Kicillof trabaja junto a otros gobernadores para obtener el 30% del Impuesto PAIS.
LA PROVINCIA

Coletazos de la módica victoria del Gobierno

En la Gobernación analizan qué hacer frente a la Ley Ómnibus -ya jocosamente llamada “combi” porque fue perdiendo volumen y artículos en el camino de la tortuosa negociación- que acaba de ser sancionada en la Cámara de Diputados de la Nación. Axel Kicillof aguardará el largo recorrido que resta para que esa herramienta vea la luz al final del túnel en el Congreso antes de decidir si irá a la Justicia contra todo el plexo normativo y parte de su articulado.

Mientras tanto, el gobernador trabaja sigiloso junto a varios de sus pares en la compleja tarea que se han dado varias provincias: arrancarle a la Casa Rosada fondos adicionales para compensar la pérdida que sufrieron los distritos cuando Sergio Massa, en plena campaña, dejó a cientos de trabajadores fuera de los alcances del impuesto a las Ganancias.

Como ese tributo se coparticipa, los mandatarios vieron mermados sus recursos. Javier Milei, apenas asumido, hizo el resto: anunció, y por ahora viene cumpliendo, un fuerte achique de los fondos que la Nación transfiere a las provincias.

La mira está posada en el Impuesto PAIS. Hay una arremetida indisimulada alumbrada desde Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Chubut para que parte de esos ingresos, que quedan en manos del Ejecutivo nacional, se distribuyan entre las provincias. Kicillof está en esa misma sintonía: articula con sus pares Martín Llaryora, Rogelio Frigerio, Maximiliano Pullaro e Ignacio Torres.

El 30 por ciento

El PAIS es un tributo que se debe abonar sobre ciertas operaciones en moneda extranjera. Y el filón que genera es enorme: solo en enero recaudó 469 mil millones de pesos, por encima incluso del impuesto al Cheque. Es, además, el tributo que más aumentó su recaudación interanual (1.256 por ciento) contra el IVA, que subió un 291 por ciento, o Ganancias, que creció un 117 por ciento, de acuerdo con un estudio elaborado por el Instituto Consenso Fiscal. Ese incremento tiene su explicación: apenas asumido, Milei dispuso el aumento de alícuotas que pasaron de 7,5% a 17,5%. Y también impactó la suba del dólar oficial por la devaluación.

La ofensiva de los gobernadores choca contra los deseos de la Casa Rosada, que incluyó en uno de los artículos de la Ley Ómnibus un cambio en la forma de distribución de ese impuesto. Así, establece que el 100% de lo recaudado se destine a la ANSeS y al PAMI, que antes solo recibían el 70%. 

El pataleo de los gobernadores es fuerte: quieren que se coparticipe el 30 por ciento de la recaudación, lo que implica que la Nación deba resignar ese porcentaje. Tienen el poder de fuego de legisladores propios que contribuyeron, en varios casos, a la sanción en general de la Ley Ómnibus. En ese contexto, Kicillof aparece en una situación incómoda: si se diera el caso, tendrá que convencer a la tropa legislativa bonaerense de Unión por la Patria, refractaria a acompañar iniciativas de Milei, a sumarse a un eventual acuerdo de esas características.

Los mandatarios provinciales quieren que ese debate se defina sin más demora. La Casa Rosada obtuvo la sanción de la ley en general, pero en la discusión particular, artículo por artículo, deberá volver a conseguir consenso de la oposición. El poder de fuego de las provincias puede volver a ser decisivo.

Un voto comentado

No es el único coletazo de la votación en la Cámara de Diputados de la Nación con impacto en la Provincia. Este año, los radicales bonaerenses deberán ir a las urnas para definir autoridades partidarias. Por eso, en el partido centenario le otorgan singular relevancia al voto negativo de Facundo Manes y del platense Pablo Juliano a un proyecto que terminó siendo avalado por el resto del bloque de la UCR.

Hay quienes se tientan en relacionar ese gesto diferenciador del neurocientífico con el escenario radical bonaerense. El Comité Provincia es conducido por el senador nacional Maximiliano Abad, que no irá por la reelección. El legislador marplatense empuja dos alternativas para sucederlo: el exintendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, o su coterráneo Ariel Bordaisco. 

En la Cámara baja bonaerense, el enfrentamiento entre el sector de Abad y diputados aliados a Manes terminó con la ruptura del bloque. De ahí que en amplios sectores del radicalismo bonaerense comience a leerse esa votación del neurocientífico como un anticipo de lo que pudiera ocurrir en la pelea por el control del partido en la Provincia que empieza a jugarse, aunque recién sucederá hacia finales de este año.