Más de la mitad de los niños nacidos durante 2017 en el Hospital Materno Infantil de Mar del Plata estuvieron expuestos al consumo de drogas lícitas e ilícitas, según denunciaron las autoridades de ese centro de salud, donde aseguran atender en forma recurrente tanto embarazadas con adicciones como bebés con síndrome de abstinencia.
“El 60% de los partos del 2017 estuvieron atravesados por problemas con el consumo de drogas ilícitas y lícitas”, aseguró la doctora Karina Conde, directora asociada del Hospital Materno Infantil.
Si bien en la mayoría de los casos se trata de tabaco y alcohol, la médica obstetra reconoció también la incidencia de sustancias ilícitas como la marihuana, la heroína, la cocaína y el paco, entre otros estupefacientes.
“Un 36% de las pacientes que parieron en el 2017 tenían el hábito tabáquico y otro 15% eran fumadoras pasivas dentro de su ámbito familiar, con todos los riesgos que eso implica para el embarazo y el recién nacido”, detalló Conde al explicar que si bien la mitad de las parturientas habían estado expuestas a los efectos tóxicos del tabaco, otro “9% de las pacientes consumieron durante el embarazo alguna droga ilegal”.
Consultada acerca de las consecuencias de este tipo de consumos para el bebé, Conde explicó que mientras que “el tabaquismo, produce bajo peso al nacer, partos prematuros, problemas respiratorios y muerte súbita”, el consumo de cocaína y paco suele generar “trastornos genéticos, mortalidad neonatal y perinatal, convulsiones e hiperexcitabilidad”.
Preguntas sobre adicciones
Frente a esta realidad, la directora del Hospital Materno Infantil de Mar del Plata destacó la importancia de que los profesionales “consulten a las pacientes acerca de si sufren adicciones o se encuentran bajo tratamiento”. Y en caso de que no haya una respuesta, que “se le vuelve a preguntar a las mamás para tener una orientación sobre qué tipo de atenciones podrían llegar a requerir sus bebés al nacer”.
Para Conde, “lo fundamental para no llegar tarde es prevenir antes del embarazo”.
“Esa prevención parte desde el sentido de pertenencia de todas las mujeres o de la mujer en edad fértil a su unidad sanitaria, y de los controles y el seguimiento que puede hacer, donde el diagnóstico, a través del control clínico y ginecológico, se pueda llevar a cabo y, de ese modo, prevenir”.
“Si no, hay que actuar sobre la paciente que no está embaraza para prevenir el consumo en el embarazo”, añadió Conde.
“En un embarazo de medio término se pueden disminuir los riesgos con un abordaje interdisciplinario. No hay otro modo de prevenir”, aseguró.
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