Carolina Píparo, anunció que Salvador Baratta, ex subjefe de la Policía bonaerense, será su ministro de Seguridad en el caso de que acceda a la Gobernación.
Carolina Píparo, anunció que Salvador Baratta, ex subjefe de la Policía bonaerense, será su ministro de Seguridad en el caso de que acceda a la Gobernación.
PANORAMA BONAERENSE

Los temores de Kicillof, el nuevo norte de Juntos por el Cambio y la picardía de Píparo

Axel Kicillof prefiere no darle tanta entidad a las encuestas. Ni aún a las que lo muestran con una ventaja clara sobre sus principales desafiantes. En la Gobernación sostienen que relajarse frente a esos números podría ser fatal, porque conduciría llevar al error de dar por cerrada una novela a la que le faltan escribir algunos capítulos, acaso, los que delinearán su desenlace.

Esa cautela contrasta con lo que se deja trascender en el campamento de Sergio Massa. Cerca del candidato presidencial de Unión por la Patria dan por descontado el ingreso al ballotage junto a Javier Milei. Ubican lejos a Patricia Bullrich, a la que le asignan pocas chances en las cuatro semanas que restan de campaña.

Son lecturas que los funcionarios cercanos a Kicillof comparten en parte y que decodifican como una forma justamente de revigorizar a un peronismo que salió golpeado de las Primarias. “Sergio logró recuperar la centralidad e impuso la agenda que estaba monopolizando Milei”, leen en la Gobernación. La referencia tiene que ver con la catarata de anuncios  tendientes a aliviar el bolsillo, como la baja de la Ganancias, la devolución del IVA o las medidas que buscan que no se erosione aún más el ingreso de los jubilados.

Existen al menos dos escenarios que encienden luces de alerta sobre el plan de reelección de Kicillof. El primero tiene que ver con lo que pueda hacer Milei. En rigor, el crecimiento que pudiera experimentar el candidato presidencial en la Provincia. “Si crece un millón y medio de votos, no hay nada que hacer”, sostienen en el entorno del Gobernador. El temor a que se reedite una ola electoral, esta vez con tinte libertario, está dentro del bolillero, aunque ese escenario hoy pareciera lejano. “Hay mucho voto enojo y encima mucha de esa gente que experimenta desazón no contesta la encuestas. Por si hacía falta comprobarlo una vez más, hay que fijarse en la elección del Chaco. Nadie daba a Juntos por el Cambio ganando en primera vuelta, pero sucedió”, dicen cerca de Kicillof.

Esa eventual oleada es justamente la que espera Carolina Píparo. La candidata a gobernadora de Milei corre con una ventaja: ya en las Primarias tuvo la virtud de retener casi todo el voto del economista. Si se produjera ese fenómeno, podría terminar dando el zarpazo.

El otro asunto que inquieta al oficialismo bonaerense tiene relación con ese eventual escenario. O más precisamente, cómo no contribuir a que se produzca. Las miradas se posan entonces en Juntos por el Cambio y Patricia Bullrich. El escenario ideal para Unión por la Patria es que la candidata opositora no se desplome, porque el temor es que esa migración vaya sin escalas a nutrir las alforjas de Milei.

Por eso, al menos en lo discursivo, Kicillof subirá al ring cada vez que pueda a Bullrich. También, a Néstor Grindetti, el candidato a gobernador de Juntos por el Cambio.

Obviamente se enfocará en Milei, a quien en los últimos días asoció con las privatizaciones de la década del ´90.

Los datos que surgieron en las últimas semanas generaron alguna sensación de alivio compartida: Bullrich habría salido del estancamiento post Paso e iniciado una lenta curva ascendente. La candidata presidencial enderezó su discurso y se volvió a enfocar en el kirchnerismo. Lo propio hizo Grindetti, que busca mostrarse como el principal antagonista de Kicillof.

En las próximas horas habrá una movida fuerte en esa misma dirección: los casi 60 intendentes de Juntos por el Cambio irán a las puertas de la Gobernación a reclamarle fondos que les adeuda la gestión provincial.

Píparo, mientras tanto, acaba de concretar un anuncio que tiene una alta dosis de picardía política: anunció que Salvador Baratta, ex subjefe de la Policía bonaerense, será su ministro de Seguridad en el caso de que acceda a la Gobernación.

Baratta fue concejal por el Frente Renovador de Sergio Massa, pero cuando el tigrense volvió a acercarse al kirchnerismo, pegó el portazo. Para estos comicios había sido anotado también como aspirante a concejal por Juntos por el Cambio en Lanús, justamente la patria chica de Grindetti. El ex policía renunció hace algunos días a esa postulación luego de hablar con Milei. Enseguida, Píparo se reunió con él y concretó el anuncio. Baratta dejó así las huestes de Grindetti y se fue con los libertarios. Toda una señal.

Entre tanto tensión y chisporroteos, la política bonaerense llegó al acuerdo tácito de llamarse a silencio por el escándalo que tiene como escenario a la Legislatura. Un empleado de la Cámara de Diputados fue detenido en plena tarea de sacar dinero de un cajero automático con cerca de 50 tarjetas de débito pertenecientes a otros agentes de esa cámara.

La causa fue rápidamente desestimada en un fallo muy controvertido que no hizo más que ahondar la opacidad que rodea el manejo de recursos en el ámbito legislativo. Lo curioso del caso es que nadie aprovechó políticamente el caso. Hasta los libertarios y su prédica anticasta se terminaron diluyendo en el pesado silencio general.

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