arma arrojadiza diciendo vos votaste de esa manera, sos de Kicillof”. Pero advirtió que “si ese tipo de acciones se repiten ya sería distinto”. En el plano electoral, Quetglas rechaza que exista un “dilema de hierro” que obligue al radicalismo a optar entre alianzas contrarias a su naturaleza. “Hay un escenario polarizado porque en el medio no aparece nada. Hay un montón de electores que no votarían al oficialismo pero lo van a votar para dar por terminado el ciclo kirchnerista y además porque las opciones no kirchneristas ni liberales no se presentan atractivas o directamente están ausentes”.

En este asentido señaló que “el elemento que está faltando es que el reformismo responsable no está representado en Argentina. Los que creemos que en argentina hay que llevar adelante un programa consistente en materia fiscal, educativa, sanitaria, no está en circulación en el sistema político”.

Para Quetglas está faltando un adecuado debate interno en el radicalismo y un espacio donde llevar a cabo ese debate. Los radicales con algunos años sobre las espaldas recuerdan las acaloradas -y productivas- reuniones de la Convención Nacional o de los plenarios del Comité Nacional, tan contrastantes con el silencio que impera hoy en el centenario partido.