La gobernadora Vidal, durante un encuentro con mujeres líderes del sector público.
LA REACCIÓN DE LA GOBERNADORA A LA FÓRMULA KICILLOF-MAGARIO

Vidal piensa que volverá a competir en las urnas contra el “kirchnerismo duro”

No se sorprendió por el anuncio del PJ kirchnerista. Arma una estrategia entre la gestión y la polarización. Rumores de una colectora.

“No me sorprendió”. Eso fue lo primero que dijo ayer la gobernadora María Eugenia Vidal cuando le pidieron una impresión sobre la fórmula Axel Kicillof–Verónica Magario, confirmada el martes por el PJ kirchnerista. La mandataria bonaerense agregó: “Me parece que expresan a la fórmula nacional” integrada por Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
La definición Vidal, pronunciada ante sus colaboradores en las oficinas que el Gobierno bonaerense tiene en el barrio porteño de Retiro, parece una obviedad pero, en rigor, responde al análisis político que se hace en su entorno: tanto la fórmula nacional como la bonaerense de la principal fuerza opositora expresan al “kirchnerismo duro”.
Si para la Gobernadora y sus principales funcionarios, la designación de Alberto Fernández como precandidato presidencial no fue interpretada como una señal de moderación de Cristina, mucho menos lo es la confirmación de Kicillof y Magario para competir en la Provincia. “Alberto fue fundador del kirchnerismo”, recordó a un ministro de Vidal.
La misma lógica siguió el ministro en el caso de Kicillof: no sólo refrescó su pasado como ministro de Economía de Cristina sino su cercanía a la agrupación La Cámpora. Vidal tenía resuelto como estrategia avanzar en la polarización con Cristina. La ex presidenta no se terminó de bajar de la carrera y Kicillof fue empujado a la Provincia por la jefa del Instituto Patria. La conclusión para el oficialismo es que, pese a cambios de roles y de nombres, nada ha cambiado. De todos modos, en el vidalismo tienen claro que Kicillof no tiene la imagen negativa que en 2015 perjudicó a Aníbal Fernández y benefició a la Gobernadora.
“La decisión es del Presidente. Él es un buen dirigente. Los que piden que desista nunca participaron en una campaña. Yo lo veo decidido a ser candidato, pero si él piensa que su candidatura no es buena no tendrá problema en desistir.

Vidal está convencida de que habrá un escenario de polarización extrema con los K.

Es realista”, señaló Jaime Durán Barba. El asesor estrella del macrismo, se refirió así por primera vez a un tema espinoso que cruza a la dirigencia de Cambiemos y que remite a la posibilidad de que Macri no sea candidato. “Cristina (Kirchner) asusta y Macri decepcionó. Creo que a la hora de votar el miedo será mayor que la decepción”, opinó en una entrevista con O Globo de Brasil al expresar su confianza en un triunfo del Presidente.
De hecho, Kicillof no aparece vinculado a los casos de corrupción que surcaron al kirchnerismo y además, por su formación, se sentirá naturalmente cómodo haciendo campaña en base a la situación económica, algo que jugaría en contra de Vidal. Tal vez por eso, en la Gobernación podrían enfocar los cañones contra la gestión de Magario en La Matanza.
En esa confrontación, Vidal se enfocará en reivindicar su propia gestión: este mismo jueves aparecerá en un acto en la Gobernación para anunciar “la baja de la mortalidad infantil más importante de la historia” de la Provincia. Más adelante, la mandataria utilizará la misma modalidad para celebrar “mejoras en educación y seguridad”.
La Gobernadora dirá incluso que las estadísticas muestran una “tendencia favorable” en distintas áreas de su gestión, pese al contexto de aumento de la pobreza y a la crisis económica que golpea sobre todo en el Conurbano bonaerense. En esa región de la Provincia, justamente, es donde más influencia electoral y política tiene el peronismo kirchnerista.
A tal punto, que en un distrito del primer cordón del Conurbano –donde suele registrarse una ascendencia de la ciudad de Buenos Aires- se midió la “tira completa” de candidatos a presidente, gobernador e intendente y dio que el kirchnerismo está “un punto y medio” encima de la boleta que encabezaría el presidente Mauricio Macri, con Vidal de gobernadora.
Así lo reconoció ayer un funcionario de Vidal consultado por este diario. La ventaja de las fórmulas kirchneristas se iría acrecentando en los distritos del segundo y tercer cordón del Conurbano, mientras que el oficialismo descontaría votos en ciudades importantes de la Provincia como La Plata, Bahía Blanca, Tandil y Mar del Plata, se especula en la Gobernación.
Con todo, en el entorno de Vidal analizan que otra vez, como en 2015, habrá un escenario de polarización entre el kirchnerismo y Cambiemos. La fórmula Kicillof–Magario no hizo más que acentuar esa convicción.
En el escenario oficialista comienzan, en esa sintonía, a emerger definiciones. La primera, a partir de que parece sepultado del plan V por el cual Vidal reemplazaría a Mauricio Macri como candidato presidencial, que el compañero de Fórmula de la mandataria será el radical Daniel Salvador.
Ese binomio parece fuertemente consolidado. “Aún cuando el compañero de fórmula de Mauricio sea un radical”, reafirman en la Gobernación.
Otra candidatura que parece tomar forma es la de Cristian Ritondo como primer diputado nacional por la Provincia. El ministro de Seguridad era uno de los nombres alternativos para el caso de que Vidal pegara el salto a la pelea nacional y el oficialismo tuviera que buscar un nombre para reemplazarla.

La alquimia “Y”
Hay otra cuestión en danza que por estas horas se habla, y mucho, en el equipo de Vidal: la forma de robustecer sus chances de reelección con alguna alquimia electoral. Algunos funcionarios están trabajando en la conformación de una “colectora”, pero esa aspiración no parece de fácil resolución. La idea es que Vidal pueda ser candidata tanto de Cambiemos como de Alternativa Federal, de forma de sumar votos por varias canastas.
Una fórmula similar le permitió a Gerardo Morales consagrarse en Jujuy. Hace varios años, el que llegó a la gobernación con los votos del PJ y del cavallismo fue Carlos Ruckauf.
Por ahora parece difícil. Primero, habría que convencer a Macri. Luego, tejer un acuerdo con Sergio Massa. Y finalmente, derogar un decreto que el propio Macri firmó hace algunas semanas que prohibió las colectoras.