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TENDENCIAS POLÍTICA

Rumbo a octubre: cálculos y conjeturas sobre las candidaturas del oficialismo

En el mundo Cambiemos hay sectores que están impacientes. Son los que creen que es conveniente definir los candidatos principales de la provincia de Buenos Aires después del feriado de Semana Santa. Esto es, mediados de abril; tal vez principios de mayo.
Se calcula que para esa fecha ya estaría solucionado el conflicto con los docentes, un factor que impide desplegar la campaña electoral anticipada, y los elegidos tendrían tiempo suficiente para intentar algo que, en rigor, nunca se ha visto en la política provincial: que la buena imagen de un dirigente, en este caso la gobernadora María Eugenia Vidal, se convierta en votos positivos para otro sujeto político, que vendría a ser quien encabece la boleta en la categoría senadores nacionales.
Por cuestiones vinculadas a los tiempos de confección del padrón, en su momento habló de esta fecha posible, la de Semana Santa, la diputada Elisa Carrió, quien aprovecharía ese fin de semana largo para definir con el presidente Mauricio Macri su destino electoral: si es la Provincia, si es la Capital Federal o si es el llano, algo que suena improbable dado el peso que tiene Lilita en la alianza gobernante. “No la imaginamos como a Ernesto Sanz”, desliza una fuente del Gobierno en referencia al silencioso pero influyente papel que cumple el radical en el entorno presidencial.
Crece fuerte el rumor de que, si no es ella, Carrió propondría la figura del fiscal José María Campagnoli, que supo intervenir en varias causas relacionadas con la supuesta corrupción durante el kirchnerismo.
Otro sector del oficialismo, en cambio, prefiere pegarse al viejo axioma de esperar hasta último momento para confirmar los nombres de los candidatos principales. La “dead line” es a mediados de junio, dos meses antes de las Primarias Abiertas de agosto. Si fuera por el oficialismo, ese test debería obviarse: en verdad pocos tienen esperanzas de que para ese momento se perciba en la calle parte de la bonanza económica inminente que se promete desde el macrismo.
Aunque nunca será reconocido en público, entre los que quieren definir todo en junio anida el convencimiento de que las decisiones de Cambiemos dependerán de lo que haga el peronismo, que todavía ni siquiera estipuló si irá a una Primaria para elegir sus candidatos. Una cosa es si triunfa el plan oficial de polarizar con Cristina Kirchner y esta finalmente se postula, y otra diferente sería si el que lleva los colores justicialistas es, por ejemplo, Florencio Randazzo.
Hoy parece improbable, aunque nada es descartable en esta etapa, que se concrete el escenario más soñado por el oficialismo: que el PJ vaya dividido, con una expresión orgánica y otra “por afuera” del sello, y con ambos nombres en la cancha. 
Dentro de las varias conjeturas sobre las candidaturas oficialistas, una certeza aparente es la pérdida de chances de Jorge Macri de encabezar la boleta de senadores. Además de estar enemistado con Carrió, que lo vetó sin pelos en la lengua, el de Vicente López carga un apellido que no cotiza bien en las encuestas que el Gobierno realiza en el populoso Conurbano, en especial en su zona sur. 
Del plantel de ministros nacionales, son Esteban Bullrich (Educación) y Carolina Stanley (Desarrollo Social) los que aparecen como “candidateables”.
En el oficialismo explican que se evaluará el nivel de desgaste en el electorado no cautivo con que termine la imagen de Bullrich luego del desenlace del conflicto docente, toda vez que los gremios lo responsabilizan por la no convocatoria de la paritaria nacional.
A diferencia de Bullrich, Stanley cumple con el doble rol de ser funcionaria del Presidente y “vidalista” desde lo político/personal. Es amiga íntima de la Gobernadora y su marido, Federico Salvai, es el jefe de campaña de Cambiemos en Provincia. Además, contrariamente a lo que pueda pensar un desprevenido, es un personaje que no irrita a las organizaciones sociales, que suelen destacar el buen diálogo que tienen con ella.
El neurólogo Facundo Manes sigue siendo una opción firme para estar en las boletas de Cambiemos. Pero el PRO difícilmente le ceda la candidatura principal. No tanto por él, sino porque se lo vería como un logro del radicalismo. Y los amarillos, que parecen disfrutar de esa relación difícil con sus socios, no están dispuestos a regalarles nada. Muchos creen que Manes podría encabezar la lista de Diputados o secundar a una mujer del macrismo puro en Senadores.
Si de mujeres se trata, la actual directora de Acumar (Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo), Gladys González, sigue sonando fuerte. Fue comentario estas últimas horas la difusión de cifras que muestran una disminución del 40% en los costos portuarios desde que salió de escena de ese negocio el sindicalista Omar “Caballo” Suárez, detenido hace varios meses y acusado de extorsionar a empresarios del sector. En el PRO imaginan a González como la beneficiaria directa de esa cruzada purificadora porque fue interventora del SOMU (Sindicato de Obreros Marítimos Unidos), el gremio que manejaba el Caballo y que ostentaba el control absoluto de la carga portuaria. Prácticamente una reedición, en la política vernácula, de “La Bella y la Bestia”, que en ciertos laboratorios del Gobierno estiman como “muy redituable” en términos electorales.

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