Una tasa de repitencia aceptable en primaria sería de un 3 por ciento. “Hoy estamos en niveles altísimos y tenemos que bajarlos”, admite Agustina Blanco, directora de evaluación y planeamiento en la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires que días atrás presentó el informe “El estado de la escuela 2019”.
En ese estudio, se ratifica la (casi) universalización de la enseñanza obligatoria. Sin embargo, no todos llegan al final del camino.
Los indicadores provinciales muestran que para el período 2017/2018 más de cinco de cada cien chicos de primarias estatales había recursado, mientras que en el sistema privado no llegaban a uno de cada cien. Lejos del “aceptable” 3 por ciento, esa brecha, que pegó un salto en 2016, es la peor en casi una década (Ver gráfico).
También, los promovidos en primaria, que entre 2013 y 2014 habían llegado a un pico de 97,86 por ciento, eran menos que hace ocho años, con una mejor proporción en el sector privado (Ver gráfico)
En sentido inverso, el abandono era mayor en las primarias privadas, donde entre 2017 y 2018 se registró una tasa del 2,14 por ciento (el más alto en ocho años), frente a la baja o nula deserción del sector estatal.
¿Y en las secundarias bonaerenses? Aquí, los niveles de desempeño son todavía más bajos que en primaria, con una brecha mayor entre los establecimientos de una y otra gestión: en ocho años, la tasa de repitencia en el sector estatal pasó del 13,32 al 14,23 por ciento, contra el 4,16 por ciento del nivel medio privado.
En tanto que en el mismo período los niveles de abandono mostraron mejoras: en las escuelas públicas cayó más de la mitad, al bajar del 10,71 al 4,79 por ciento, mientras que en las privadas varió del 5,06 al 3,41.
También, las tasas de promoción en el sector estatal mostraron una sostenida línea ascendente en los últimos ocho años: del 74,14 por ciento pasaron al 79,15, por debajo aún del 91,79 de promovidos que registra la educación media privada.
“Hay datos que duelen -retoma Blanco-, pero por otro lado vemos una reducción del abandono. Es decir, los alumnos repiten pero se quedan en las escuelas, lo que se traduce en menos chicos en las calles”.
Para el director del Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades, Martín Legarralde, esta tendencia de las escuelas estatales a recibir y retener a los alumnos que verían impedida su continuidad en el sector privado debería llevarnos “a volver debatir y recuperar las investigaciones sobre la repitencia: ¿En qué medida para los alumnos que repiten, volver a pasar por las mismas situaciones de aprendizaje le garantizaría una mejor experiencia educativa? ¿En qué medida esta repetición le permitiría, ahora sí, aprender lo que no aprendió en la ocasión anterior?”.
La directora de evaluación y planeamiento educativo de la Provincia aclara: “Estamos en contra de la repitencia, no funciona, los chicos no deben volver a dar todo un año”, aunque explica que “tiene que ver con que se ha puesto la prioridad en mejorar las prácticas del lenguaje”.
Los resultados de las pruebas Aprender 2017 mostraron que dos de cada tres estudiantes del último año de estudio del nivel secundario lograron resultados satisfactorios o avanzados en Lengua, pero solo uno de cada tres alcanzó el mayor desempeño en Matemática.
Entre los alumnos del último año de primaria, las evaluaciones Aprender 2018 reflejaron que más de la mitad de los alumnos evaluados obtuvo un desempeño satisfactorio o avanzado en Matemática; en Lengua, tres de cada cuatro estudiantes alcanzaron los mismos niveles de logro. En ambos años, los estudiantes del sector de gestión privada (y más aún, los de nivel socio económico alto) lograron mejores desempeños que los del sector estatal, especialmente en Lengua.
Blanco advierte: “Sin que la repitencia sea deseable ni una decisión consciente, las estrategias pedagógicas apuntan a la alfabetización de los chicos. No da igual que egresen de la primaria con un bajo nivel, ni que pasen a la secundaria para después abandonar en 2º año. No quiere decir que la repitencia ayude, pero quizá se paga ese costo”.
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