Con un presidente recién asumido en el marco de un acuerdo interno -el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray-, el PJ bonaerense asiste sin certezas a la inminencia de una definición política que marcará su suerte electoral: el posible adelantamiento de las elecciones provinciales para despegarlas de los comicios por los cargos nacionales. Ese parece ser por estos días el principal tema de debate interno en el gobierno de María Eugenia Vidal, donde analizan la normativa vigente y el nivel de dificultad que podría tener la decisión.
En el justicialismo son refractarios a la idea de elegir gobernador, legisladores provinciales e intendentes meses antes de los comicios para presidente. Así lo han establecido oficialmente sus principales dirigentes, que a la sazón son los jefes comunales con armado territorial en el Conurbano.
Ese rechazo se basa en los números: el gobierno nacional de Cambiemos, y Mauricio Macri en particular, registran fuertes niveles de rechazo en las encuestas. Costos de una crisis económica de antología. La contracara parece ser la figura de Cristina Kirchner, que en la zona más densamente poblada de la Provincia y la que tiene más necesidades –justamente el Gran Buenos Aires- conserva respetables niveles de intención de voto para la presidencia que la convierten en la candidata más competitiva del peronismo. Al menos por ahora.
En verdad, los números también rigen la lógica de aquellos oficialistas que quieren el desdoblamiento: si bien Vidal ha caído en la ponderación social, mide mejor que Macri en la Provincia que administra. El Presidente produciría un “efecto ancla” que dificultaría el triunfo de la mandataria. Sin Macri, dice ese razonamiento, para Cambiemos es más fácil ganar Buenos Aires. Se aclara: lo mismo piensan los peronistas y por eso defienden la tesis de votar todo junto en octubre del año próximo; y también por eso peregrinan hacia el Instituto Patria, erigiendo a Cristina prácticamente como la jefa de campaña de la oposición.
Para el PJ, que Vidal desdoble la elección implica salir a buscar un candidato a gobernador.
Para el PJ, que Vidal desdoble la elección implica salir a buscar un candidato a gobernador. Más de un intendente se animaría a esa postulación si tuviera al tope de la lista sábana el nombre de Cristina a la Presidencia. Pero otro parece ser el cantar si en la cabeza de la lista está la gobernadora porque su cargo es el mayor que se pone en juego. La sensación de la mayoría es que, en ese caso, sería más seguro conservar el terruño político de cada uno buscando sus propias reelecciones. Que, por cierto, serían las últimas desde la reforma legal que estipuló sólo dos mandatos para los jefes comunales.
Los intendentes saben, pues, que en el caso de un desdoblamiento muy probablemente al candidato a gobernador lo va a terminar poniendo la ex presidenta. Y que, casi con seguridad, será de su grupo más cercano porque ella sería la que ayudaría a instalarlo.
Este diario ya contó que Cristina quiere que el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, se postule en la Provincia. También se anotó el senador Sergio Berni, ex hombre fuerte de Seguridad en su gobierno. Fuentes del PJ aseguran que ella incluso mandó a medir a su ex ministro de Transportes, Florencio Randazzo, rival del kirchnerismo en el comicio legislativo del año pasado. Se buscaría un nombre fuerte para enfrentar a Vidal, aún cuando haya que olvidar viejas rencillas.
Dicen quienes la frecuentan que la Provincia es la gran obsesión de Cristina, de cara a 2019. Asegura que el peronismo debe ganarle a Macri la pelea presidencial en el distrito por un margen holgado para asegurarse el triunfo nacional, aún por una diferencia acotada. Por eso concibe una campaña hiper nacionalizada, con eje temático en la cuestión económica, y rechaza la “provincialización” que supone el adelantamiento de la fecha para la elección de gobernador e intendentes.
Eso escucharon los alcaldes que la visitaron en las últimas horas, como Juan Zabaleta (Hurlingham), Gabriel Katopodis (San Martín), Alberto Descalzo (Ituzaingo) o el propio Gray, que fue a buscar su aval antes de jurar como titular partidario en un local sindical de la Capital Federal. Es histórica la pereza de los justicialistas bonaerenses por viajar a La Plata, que es donde deberían suceder las cosas relacionadas con lo provincial. En rigor, es un mal que también afecta a Cambiemos: los actuales funcionarios –de Vidal para abajo- casi no gobiernan desde la capital de la Provincia sino a 60 kilómetros.
El vidalismo deja trascender que decidirá qué estrategia seguir en marzo próximo. La verdad es que sería antes, en plena temporada de verano. Hay agendada una reunión para mediados de enero que sería definitoria. La única certeza es que Vidal no tomará ninguna decisión si no es en acuerdo con la Casa Rosada, que hasta ahora viene resistiendo el desdoblamiento por temor a desguarnecer al Presidente en octubre. Lo contrario, una movida unilateral, sería una ruptura con Macri, el único escenario que todas las fuentes coinciden en definir como absolutamente improbable.
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