La Delegación Regional del Tráfico de Drogas ilícitas de Dolores, con sede en la localidad balnearia de Mar del Tuyú, y las casas de tres policías, entre ellos la del jefe de operaciones de la zona, fueron allanadas en el marco de una investigación por el “armado” de causas de droga y extorsión, informaron fuentes judiciales.
Los procedimientos fueron realizados por orden de la fiscal Verónica Zamboni de Villa Gesell, que investiga una causa iniciada en 2019 por “extorsión, incumplimiento de los deberes de funcionario público y falsedad ideológica”.
Fuentes judiciales vinculadas con el caso informaron que los allanamientos se concretaron en la Delegación Regional del Tráfico de Drogas ilícitas de Dolores, con sede en Mar del Tuyú, y en tres domicilios de efectivos policiales de esa delegación, uno de ellos del jefe de operaciones de toda la zona.
Allí, secuestraron dispositivos celulares, marihuana, cuatro armas de fuego que tenían los imputados sin autorización legal y sus armas reglamentarias. Si bien hasta el momento no hubo detenidos, se formó una nueva causa por la “tenencia ilegal de armas de fuego”.
Los procedimientos se hicieron con la colaboración de la Auditoría General de Asuntos Internos del ministerio de Seguridad con presencia judicial en todos los objetivos.
Negocio de policías
Según las fuentes, la fiscal Zamboni investiga desde el año pasado el “armado” de causas de droga, la complicidad con la venta de estupefacientes y la extorsión a vendedores para que entreguen dinero al jefe de la Delegación. Se trata de una oficina de especial gravitación en la política de seguridad en la Costa.
Drogas Ilícitas de Dolores tiene competencia en los 15 partidos de ese Departamento Judicial y en los lugares turísticos de La Costa, Pinamar, Villa Gesell, entre otros puntos.
Los policías quedaron bajo la lupa de la misma fiscal que investiga el asesinato de Fernando Báez Sosa, en la puerta de un boliche de Villa Gesell, en enero de este año. Están señalados por el presunto pedido de dinero a dealers para dejarlos operar.
La coima, según la sospecha, podía transformarse en una extorsión: si no aportaban, les armaban causas falsas por narcotráfico. A la vez, la hipótesis incluye la posibilidad de que fueran “socios” de los narcos en la venta de estupefacientes.
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