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TRASTIENDA POLÍTICA

Presupuesto, diciembre sin sobresaltos y futuro electoral, marcan la agenda de Vidal

El raid mediático del último fin de semana de la gobernadora María Eugenia Vidal buscó un solo objetivo: convertir el rumor que se había instalado respecto a que se analiza la idea de adelantar las elecciones en la Provincia, en una información oficial. “Están abiertas todas las opciones sobre el calendario electoral”, dijo la mandataria en varios reportajes que concedió.
El discurso oficial del vidalismo recalca que todavía no es el momento de tomar una determinación al respecto. Es, en efecto, lo que realmente pensaría la mesa chica de la gobernadora.
Para ese espacio, un primer ítem prioritario es lograr la aprobación del antipático presupuesto bonaerense del año próximo, algo que podría lograrse, tal vez, la semana que viene. No es casual que se trabaje a destajo para ello: en la Legislatura provincial prefieren que si hay que votar una ley de ajuste y un mayor endeudamiento, sea cuando la atención mediática nacional esté puesta en los ecos de la reunión del G-20, que se realizará en la Capital Federal con la presencia de los principales líderes mundiales.
Pero la verdadera prioridad para el gobierno provincial es pasar sin sobresaltos serios el sensible mes de diciembre, que desde hace meses está marcado con color rojo en el almanaque del oficialismo.

La verdadera prioridad para el gobierno provincial es pasar sin sobresaltos serios el sensible mes de diciembre.

Para el mundillo político, no sólo para Cambiemos, el último mes del año será una suerte de factor ordenador de buena parte de la política de 2019. En el macrismo sólo se trabaja para que no haya disturbios de fin de año en Buenos Aires, desde la creencia de que un escenario caótico en las Fiestas puede signar una gran parte de la suerte electoral del presidente Mauricio Macri y, claro, de la propia Vidal.
A eso apunta la gobernadora con el bono de 7 mil pesos para todos los empleados estatales, el plus de 3.500 pesos para los jubilados provinciales, las miles de canastas navideñas que se van a repartir y el refuerzo de las partidas para ayuda social en general, entre otras medidas adoptadas. En ese sentido, Vidal pulsea contra el bajón económico general que se nota mucho en el Conurbano, con caída de fuentes de trabajo, pero también contra sectores políticos radicalizados que fogonean un esquema de agitación social en las barriadas más humildes.
Lo dicho: el vidalismo repite como un mantra que recién en marzo se tomará una decisión sobre el desdoblamiento electoral. No parece algo posible, si es verdad que la idea imperante sería realizar la elección provincial en junio. Con las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias aún vigentes, ese test debería realizarse en abril. Y convocarse en febrero, para manejar tiempos razonables. En todo caso, pues, la eventual decisión debería tomarse en enero.
Al menos hasta ayer, en la Junta Electoral de la Provincia no habían recibido ningún llamado del gobierno. Ni siquiera para tantear opciones. Sería todo un desafío para ese organismo, que no suele cargar con toda la responsabilidad de organizar comicios generales sino que para eso trabaja de la mano de la Cámara Nacional Electoral cada vez que hay elecciones.
 


Es función de la Junta -un órgano permanente integrado por los presidentes de la Suprema Corte de Justicia, del Tribunal de Cuentas y de tres Cámaras de Apelación- encargase del escrutinio, entre otras tareas específicas. Se recuerda que, al menos en la historia reciente, Buenos Aires nunca ha desdoblado las elecciones sino que los bonaerenses eligen el mismo día a su gobernador y al presidente.
Según fuentes de la Junta lo ideal sería trabajar con más tiempo, poder hacer simulacros y lograr un nivel de perfección como se ha logrado con las votaciones del padrón de extranjeros en la Provincia, cuyo armado sí es responsabilidad exclusiva de ese organismo en cada elección que se realiza.
Por supuesto que nada es imposible si la decisión política se toma en lo más alto del poder pero, como mínimo, no sería lo más prolijo.
La tesis de los que quieren el adelantamiento es que, aún con la crisis económica sin resolverse, Vidal tendría altas chances de lograr la reelección porque: a) no llevaría a un alicaído Macri en la misma boleta; b) el peronismo en sus varias vertientes no tiene instalado aún a un postulante que le haga sombra.
Justamente por el punto b), en ciertos ámbitos justicialistas no descartan que el PJ logre una unidad provincial provisoria para darle batalla a la gobernadora, más allá que a nivel nacional sigan las diferencias entre kirchneristas, massistas y peronistas federales varios y que luego, en octubre, terminen presentándose por separado. Especulaciones.
En medio del mar de versiones, sólo asoma una certeza: si Vidal decide desdoblar la elección provincial de la nacional, debería ser en acuerdo con Macri como una conclusión de que es lo más atinado para el proyecto Cambiemos en general. Caso contrario, si la decisión fuese algo unilateral de la Provincia, eso significaría la ruptura entre la Casa Rosada y la gobernadora. Algo que, hoy por hoy, suena a imposible.

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