El brutal asesinato de María Irma Mendoza, una abuela de 72 años, generó durante las últimas horas enorme conmoción y espanto. La víctima era una vecina del barrio San Carlos, en la ciudad de La PLata, y su trágico desenlace, ha dejado un gran dolor en sus seres queridos.
Por el homicidio quedó detenido su nieto, un adolescente de 16 años que vivía junto a ella. El joven sostuvo en un principio que delincuentes habían ingresado al domicilio con intenciones de robar, pero luego se descubrió que el asesino había sido él, causando de esta forma estupor entre los testigos.
Según indicaron fuentes policiales, el dramático hecho ocurrió en una casa ubicada en la zona 141 y 523 bis. Ahí la mujer fue encontrada sin vida debajo de un colchón por su propia familia, luego de que su nieto -como se mencionó- saliera corriendo de la casa asegurando que ambos habían sido víctimas de un violento robo.
Además de correr, los investigadores pudieron corroborar que el adolescente, identificado como M.M, también se tomó el trabajo de enviar un mensaje de WhatsApp al grupo familiar avisando que “ladrones habían ingresado a robar”.
En el mensaje a los familiares, M.M aseguró que su propia abuela le había dicho que tras el robo se llevara su celular, fuera a la casa de sus tíos que vivían a pocas cuadras y diera aviso al resto de la familia. Así, efectivos de la DDI de La Plata arribaron a la supuesta escena de robo.
Una vez allí, se dirigieron a la habitación de María, donde observaron todo desordenado. Luego, el horror: la mujer estaba oculta debajo de la cama con golpes en la cabeza y sangre a su alrededor, ya muerta.
El crimen, que en un primer momento había trascendido como un posible hecho de inseguridad, finalmente dio un vuelco de 180° luego de que los peritos de la Policía Científica realizaran los primeros análisis tanto del cuerpo, como de la escena hallada en la casa.
La huella de la zapatilla
Según confiaron fuentes del caso, los datos recabados en el lugar echaron por tierra la versión que había dado el acusado, y comenzaron a sembrar dudas sobre su testimonio.
Cuando la Policía Científica comenzó a peritar el lugar, notaron una huella de zapatilla en una de las manchas de sangre en la habitación.
En ese momento, el menor se convirtió en sospechoso, ya que luego analizaron su calzado y observaron que también tenía restos de sangre. Tras el hallazgo, los detectives tomaron testimonios de los vecinos de la zona y ninguno refirió haber escuchado gritos ni ver movimientos extraños en el horario que M.M había marcado como la hora del supuesto robo en la casa.
De esta forma los forenses marcaron que Mendoza falleció cerca de la medianoche del viernes, horario que contradecía la versión del menor que mientras las pruebas crecían, su figura como el principal sospechoso se hacía evidente.
Una de las hipótesis apunta a que el muchacho le habría reclamado dinero y, ante la negativa, discutieron y la terminó matando a golpes. Así, los investigadores descartaron la versión del robo y el menor fue aprehendido por el delito de homicidio agravado. El implicado quedó a cargo de la UFI N°4 de responsabilidad juvenil de La Plata.
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