Axel Kicillof se dispone a anunciar una corrección del acuerdo salarial que firmó hacia fines de febrero con los gremios estatales y docentes. Se trata de una decisión que reconoce la impotencia que viene exhibiendo el oficialismo para contener la disparada inflacionaria en un escenario en el que la dinámica del aumento de los precios no está encontrando freno.
En la Gobernación observan con inquietud este fenómeno. La revisión del acuerdo salarial que apenas tiene una antigüedad de poco más de dos meses es el síntoma más contundente de que la marcha de la economía está funcionando como un ancla para el Frente de Todos. El problema central que se observa en algunos despachos oficiales es que el horizonte no parece despejarse. El paliativo salarial que supone adelantar para este mes el pago de la cuota de la mejora salarial del 14% prevista originalmente para julio, es apenas un bálsamo en medio de un malhumor social creciente.
Un estudio reciente difundido por una consultora que se dedica a auscultar el comportamiento de los precios, arrojó un dato estremecedor: en el Conurbano, donde anida el voto más consolidado del kirchnerismo, el incremento del valor de los alimentos fue del 50% en los primeros cuatro meses del año. Se trata de un fenómeno que impacta en la línea de flotación del acorazado electoral del Frente de Todos.
Cerca de Kicillof observan que ese deterioro no da indicios de encontrar un freno. Por eso el Gobernador está abrazado a la carta que se guardó para jugar si la situación empeora: adelantar las elecciones en la Provincia y despegarse del debate nacional. Se trata de una jugada de final incierto pero que está en el bolillero oficial como alternativa de última instancia.
El Gobernador aguardará para tomar una decisión a que se presenten las listas de candidatos el 24 de junio. Luego alumbrará una decisión que pondrá sobre la balanza la coyuntura económica y la arquitectura electoral que logró diseñar el oficialismo.
En medio de ese debate interno asoma la figura de Cristina Kirchner. En las últimas horas apareció un renovado operativo clamor para que sea candidata empujado por versiones nacidas del propio oficialismo en el sentido de que la Vicepresidenta estaría repensando su negativa.
Ese dato político es central para Kicillof: si Cristina accediera al pedido, ya no tendría sentido el desdoblamiento. Lo es además porque le terminaría de despejar el camino que él mismo empezó a desmalezar desde hace largos meses: el que lo conduce a la candidatura a la reelección. Ya no habría motivo para que algunos sectores del oficialismo insistan con su postulación nacional que el Gobernador resiste pero que terminaría aceptando a regañadientes.
Juntos por el Cambio también navega en aguas turbulentas. La disputa en el PRO sigue escalando en medio de una creciente presión para que Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich se pongan de acuerdo en llevar un único candidato a gobernador. Los abanderados de esa embestida son los intendentes, que no quieren que esa disputa les complique la vida en sus distritos. Habría una novedad en medio de esa discusión: ahora sería Rodríguez Larreta el que resistiría esa idea. Bullrich, estaría dispuesta a analizarla.
Todo ese movimiento se centra en el nombre de Diego Santilli, el precandidato que más mide entre los dirigentes ya lanzados. El alcalde porteño estaría resistiendo justamente por eso: se negaría a compartir con su contrincante nacional al dirigente opositor mejor posicionado en la Provincia.
La presión por unificar un candidato también es empujada por sectores del radicalismo y la Coalición Cívica. El presidente de la UCR bonaerense Maximiliano Abad es uno de los abanderados de esa posición que también comparte la mayoría de los intendentes del partido centenario.
Los radicales hablarán de esto el 3 de junio en la Convención bonaerense. Allí se empezará a despejar, además, parte de la incógnita que aún persiste respecto de si la UCR sostendrá hasta el final la idea de ir con candidatos propios a la Paso de Juntos por el Cambio.
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