Axel Kicillof comienza a sentir cómo la motosierra libertaria recorta sobre su gestión.
Axel Kicillof comienza a sentir cómo la motosierra libertaria recorta sobre su gestión.
LA PROVINCIA

Medidas para mitigar el ajuste

Axel Kicillof es el timonel de una gestión que navega en un mar de incertidumbres. Sigue sin conocer, a prácticamente un mes de la asunción del nuevo Gobierno nacional, datos certeros respecto de los fondos federales que llegarán a la Provincia. Sin ese insumo básico la realidad le impone tomar decisiones de fuerte trascendencia. También, ir digiriendo el mal trago de sumarse, a su pesar, a varias medidas que lo terminarán asociando con la motosierra de Javier Milei.

En ese contexto, el Gobernador comenzó a ensayar una suerte de velado cambio de estrategia respecto de Milei. Cayó en la cuenta de que salir a replicar cada medida nacional terminaba siendo funcional al Presidente, que encontró en Kicillof la medida justa para ejemplificar en su figura al núcleo de resistencia que se opone a las medidas con la que busca, asegura, ir hacia la modernización del país.

El mandatario bonaerense empezará a delegar en sus ministros el rol de encabezar las réplicas. Se guardará para casos muy puntuales o de extrema trascendencia. Esa novedosa estrategia comunicacional será estrenada mañana por el ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis, que irá a la carga contra la quita de subsidios nacionales que obligará a la Provincia a aumentar tarifas tanto del transporte como de la energía.

Kicillof comienza a sentir cómo la motosierra libertaria recorta sobre su gestión. En los próximos días se desarrollará la primera reunión paritaria con los gremios estatales y docentes que quedó postergada de diciembre. Hay quienes dicen que no habrá buenas noticias para los sindicatos que buscan recuperar la notoria pérdida del poder de compra de sus salarios producto de la disparada inflacionaria.

El Gobierno bonaerense corre, aun en un contexto por demás complejo, con una ventaja: en principio, si bien con matices, no hay gremios dispuestos a romper lanzas con Kicillof.

La mayoría de ellos prefiere orientarse a la pelea contra Milei y sumarse al paro nacional del 24.

Pero los números juegan su propio partido. En términos generales, la Provincia otorgó a sus empleados a lo largo de 2023 aumentos que oscilaron en torno de un 120%, que de alguna manera se movieron cerca de la inflación. En noviembre ese equilibrio empezó a romperse; en diciembre, directamente se hizo trizas.

Distintas consultoras privadas estiman que el costo de vida del mes pasado se ubicará en torno del 29% y que el acumulado del año se moverá entre el 210 y el 220%, de acuerdo a diversas proyecciones. La brecha entre aumentos e inflación se disparó y la promesa oficial de que los salarios estatales no pierdan quedó aplastada por la realidad. La negociación salarial arrancará el martes e inevitablemente estará atada al rigor del ajuste.

Se habla de un porcentaje de aumento que quedará lejos de recuperar la diferencia entre sueldos e inflación. En algunos laboratorios oficiales se estaría pensando en una alternativa que se sondeó con algunos sindicatos: reducir la carga horaria de un sector de estatales para otorgar de esa forma una mejora salarial indirecta.

No existen demasiados detalles respecto de esa posibilidad, pero se menciona que está en el menú de alternativas la vuelta al régimen de 30 horas semanales, cuando la mayoría de las reparticiones tiene instaurado el de 40 horas, manteniendo el mismo sueldo. El martes acaso se avance con este tema en la primera reunión paritaria del año.

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