Como habían anticipado algunos infectólogos meses atrás, el dengue está impactando fuerte este temporada en el país. Con más de 8 mil casos registrados solo en las últimas cuatro semanas, el brote supera las cifras de los últimos dos años y se acerca a las del 2020, año record a nivel nacional.
En este contexto, las autoridades sanitarias bonaerenses reconocieron ayer la detección de unos 200 casos autóctonos, una cifra que quizás no alcance a describir la magnitud de la situación.
“En la provincia de Buenos Aires tenemos brotes de dengue y de chikungunya, que son enfermedades que se transmiten por el mismo mosquito, el Aedes aegypti. Los casos que tenemos ahora son alrededor de unos 200 casos de dengue autóctonos y unos 70 casos de chikungunya, también autóctonoa”, dijo Teresa Varela, directora de Vigilancia Epidemiológica y Control de Brotes.
Como recordó Varela, el Aedes “es un mosquito que se caracteriza porque se cría muy cerca de las personas en lugares que acumulan agua, que están tanto dentro como en los alrededores de las casas”.
De ahi que “la principal medida de prevención es la eliminación de esos criaderos. Cualquier recipiente que acumule agua y que no utilice más hay que eliminarlo, y si lo necesitamos hay que o taparlo, girarlo, o bien lavarlo y reemplazar e el agua con frecuencia para eliminar todo depósito de huevos que puedan quedar residuales”, explicó la funcionara provincial.
Tanto dengue como chikungunya, se caracterizan porque producen fiebre muy alta, que está asociada generalmente a dolor de cabeza, dolor de los ojos, dolores musculares y articulares.
“Si presentamos algunos de estos síntomas, y sobre todo si estamos en un área con presencia de estos mosquitos sobre todo en el AMBA, es importante consultar, mantenerse hidratado, tomar mucho líquido y bajar la fiebre con paracetamol o ibuprofeno”, sañaló Varela, al advertir sobre la contraindicación de aspirina, “ un medicamento para la fiebre que está contraindicado en estos casos”.
La directora de Vigilancia Epidemiológica reconoció que si bien los casos que se registraron en el distrito hasta el momento son “todavía inferiores a los que se habían registrado en nuestra peor epidemia que fue la del 2020”, “todavía nos quedan semanas por delante por monitorear”.
Mientras tanto, “tenemos que seguir implementando acciones para evitar la abundancia de estos mosquitos que es el principal factor que determina la intensidad de estos brotes”, aclaró.
La funcionaria del Ministerio de Salud recordó que las personas que enfrentan un mayor riesgo de que esta enfermedad evolucione a formas más grave son aquellas “que ya han tenido dengue en otra temporada, las adultas mayores, los niños pequeños y quienes padecen alguna enfermedad de base”.
Desde su reemergencia a fines de los noventa, el dengue ha registrado brotes de diversa intensidad en nuestro país. Los más importantes de ellos, considerados “epidemias nacionales”, se dieron en los veranos 2010, 2016 y 2020; y dada la fuerte prevalencia que tuvo en Brasil a fines del año pasado, algunos epidemiólogos temen desde hace meses que este año la situación podría ser similar o incluso peor.
Lo cierto es que el aedes aegypti viendo estando durante los últimos años bajo la lupa no sólo por las enfermedades que transmite (como el dengue, la chikungunya, el zika y la fiebre amarilla- sino por su capacidad de adaptación a climas templados y de temperaturas bajas.
“Siempre se habla estas enfermedades tropicales y subtropicales pero, en los últimos diez o quince años, la distribución del mosquito se extendió más al sur alcanzando La Pampa, sur de la provincia de Buenos Aires, y la región de Cuyo. En lugares donde no estaba, hoy se está teniendo registro y presencia del vector”, cuenta el biólogo especialista en mosquitos Fabricio Tejerina.
En efecto, en 2020, en plena pandemia, llamó la atención un brote importante de dengue en la capital de La Rioja. Según datos oficiales, La Rioja -una provincia donde hasta hace un tiempo no existía la enfermedad- notificó la misma cantidad de casos de que Misiones: cerca de 10.000.
Claro que el fenómeno no se limita a Argentina. El dengue se viene diseminando rápidamente en el mundo debido a diversos factores; entre ellos el cambio climático, la urbanización, el crecimiento de la población en las áreas endémicas, la pobreza y los viajes. En los últimos 50 años su incidencia aumentó 30 veces afectando a nuevas regiones y constituyendo hoy una amenaza para la mitad de la población mundial.
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