Voces optimistas del oficialismo, que ocupan cargos relevantes, aseguran por estas horas que Cambiemos viene experimentando un crecimiento electoral de último momento que lo pondría en una posición de empate con el Frente Unidad Ciudadana que lidera Cristina Fernández de cara a las Primarias del domingo próximo.
El dato es celebrado en el gobierno provincial porque evidenciaría un saldo positivo del trabajo que se ha cargado al hombro María Eugenia Vidal: pegarse a sus candidatos principales -básicamente Esteban Bullrich y Gladys González- para aumentar el nivel de conocimiento que tienen en el electorado bonaerense.
Por cierto: se acepta a esta altura en Cambiemos que acaso haya sido un error, teniendo en cuenta que la campaña fue corta, presentar candidatos que no eran ampliamente reconocidos por los votantes de la Provincia.
En especial si se tiene en cuenta que el rival a vencer, Cristina, ostenta un nivel de conocimiento del 100 por ciento. El punto a favor de esta estrategia es que los postulantes del oficialismo no tienen ni por asomo los niveles de desaprobación que sí arrastra la ex presidenta.
Habría sido muy importante en esa faena de hacer más conocidos a los candidatos de Vidal la presencia en las boletas de Graciela Ocaña, que encabeza la lista de postulantes a la Cámara de Diputados de la Nación.
Del “Grupo de los Cinco” de la gobernadora es la más reconocida por los votantes. Ese pelotón está integrado, además, por los mencionados Bullrich y González y Guillermo Montenegro y Héctor “Toty” Flores, compañeros de lista de Ocaña.
Un dato al respecto: una encuesta encargada la semana pasada por un sector del oficialismo preguntó sobre intención de voto en la Octava Sección Electoral. Es decir, La Plata.
Opciones: a) “Cristina Kirchner por Unidad Ciudadana”; b) “Esteban Bullrich/Graciela Ocaña por Cambiemos”; c) “Sergio Massa/Margarita Stolbizer por 1País”; d) “Florencio Randazzo por el PJ”. Respuesta: empate en 31,9 % entre CFK y Cambiemos.
El sondeo es de Aresco, una empresa que hasta ayer nomás era casi cautiva del peronismo. Es claro que Ocaña, que no es candidata a senadora, fue incluida en la pregunta porque era la más conocida del pelotón macrista. Un truquito que se acepta.
Pero otra parte del sondeo refleja la evolución del voto desde marzo pasado. Ese ítem indicaría que Cristina alcanzó un pico de adhesiones de casi 35% y por estas horas estaría bajando. Opinable, como toda encuesta.
Se acepta a esta altura en Cambiemos que acaso haya sido un error, teniendo en cuenta que la campaña fue corta, presentar candidatos que no eran ampliamente reconocidos por los votantes de la Provincia.
En Cambiemos se entusiasman con que esa sea un foto posible de lo que pasará a nivel provincial el domingo, aunque aceptan que la Tercera Sección Electoral (sur del conurbano) sigue siendo una pesadilla para ellos.
Allí Cristina saca ventajas muy grandes en determinados distritos, como La Matanza. Es la zona donde peor está la imagen del presidente Mauricio Macri y por eso mismo no se lo verá en estas horas finales por esos pagos.
Como ya informó este diario, encuestas que dirige Jaime Durán Barba, abocado a la campaña en la Provincia, también mostrarían esa paridad, inferior a un punto porcentual. El ecuatoriano es un obsesivo de los sondeos: suena a mucho pero suele hacer entre mil y dos mil casos diarios, explican fuentes de Cambiemos.
De esos estudios sale que la proyección de indecisos beneficia a Cambiemos. Eso se explica, siempre según las fuentes macristas, porque los votantes de Sergio Massa son los que registrarían mayor nivel de indecisión.
“Los más volátiles”, se detalla. O los menos fidelizados, que es lo mismo. Por estas horas, Vidal -que ha adoptado el rol de candidata principal aunque no lo sea- apunta su discurso justamente a ese universo de indecisos, que son entre un 15 y un 20% dependiendo el sondeo que se consulte. La gobernadora se está quedando ronca de tanto hablar en actos, recorridas y programas de televisión.
Pero además, muy por lo bajo y como un dato inicialmente negativo que puede tornarse positivo, en Cambiemos están empezando a admitir que pueden llegar a beneficiarse con un “voto vergonzante”.
Se trata de una porción de sufragios que no registran las encuestas y que a la postre resultan sorpresivos. Son los consultados que dicen que votarán a la oposición, en cualquiera de sus expresiones, pero al final eligen respaldar al oficialismo.
En su momento le pasó algo de eso a Carlos Menem, cuando fue reelecto en 1995 a pesar del aire nuevo que prometía el extinto Frepaso; y a la propia Cristina, cuando obtuvo el famoso 54% a nivel nacional, un guarismo más alto de lo que vaticinaban los sondeos previos a la elección.
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