El 97% del presupuesto de las escuelas públicas bonaerenses se asigna a salarios de los trabajadores del sector, un 2% va a la compra de insumos y un 1% es para infraestructura escolar. Así lo señala un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).
Una explosión originada en un escape de gas en una escuela estatal del partido de Moreno, en la provincia de Buenos Aires, se cobró la vida de dos trabajadores educativos.
Los docentes de la escuela sostienen que la autoridad a cargo del establecimiento (la vicedirectora) había denunciado ante el Consejo Escolar distrital la anomalía por el fuerte olor a gas.
Estos datos muestran que casi la totalidad de los recursos de las escuelas estatales se destina al pago de salarios.
Mientras esperaban la solución sucedió la tragedia en la que murieron la vicedirectora Sandra Calamano, de 48 años, y el auxiliar docente Rubén Rodríguez, de 45.
Según Idesa, la provincia de Buenos Aires asignó a educación inicial, primaria y secundaria de las escuelas del Estado, un presupuesto de $143 mil millones para el 2018. Esto implica el 1,2% del Producto Bruto Interno (PBI) nacional, o sea, una magnitud más que importante a nivel país. En términos de la matrícula que debe atender –que son 2,5 millones de niños y jóvenes que concurren a escuelas estatales de la Provincia– equivale a unos 5.000 pesos por alumno por mes. Se trata de una inversión por alumno ni excesiva ni escasa, pero suficiente para evitar condiciones tan precarias y de tan alto riesgo para alumnos y docentes.
Severas deficiencias
¿Qué explica entonces que las escuelas tengan tan severas deficiencias de equipamiento escolar e infraestructura? Para echar luz sobre la pregunta se puede apelar al presupuesto 2018 de la Provincia de Buenos Aires. Ese presupuesto indica que el 97% de los fondos se asigna a salarios de los trabajadores del sector, un 2% va a la compra de insumos y un 1% es para infraestructura escolar.
Estos datos muestran que casi la totalidad de los recursos de las escuelas estatales se destina al pago de salarios.
La contrapartida es una porción mínima de recursos públicos para comprar materiales de enseñanza, equipamiento escolar y mantener las condiciones edilicias en razonables niveles de confort y seguridad.
Pero lo más negativo es que el alto gasto en salarios ni siquiera premia el esfuerzo y el compromiso de los docentes, dice el informe de Idesa.
"Las consecuencias son escuelas sin materiales y en pésimas condiciones edilicias con docentes ausentes o desmotivados", agrega el análisis.
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